Usted está aquí: sábado 14 de julio de 2007 Opinión La banalidad de la chicanería política

Gustavo Gordillo

La banalidad de la chicanería política

Politica como mercado. El nuevo lenguaje -newspeak- "democrático" propone lo que resume toda su sabiduría: así es la política. A eso le llaman pragmatismo. La visión dominante define la política a través de una metáfora: la política es un mercado político en el cual se intercambian ofertas electorales ante demandas ciudadanas. Los partidos políticos se comportan como empresas que buscan maximizar sus ganancias. En vez de programas coherentes e integrados presentan ofertas -a la manera de listas de supermercado- que buscan captar consumidores que no ciudadanos. Se vende como si fuera un producto, la política, para lo cual se acude a dos instrumentos mercadotécnicos: la publicidad electrónica y las encuestas. Las empresas que proporcionan ambos servicios construyen la visión dominante para justificar su cinismo conservador, garantizando que "a la gente se le dé lo que quiere". En contra de los intereses de este mercado monopólico está la participación amplia y razonada de las ciudadanos. Las izquierdas deben comenzar por liberarse de ese newspeak, confrontando la política como mercado con la política de convicciones como conjunto de valores. Los llamados pragmáticos pretenden descalificar esta posición llamándola idealista, o propia de una ONG. Pero resulta que los pragmáticos son unos ineptos en la política y los idealistas construyen organizaciones, asociaciones, partidos y, sobre todo, prestigio político.

Objetivos e instrumentos. Hace 20 años la discusión central al interior de las izquierdas era sobre los medios para alcanzar el poder queriendo con ello poner a discusión si la lucha armada -"en determinadas condiciones"- era considerada un medio legítimo en la izquierda. Se decía que importaban los objetivos no los instrumentos. Hoy las izquierdas deben preguntarse si todos los medios legales para acceder al poder son igualmente legítimos. Otra vez se dice que los instrumentos no importan, sino los objetivos. Como si medios y objetivos no formaran parte de una visión integral. Pero algo tiene que marcar la diferencia entre las izquierdas y las derechas. Si un agrupamiento de izquierda para dizque construir su partido en una entidad federativa hace todo un ejercicio de camaleonismo, aliándose con lo peor del antiguo régimen, ¿qué queda de esa izquierda?

Coopelas o cuelo. El problema central que marca el escenario nacional es la ausencia de incentivos para que los actores políticos cooperen. Por el contrario se despliegan mecanismos perversos que favorecen acciones de gorrear (free-riding) y conductas oportunistas. Para cooperar hay un requisito previo sine qua non: que exista un clima de confianza. Exactamente lo contrario de lo que hay. Gracias a las enormes desconfianzas se creó un sistema electoral complejo y costoso para garantizar confianza en la limpieza electoral que hoy por cierto está severamente dañada. La ausencia de un mínimo de confianza -y añadiría de lógica política- hace que unos abogados diestros en la chicanería política pongan a temblar al gobierno de Calderón con el más inverosímil de los cuentos chinos. En cambio lo que sí requiere atención se soslaya -de dónde proviene el dinero hallado en la cass de las Lomas, los cargamentos que se introdujeron son realmente de precursores y entonces qué papel jugó la Dirección de Aduanas y el área de Coprefis en la Secretaría de Salud. Pero la desconfianza de las elites políticas entre sí aflora desde su propio seno. Repasemos brevemente el lamentable espectáculo de muchos actores políticos.

Entre el yunque y el machete. En el PAN se siguen tundiendo entre yunques y conservadores clásicos, ahora por la dirección juvenil. A esos comentaristas radiofónicos que histéricos interpelan con su dedo flamígero a las izquierdas por sus disputas internas, sería bueno recordarles con éstos y otros hechos que las derechas no cantan mal las rancheras.

La galería de horrores. ¿Y en el PRI? Ulises Ruiz, Mario Marín, Fidel Herrera y Jorge Hank. La hipérbole de la realidad hace que la dicción enmudezca y pida su jubilación anticipada.

Las tribus. Pero es cierto en las izquierdas hay vocación por el pleito. Como consecuencia del abandono de los principios y en aras de un peculiar pragmatismo cuya lógica puede resumirse en la frase de Oscar Wilde: suicidarse en defensa propia. La pregunta relevante a la que convoca tanto los resultados electorales en Zacatecas como el conflicto entre dos consorcios familiares que incluyen a hermanos, tíos, tías, hijas, hermanas y hasta pericos es ¿y quién estaba pensando en fortalecer al PRD?

Ser fiel a Fidel o a los electores. En el Partido Alternativa el conflicto se deriva de dos visiones distintas de la política. Una, que ejemplifica su concepción con la alianza Toda Fidelidad con el PRI, Panal; Partido Verde en Veracruz por las diputaciones locales. El argumento es que "como el partido está muy débil en Veracruz" se hace alianza con el PRI a cambio de un millón de pesos por mes "para construir el partido". La otra visión, de Patricia Mercado y muchos activistas y simpatizantes más -entre los cuales yo me sumo-, considera que ese tipo de alianzas traicionan a los votantes de Alternativa que en más de un millón sufragaron el 2 de julio de 2006 por una opción diferente.

La frase de Hannah Arendt. En un famoso ensayo sobre el juicio de Eichmann en Jerusalén, Hannah Arendt se refiere a los alemanes que a pesar de conocer o intuir la existencia de campos de concentración donde se estaban exterminando a judíos prefirieron hacer caso omiso y seguir viviendo en una supuesta normalidad sus vidas. Dice: La triste verdad es que la mayor maldad es hecha por personas que siempre dudaron entre ser buenas o malas. A eso le llamó la banalidad del mal. Hay algo menos dramático, pero tan pernicioso para una sociedad. Acostumbrarse a la corrupción de las palabras y de los actos encubiertos bajo el concepto de pragmatismo. A eso le llamo la banalidad de la chicanería política.

http://gustavogordillo.blogspot.com

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.