La española presenta aquí La sangre de los inocentes
Fanatismo, el gran desafío de este siglo: Julia Navarro
Frente a este mal, producto de la intolerancia, debemos anteponer la democracia y el respeto a los otros, advierte
Ampliar la imagen “No me canso de repetir que la guerra es un negocio en el que la gente gana muchísimo dinero”, aseguró la autora en la entrevista con este diario Foto: Archivo La Jornada
El fanatismo es el problema más grave que vamos a enfrentar en el siglo XXI, y ante esta intolerancia lo único que puede actuar como especie de vacuna es la democracia y el respeto a las diferencias, advierte la escritora y periodista española Julia Navarro, quien en su nueva novela, La sangre de los inocentes, aborda el tema a lo largo de tres periodos históricos: la Edad Media, la Segunda Guerra Mundial y la actualidad.
Esta es la tercera novela de Julia Navarro, quien ya tenía en su haber varios libros periodísticos y alcanzó el éxito en la ficción con La hermandad de la Sábana Santa, que será llevada al cine. Su segunda novela fue La Biblia de barro. Las tres juntas han vendido casi 2 millones y medio de ejemplares, lo que ha convertido a la autora en uno de los fenómenos literarios de los pasados tres años.
Como sucedió con La hermandad…, cuya idea nació de una nota periodística, La sangre de los inocentes nace de lo que ocurre todos los días y es reproducido en los medios de comunicación: el enfrentamiento entre Oriente y Occidente.
“Mi primera intención es entretener”, dice la escritora en entrevista con La Jornada, quien visita el país, además de que participará a finales de año en la Feria del Libro de Guadalajara. “También busco que mis lectores encuentren elementos para la reflexión. Esta es una novela que trata de un problema tan grave y viejo como el fanatismo, que, creo, va a ser uno de los problemas más graves a los que nos vamos a enfrentar en el siglo XXI”.
A través del tiempo el fanatismo ha cambiado de cara, “pero el trasfondo es el mismo; se viene manifestando de manera diferente a lo largo de los siglos, pero al final es lo mismo: la intolerancia. Querer imponer a otros hombres, a otras personas una manera de pensar, de sentir, y para ello hay gente a la que no le importa utilizar la violencia. Eso ha sido así en el pasado y, desgraciadamente, es así en el presente.
“Por fortuna, añade, no todos los dirigentes políticos han perdido el valor frente a la población. Hay países democráticos en los que no hay una brizna de fanatismo, pero en otros lugares sí que lo hay. Por ello –insiste–, el fanatismo se manifiesta con muchas caras.
“A mí me asustaba cuando escuchaba al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, decir que rezaba antes de sus reuniones de gabinete, y a continuación decidía bombardear Irak.
“Esa es una manifestación de fanatismo, pero hay otras muchas; lo estamos viendo todos los días con atentados, con violencia, con muertes, con distintas formas de intolerancia, pero afortunadamente en el mundo hay muchos líderes políticos que son demócratas y creen en el sistema de libertades y lo defienden”, señala la escritora.
Los beneficios de la guerra
Así, ante esta postura fundamentalista, la alternativa es la democracia, añade Julia Navarro, amante de la lectura y los viajes. La vacuna posible “es educar en valores democráticos, educar en libertad y en el respeto de unos a otros y a las diferencias entre unos y otros. Creo que los seres humanos tenemos más cosas en común que diferencias, sólo que el fanatismo también es utilizado a veces por distintos grupos de poder o de intereses: se azuzan los intereses fanáticos, porque al final del enfrentamiento y de la guerra entre hombres, culturas y países hay gente que sin duda hace un gran negocio.
“No me canso de repetir que la guerra es un negocio en el que la gente gana muchísimo dinero”, asegura.
Con la creación literaria, ejercicio que no separa de la actividad periodística, Julia Navarro busca que sus lectores encuentren elementos de reflexión “y hacer todo lo posible para que no se produzca ese enfrentamiento entre Oriente y Occidente, es decir, para que no ocurra ese choque de civilizaciones. Somos los ciudadanos los que debemos intentar ponérselo difícil a quienes nos quieren llevar a ese fatal enfrentamiento.
“La sangre de los inocentes es una novela que trata de un problema que está ahí, que va a ser el gran problema del siglo XXI, y yo intento dejar una puerta abierta a la esperanza.
“Transcurre en tres tiempos históricos, en tres etapas en las que me parece que es muy significativa la manifestación del fanatismo: la creación de la Inquisición, que se pone en marcha realmente para perseguir a los cátaros; el nazismo que, como señalaba en mi novela anterior, creo que es la página más negra de la humanidad, y en el momento actual, en que el terrorismo tiene una raíz islámica, que es la que estamos viviendo.”