Elina Norandi, investigadora en estudios de género, dictó una conferencia en el CNA
Llama experta a historiar y revalorar el papel de las mujeres en el arte
Recomienda buscarlas “en los espacios a los que el patriarcado no llegaba”
Ampliar la imagen Judith decapitando a Holofernes, ca. 1614-1620, óleo sobre lienzo de Artemisia Gentileschi, artista italiana quien figura entre las mujeres cuyo arte es desconocido por muchos, pero que prueba el quehacer femenino en el ámbito de la creación artística Foto: Archivo
A lo largo de la historia, las mujeres siempre han creado espacios para desarrollar un trabajo artístico en libertad, expresa Elina Norandi. De allí que la investigadora en estudios de género del Centro de Investigación de las Mujeres, de la Universidad de Barcelona, señala la necesidad de identificar esos espacios “al margen, o no abarcados por el patriarcado, historiarlos y darles tanto valor como la historia oficial de héroes de batalla, por ejemplo, que siempre nos han contado”.
Cambiar la mirada sobre la historia
Norandi ofreció en el Centro Nacional de las Artes (CNA) la última de tres conferencias sobre Imágenes y vivencias de mujeres en la historia del arte, cuyo recorrido parte de la época prerrománica de la Edad Media, ya que la primera imagen documentada, hecha por una mujer, corresponde a la monja Ende (975 dC). Al llegar al siglo XX, la especialista en iconografía repara en cómo han mirado el arte las mujeres de varios países.
Ver la obra pictórica hecha por mujeres, desconocidas tal vez para muchos, echa abajo la idea de que éstas no crearon. Allí están la también monja Hildegarda de Bingen (Edad Media); Lavina Fontana y Sofonisba Angussola (XVI); Artemisia Gentileschi, Clara Peeters, Raquel Ruysch y Maria Sibylla Merian (XVII); Elisabeth Vigée Le Brun (XVIII-XIX), Adelaide Labille Guiard (XVIII); Berthe Morisot (XIX), y Mary Cassatt (XIX-XX).
Uno de los lugares menos indicados para encontrar a mujeres artistas es en la historia oficial, porque “allí realmente hay pocas”.
Para Norandi, lo interesante de los estudios de género que comenzaron a desarrollarse desde los años 70, es que intentan cambiar la mirada sobre la historia. Es decir, no recurrir a los archivos oficiales, sino buscar documentos más relacionados con la vida cotidiana, porque “allí sí se empiezan a aparecer muchas mujeres.
“Por ejemplo, tengo compañeras que estudian en los archivos de conventos lo que hacían las monjas de manera diaria, y allí empiezan a aparecer monjas que aunque sus obras no hayan permanecido, hay referencias al trabajo que hacían. También, no se debe valorar solamente a las que han quedado como obras maestras del arte, sino reconocer que había muchísimas monjas dedicadas a cantar, cocinar o realizar trabajos de punto en las labores textiles, de bordado.
“Se trata de buscar en todos estos espacios que siempre han quedado, a los que el patriarcado no llegaba, y en los cuales las mujeres crean opciones de libertad para relacionarse entre sí y para crear juntas. Esa es una de las constantes que aparecen: cómo las mujeres se apoyan entre sí para intervenir creativamente en el mundo.”
Audacia y atrevimiento
Ya en el siglo XX, las artistas en cuya obra repara Norandi, se vuelven cada vez más audaces y atrevidas, desde Tamara de Lempecka hasta Nan Goldin, Ana Carceller y Helena Cabello, Niki de Sainte Phalle, Hanna Wilke y Judith Vizcarra, con sus impactantes imágenes de mujeres que sufrieron una mastectomía.
De acuerdo con Elina Norandi, autora del libro Olga Sacharoff, pintora rusa avecindada en Barcelona, ya ningún historiador destacado elude lo que son los conocimientos de género. Tal vez no lo digan directamente, pero “cuando lees esos libros de historia te das cuenta que los conocen, saben qué está pasando. Hay términos que ya no se usan por considerarlos anacrónicos”.