Diálogo en la oscuridad: el mundo sin luz por 60 minutos
Ampliar la imagen Ericka, una de las orientadoras de la exposición, con su perra-guía Lindi
Ampliar la imagen Alejandra conduce a personas normovisuales por una serie de cámaras en penumbra total, acondicionadas con ambientes y circunstancias cotidianos, como un jardín público y un mercado
Poco menos de 60 minutos en la penumbra absoluta. ¿Cómo conducirse en esa realidad tan ajena para quienes vivimos en esta era de la imagen, en que lo visual es incluso objeto de reverencia? Las reacciones son contrastantes: del terror al azoro, de la inseguridad a la algarabía, del chacoteo a la indiferencia, entre otras.
Ese es el umbral que uno debe atreverse a cruzar en la exposición Diálogo en la oscuridad, interesante y conmovedora experiencia en que el visitante es orillado a situaciones límites -en términos sensoriales, emocionales e intelectuales-, a partir de la privación total de la vista y de tener que echar mano de los otros sentidos. La sensación de vulnerabilidad es inevitable.
Montada desde agosto de 2006 en Papalote Museo del Niño, donde permanecerá hasta el próximo 15 de agosto, la muestra tiene como objetivo generar la reflexión y sensibilizar a las personas normovisuales en torno a la vida cotidiana de quienes padecen debilidad visual o ceguera.
Según cifras oficiales, se calcula que son 180 millones de personas en el mundo las que padecen problemas de visión, de las cuales 40 o 45 millones son ciegos.
Cada cinco segundos una persona queda ciega y cada minuto un niño pierde la vista. En México, la cifra de ciudadanos con discapacidad visual supera 467 mil, en su mayoría mujeres.
Los otros sentidos
La dinámica de la exposición está compuesta, a manera de introducción, por una serie de ejercicios en que se someten a prueba el sentido del olfato y la orientación, todo con los ojos tapados.
Llega después el momento más impactante y estremecedor, cuando el visitante es conducido a unas cámaras en penumbra total, las cuales están acondicionadas con diferentes ambientes y circunstancias cotidianos, desde un jardín público o un mercado hasta una calle o un puerto.
No hay más apoyo que un bastón, como el que utilizan los invidentes; el empleo de los otros sentidos -en ese momento uno se da cuenta de que los tiene bastante amodorrados- y la voz de un guía.
Al final del recorrido, sorprende enterarse de que el guía en turno forma parte del grupo de 20 personas con debilidad visual o ceguera, contratadas ex profeso para la muestra, la cual concluye casi 45 minutos después con un taller didáctico, no sin antes haber sostenido un intercambio de inquietudes y emociones con el guía.
El éxito de Diálogo en la oscuridad es incuestionable en todo sentido, según sus organizadores. No obstante que el recorrido se hace por turnos y en grupos de ocho personas, en los 314 días de operación en Papalote Museo del Niño el número de visitantes alcanza 57 mil personas. De ellas, casi 47 mil han sido adultos y el resto niños.
Ante la favorable respuesta, se estudia la posibilidad de montar la muestra en otros espacios del país, según adelantó una representante de Fundación Cultural Televisa, promotora de la misma.