Coinciden en la es urgencia de modificar el régimen de Pemex para no ahogarlo
Critica CEESP que se supediten planes de desarrollo al aval de la reforma fiscal
La Cámara Americana de Comercio sugirió que en vez de aplicarse la CETU, que según ella ocasionará una doble tributación, se aumenten los gravámenes al consumo
La intención del gobierno federal de atar la factibilidad del Programa Nacional de Infraestructura a la reforma fiscal carece de mucho sustento, consideró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), pues de acuerdo con las metas gubernamentales se piensa recaudar poco menos de 2 puntos adicionales del producto interno bruto (PIB), recursos que serán insuficientes.
En su análisis económico ejecutivo plantea que el Programa Nacional de Infraestructura presentado por el gobierno federal la semana pasada abre una gran oportunidad para que el país atraiga un flujo interesante de recursos de inversión, dirigidos a programas específicos.
Las metas planteadas aunque parecen ambiciosas pueden ser alcanzadas, pero faltó haber informado, al mismo tiempo, una parte del Programa de Desarrollo Industrial con los proyectos que el gobierno piensa impulsar en materia de parques industriales.
Esa media hubiera sido un perfecto complemento para enviar señales de visión global en uno de los aspectos en los que en los años recientes se ha hecho un papel absolutamente gris.
Adicionalmente, expusieron los expertos del CEESP, se tiene la presión de modificar el régimen fiscal de Pemex, para darle más recursos e invertir. Se espera que a los legisladores no se les olvide el compromiso de blindar las finanzas públicas de los vaivenes en el precio internacional del petróleo.
En este sentido, agregaron, la propuesta de una tasa de 12 por ciento de la contribución empresarial a tasa única (CETU) y la deducción de cuotas de seguridad social responden a la necesidad de aumentar la recaudación, sin eliminar incentivos al empleo formal.
Segunda reforma
Por su parte, la Cámara Americana de Comercio (AmCham, por sus siglas en inglés) sostuvo que México necesita una segunda reforma fiscal que grave con impuestos directos al consumo para "darle viabilidad a las finanzas públicas".
Simón Díaz, presidente de la AmCham, expresó su preocupación por la posibilidad de que las empresas de capital estadunidense tengan una doble tributación, porque la CETU no es reconocida para su acreditación en Estados Unidos.
Los expertos de esa agrupación empresarial analizaron la reforma hacendaria y recomendaron reducir la tasa de la CETU de 19 a 12 por ciento y que en 2008 sea un año de transición para permitir a las empresas ajustarse al nuevo impuesto.
En un comunicado de prensa, Díaz consideró positivo que haya un mecanismo para evaluar el desempeño del presupuesto basado en metas y objetivos para hacer más eficiente y transparente el gasto, además de otorgar más facultades y obligaciones a los estados en materia de recaudación y homologar la contabilidad.
Otro efecto negativo de la CETU, señaló Díaz, es el hecho de que los salarios no sean deducibles para las empresas, porque ello afecta seriamente sus costos y reduce sus márgenes de operación.