Sólo 2.5% de los enfermos recibe atención de algún tipo, revela experto de la Ssa
Casi 30 por ciento de los mexicanos padecen algún trastorno mental
Se ignora el efecto sobre el cerebro de padecimientos de la vida moderna, como el estrés
Desde que las enfermedades mentales se atendían con electrochoques y dosis elevadas de insulina ya han pasado varias décadas, y de unas cuantas afecciones que realmente podían controlarse, en la actualidad neurólogos y siquiatras se mantienen a la expectativa ante las posibilidades que plantea la medicina genómica para tener al alcance la cura y la prevención de los padecimientos que afectan al cerebro, incluso algunos de la vida moderna, como el estrés.
Información de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que existen alrededor de 450 millones de enfermos con afecciones en el sistema nervioso central que les provocan depresión, esquizofrenia o epilepsia, entre otros, los cuales si bien no matan a las personas, sí les ocasionan discapacidad que les impide estudiar, trabajar y, en general, incorporarse a la sociedad plenamente.
Luego que en la década de los años 90 se generó la mayor parte del conocimiento sobre la estructura del sistema nervioso central y los mecanismos de acción de los padecimientos biológicos y siquiátricos, en el año 2000 la OMS resaltó la importancia de estas enfermedades y recomendó a los países incrementar los presupuestos destinados a combatirlas.
De las 10 enfermedades más frecuentes y de alto costo entre la población mundial, al menos cuatro son de tipo mental. Estas son la epilepsia, la depresión, el alcoholismo y el trastorno bipolar, explicó Carlos Campillo Serrano, titular de los Servicios de Atención Siquiátrica de la Secretaría de Salud (Ssa).
Campillo aseguró que en México, 28 por ciento de la población tiene algún trastorno mental, alcoholismo, depresión o fobias, entre otras, pero sólo 2.5 por ciento de los pacientes están bajo supervisión de algún especialista.
Presupuesto limitado
Otra recomendación que emitió la OMS hace siete años se refiere a que los gobiernos destinen al menos 10 por ciento del presupuesto de salud a la atención de los problemas mentales. A la fecha, los avances son limitados y en México, por ejemplo, se destina 1.25 por ciento del gasto sanitario a estos padecimientos.
Lo anterior pese a que ya se ha comprobado que las enfermedades de este tipo representan una carga social y económica significativa debido a que una persona con depresión carece de la capacidad para concluir sus estudios, mientras que un enfermo epileptoide, en general, es rechazado de los empleos que solicita.
El estigma que existe alrededor de las enfermedades mentales es uno de los principales obstáculos para los tratamientos clínicos y la reinserción social de las personas afectadas, comentó Campillo.
Todavía más: existen factores que también dañan al cerebro y que aún están pendientes de ser comprendidos a cabalidad, explicó Alfonso Escobar Izquierdo, investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Tanto Campillo Serrano como Escobar Izquierdo forman parte de la Sociedad Mexicana de Neurología y Siquiatría, que este año celebra su 70 aniversario, motivo por el cual en semanas recientes se llevó a cabo el 67 Congreso Internacional Neurociencias y Humanismo.
Desconocimiento de afecciones
Experto en neuropatología, Escobar Izquierdo reconoció que todavía falta mucho por conocer sobre el cerebro y, principalmente, las afecciones vinculadas con la vida moderna como el estrés crónico, que afecta los sistemas químicos del cerebro.
El estrés reduce el nivel de protección frente a otras afecciones y puede darse desde la caída del cabello, la pérdida de pigmentación de la piel, el desarrollo de úlcera péptica, hasta diarreas o estreñimiento.
A causa del estrés también se da la pérdida de memoria inmediata, síntoma que con frecuencia se observa entre los estudiantes que deben presentar algún examen.
Entrevistado en su cubículo del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, Escobar Izquierdo resaltó que los conflictos sociales y las relaciones entre los individuos, también están vinculados con los problemas que se generan en el cerebro. Es el caso de los divorcios, dijo el investigador.
Por lo pronto, la ciencia médica ha logrado descifrar que los males que involucran al sistema nervioso central se originan, en ocasiones, desde la etapa fetal. Existen “conexiones aberrantes” causantes de los trastornos siquiátricos (depresión, esquizofrenia, déficit de atención e hiperactividad) y biológicos (epilepsia, migraña), explicó Escobar Izquierdo.
Las enfermedades mentales formaron parte de los programas prioritarios del gobierno de Vicente Fox, pero no fueron incluidos en los servicios del Seguro Popular, aseguró Carlos Campillo Serrano, titular de los Servicios de Atención Siquiátrica de la Secretaría de Salud (SSa).
Servicios siquiátricos en México
Sólo se incluyó el servicio de consulta externa para la depresión y la esquizofrenia, pero no se garantiza la atención médica integral que ambos padecimientos requieren. Se excluyó, por ejemplo, la atención hospitalaria y los medicamentos, algunos de muy alto costo, dijo el funcionario.
En esta problemática influyeron varios factores, como la falta de infraestructura en los estados. Así, indicó, aunque se hubiera incorporado a la lista de enfermedades cubiertas por el Seguro Popular, los gobiernos estatales no habrían tenido, ni entonces ni ahora, los consultorios y los especialistas necesarios para proporcionar el servicio médico.
A ello se suma que el país todavía tiene pendiente la reorganización de los servicios médicos siquiátricos. La mayor parte del presupuesto se destina al funcionamiento de los hospitales donde apenas se concentra uno por ciento de la demanda.
El funcionario reconoció que la existencia de los nosocomios siquiátricos favorece el estigma y discriminación hacia las personas que sufren algún trastorno mental.
De acuerdo con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los países tendrían que reorganizar sus servicios de salud, a fin de eliminar el estigma y discriminación hacia los enfermos. Lo ideal sería que en cada centro de salud existiera un servicio de atención mental al que pudieran acudir las personas con depresión, fobias e incluso esquizofrenia.
Los hospitales sólo se reservarían para el uno por ciento de los pacientes que no logran resultados satisfactorios con los tratamientos farmacológicos y de terapia, explicó Campillo.