Reporte Económico
Reforma Hacendaria versión 2007 (1)
La Reforma Fiscal -o Hacendaria en su acepción más amplia de captación y asignación de los recursos públicos- ha sido tema recurrente en México desde hace cuando menos una década. Una y otra vez resurge la tal reforma, proliferan las discusiones, los debates, las propuestas y... nada. No hay acuerdos y el tema se estanca.
La razón de tal estancamiento no radica desde luego en que no se sepa que hacer. Todos sabemos que el sistema fiscal del país es ineficiente, insuficiente, complicado, inequitativo y disfuncional, deficiencias para las que existen múltiples propuestas de reorganización y cambios, sólo que éstas no siempre van en el mismo sentido sino que con frecuencia son incluso totalmente antagónicas, pues responden a algo tan crucial como quién se queda con qué de la riqueza nacional.
En el tema fiscal -como en todo el espectro de la política económica- se confrontan básicamente dos posiciones: la del capital que busca mantener privilegios y acrecentar la concentración de la riqueza, y la que pugna por un desarrollo con mayor equidad social. Ambas coinciden en que los recursos públicos son insuficientes, pero difieren en quién debe poner los nuevos recursos; ambas coinciden en que el gasto público debe aumentar pero difieren en cuanto a su asignación.
Ubicación cuantitativa
Según los estudios comparativos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los ingresos tributarios de México, incluyendo las contribuciones a la seguridad social, representaron en 2004 (último año con cifras completas) 19.0% del PIB, la cifra más baja de todos los países miembros de esa organización (Gráfico 1).
La captación tributaria de México está así muy lejos del 35.9% del PIB que promedian los países de la OCDE, y rezagadísima si nos comparamos con los países más avanzados como Noruega que capta 44.0% de su PIB, Bélgica (45.0), Dinamarca (48.8) o Suecia (50.4). Capitalismo puro en todos ellos pero con un claro sentido del desarrollo social y del papel del Estado.
Ante tal rezago, el objetivo primordial de una reforma fiscal en México debería ser cuando menos acercarnos a una captación del 35% del PIB, casi el doble de la actual, a efecto de efectivamente impulsar el crecimiento, la inversión productiva, la educación, la salud, el empleo, el campo, la ecología,... todas áreas inmersas en un mar de carencias cada vez mayores.
Por supuesto que potenciar el desarrollo de México requiere una Reforma Económica mucho más amplia, pero una reforma hacendaria efectiva sería un buen paso en esa dirección.
Ante tal reto (elevar la captación tributaria de 19 a 35% del PIB) la propuesta de reforma que ahora presenta el gobierno para incrementar la recaudación tributaria en ¡¡2.8!! del PIB... para el año 2012 (Gráfico 2) parece un chiste de mal gusto o una burla.
Sin relación alguna con su sonoro título de La Reforma Hacendaria por los que menos tienen. Construyendo juntos un México más justo, la propuesta del gobierno es tan pobre que la captación esperada apenas le serviría para cubrir en los próximos años la avalancha de pagos que se le viene encima, no sólo por la de suyo cuantiosa deuda pública reconocida sino por el vencimiento de los pagarés del fraudulento "rescate bancario" (Fobaproa/Ipab), por los pagos de Pidiregas (deuda contratada vía arrendamiento), y por los enormes compromisos pensionarios derivados de haberse "comido" las reservas (derechohabientes del IMSS e ISSSTE, y sindicatos de organismos, empresas y universidades públicas)... sin contar con la cauda de los pensionados de lujo.
El atraso tributario
Tomando las cifras de la OCDE para 2003 -último año que México presenta el Impuestos Sobre la Renta (ISR) desglosado para personas y empresas- (Gráfico 3), es patente la baja captación que tiene el país en prácticamente todos los principales impuestos:
* Con el ISR sobre el ingreso de las personas, Dinamarca capta 25.6% de su PIB, Suecia 15.8%, Bélgica 14.3%, Canadá 11.7%, Noruega 10.8%, y Estados Unidos 9.0%. En promedio, los países de la OCDE captan 9.4 de su PIB; México 2.9%.
* Con el ISR sobre utilidades de las empresas, Noruega capta 8.1% de su PIB, Canadá 3.5%, Bélgica 3.4%, Japón 3.3%, y España el 3.1%. La capación promedio en la OCDE es 3.4% del PIB; en México es 1.9%.
* Con el Impuesto al Valor Agregado (IVA), Dinamarca capta 9.7% del PIB, Suecia 9.2%, Noruega 8.7%, Polonia 7.4%, y Francia 7.1%. En la OCDE el promedio de captación es 6.7% del PIB; en México es 3.7%.
* En los impuestos específicos sobre productos y servicios es donde México registra una alta captación, la mayor dentro de la OCDE (básicamente por los impuestos petroleros), con un 6.1% del PIB contra el promedio de 4.0% de los países miembros, el 4.8% de Polonia y 5.4% de Dinamarca.
* En el rubro de las contribuciones a la seguridad social, Francia capta 16.4% de su PIB, Suecia 14.7%, Alemania y Bélgica el 14.4%, Polonia 14.1%, Italia 12.7%, y España 12.3%. La captación promedio en la OCDE es de 9.5% del PIB; en México es 3.2%.
Como se ve, el fisco mexicano es una coladera, un baluarte de la evasión y la elusión, de la impunidad y la inequidad; es un sistema sólo eficiente para cobrar a los asalariados y a Pemex. Sanear el SAT (Servicio de Administración Tributaria), renovarlo, darle autonomía operativa y hacer que por lo pronto cobre bien los impuestos existentes es tarea prioritaria, ajustando la legislación y tal vez realizado algunos cambios que analizaremos más adelante. Esta se antoja como la ruta más adecuada en lo inmediato; no así la creación de un impuesto adicional (el CETU) de suyo redundante y sin mayor impacto (1.8% del PIB), y dejando además todo el resto como está.
La actual propuesta oficial, ya lo dijo Shakespeare, es por lo pronto Much ado about nothing... Mucho ruido y pocas nueces.
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