Laureana Toledo figura entre los participantes en la séptima Trienal de Esslingen

Fotógrafos de México muestran clichés sobre nuestra identidad, en Alemania

EVA USI

Bonn, 5 de julio. La identidad en tiempos de la globalización es el tema de la séptima Trienal de Fotografía de Esslingen, al sur de Alemania, que muestra las distintas percepciones de fotógrafos de todo el mundo. Fotografía de finales del siglo XIX hasta años recientes se exhibe en el Gabinete mexicano, que aborda los estereotipos sobre la mexicanidad en el extranjero.

La mexicana Teresa Margolles muestra fachadas de cines abandonados cuyas marquesinas anuncian los “recados póstumos”, como se titula la serie, de suicidas. Con ello denuncia las numerosas muertes anónimas de víctimas de la violencia. “diós te dice la fea, la asquerosa que siempre odiaste”, se lee en el cine Alameda, mensaje escrito por una mujer de 33 años.

La séptima Trienal de Fotografía de Esslingen sobre el Néckar, al sur de Alemania, es el epicentro de un verano dedicado a ese arte al que se han sumado otras 17 ciudades alrededor de Stuttgart, en el rico estado de Baden Wüttenberg, famoso por ser cuna de marcas como Mercedes Benz.

Fotografías de viaje, postales, fotografía arquitectónicas y urbanas, así como imágenes que abordan cuestiones como la migración y el asilo, son algunos de los temas de la muestra fotográfica que concluirá el 23 de septiembre. La sede de la trienal es la Villa Merkel, donde se encuentra la obra de Margolles. Ahí también se exhibe un video del mexicano Santiago Sierra, que relata la historia de un joven sin piernas que, de limpiar coches en Polanco, viaja a Alemania a visitar una planta de Mercedes Benz en Bremen, por un solo día.

La vieja Alcaldía, un imponente edificio de entramado del siglo XVIII alberga la fotografía de Laureana Toledo, que pone a prueba la percepción visual cotidiana con su serie Visión periférica, imágenes realizadas durante un viaje de la artista a Austria.

El México mágico de Toledo

El hombre cocodrilo, de Francisco Toledo, una mezcla de animal y hombre fálico, un demonio con capacidad de pleno gozo, encarna el mundo mágico y mítico de México. El Gabinete mexicano muestra las reflexiones que artistas consagrados y contemporáneos han realizado mediante su obra sobre la identidad. Y no falta el sentido del humor. Rubén Ortiz, fotografió a Pedro, una caricatura gigante de un campesino con sarape y sombrero, que es atractivo turístico de la adormilada ciudad de Dillon, a mil kilómetros de distancia de la frontera entre Estados Unidos y México.

A las prostitutas en la calle de Cuauhtemoctzin, de Henri Cartier-Bresson, (1934), les acompañan los trabajos de consagrados artistas como Guillermo Kahlo, Lola y Manuel Alvarez Bravo. Su obra se contrapone a las propuestas contemporáneas.

Los retratos de familias mixtecas, de Agustín Casasola, son contrastados con la obra de Lourdes Almeida, que muestra grupos familiares de distintos orígenes y estratos sociales. “Yo tenía particular interés en reunir una selección de imágenes que dieran un contenido visual de los estereotipos que se tiene en el extranjero sobre México, pero no para continuar legitimándolos, sino para mostrarlos como parte de una realidad que es mucho más amplia que lo que se presenta en la exposición”, afirma la curadora del Gabinete mexicano, Tatiana Cuevas.

Una periodista alemana se quedó perpleja observando la fotografía de Miguel Calderón, titulada Chapultepec #10, donde se ve a una familia que yace dispersa y como fulminada por un gas letal en medio de cobijas, bolsas y basura. ¿No aborda el artista un problema de alcoholismo?, preguntó. “No –dijo Cuevas–, Calderón convenció a los fotografiados para que posaran como si estuvieran muertos”. La periodista siguió contemplando la imagen con una expresión de incredulidad. Tal vez la muestra ayude a entender algo de la mexicanidad, pero una cosa es segura: despierta la curiosidad. Más información en la página web www.villa-merkel.de