Astillero
Explosiones
Volar en Culiacán
Petróleo maldito
6 de julio sí se olvida
El 9 de febrero pasado, el Señor de las Coincidencias fue a Torreón para acompañar en su boda al diputado panista Jorge Zermeño (ahora encargado de negocios en España). Con tufo a mensaje de cárteles molestos, horas antes de que el michoacano llegara a la ciudad coahuilense fueron encontrados los cadáveres de cuatro policías, tres de ellos federales, en la conurbada Gómez Palacio, del estado de Durango, a unos minutos de viaje en automóvil del lugar donde se festejaba el casorio (meses después, en la lucha por el reacomodo oficial del negocio de la droga, el jefe de la región lagunera, Carlos Herrera, asociado al PRI, fue obligado a punta de bala a dejar la plaza en manos empresariales afines a los nuevos tiempos). Ayer, Calderón hubo de cancelar un viaje programado a Culiacán porque 50 minutos antes de su arribo a la capital sinaloense hubo varias muertes cuando un avión privado no pudo despegar, ya fuera por sobrepeso, ponchadura de una llanta del tren de aterrizaje o alguna otra causa más propia del rudo folclor nativo, y fue a estrellarse contra vehículos terrestres, entre ellos una camioneta desde la que soldados vigilaban el aeropuerto culiche para la llegada calderónica que no se produjo.
Felipe Calderón adelantó varias horas su visita a Guadalajara (donde lo atendió el cardenal Emilio González Márquez) y desde allí lanzó una advertencia genérica contra objetos delincuenciales no identificados: "Contra el Estado mexicano no permitiremos ningún chantaje o ninguna amenaza". Una primera lectura de los versos épicos del Lic. lleva a suponer que es una oblicua respuesta a los alegatos jurídicos del paisano Ye Gon, pero también podría tener como destinatarios a los organizadores de los incidentes sinaloenses (en caso de que los hubiera; si no, no: licencia literaria otorgada por el secretario del show público, Germán Martínez). O a todos juntos. O a nadie.
En la meca del conservadurismo gobernante (Fox sigue teniendo poder, así sea mediante chantajes y amenazas sí permitidas) se produjeron cuatro explosiones en ductos de Pemex tendidos en tierras correspondientes a los municipios de Celaya, Salamanca y Valle de Santiago. Las llamas alcanzaron los 25 metros y provocaron que miles de personas dejaran sus casas. Las autoridades estatales se apresuraron a declarar que los estallidos no fueron producto de sabotaje o atentado (el ejemplo del descontón declarativo cunde: Calderón adjudicó la muerte de la señora Ernestina Ascensión a causas gástricas sin tener ningún fundamento o investigación hecha; el procurador Medina Mora negó a priori que las acusaciones chinas contra Javier Lozano fueran ciertas y las tachó de chantajistas. El estilo villista al revés: primero fusilo -o desfusilo- y después viriguo). Haiga sido como haiga sido (pragmática frase rural usada meses atrás por F.C. en una entrevista con Denisse Maerker, para asentar que lo importante es llegar a un cargo, en este caso a la Presidencia del país), lo cierto es que ayer fue inaugurada la temporada de zozobra social respecto a Pemex, la cual, debidamente aderezada con explicaciones técnicas de los grandes peligros que todo el país corre a causa de falta de dinero para mantenimiento y nuevas inversiones en esa paraestatal, ayudará notablemente a preparar anímicamente al pueblo mexicano a aceptar que se hagan privatizaciones o cambios constitucionales con tal de que no se repitan las escenas guanajuatenses (el asunto de las explosiones ha opacado la denuncia pública de que Hildebrando, la empresa del cuñado de F.C., ha incumplido el contrato por tres millones de pesos que el Congreso de esa entidad le adjudicó para que a más tardar en agosto del año pasado instalara un programa de computación especializado en contabilidad y administración. El contrato fue adjudicado a Hildebrando a pesar de que era el más caro).
Mientras tanto, en Puebla, los funcionarios preciosos se enredan en explicaciones técnicas y pueblerinas respecto al derrumbe que sepultó un camión con decenas de pasajeros: frente a las acusaciones populares de que ya habían sido denunciados esos riesgos, la administración M&M alega que no es un problema de diseño carretero sino de condiciones orográficas y climatológicas, y que por ello la mano humana no puede hacer más que encomendarse a quien crea adecuado pero no a técnicas y gastos gubernamentales de prevención y buenas hechuras. ¡Ah, pero al góber no se le puede borrar la sonrisa por el aplauso, el saludo y el diploma que acaba de recibir, gracias a niños deportistas, en Los Pinos preciosos!
En el Centro Histórico de la Ciudad de México, en el cruce de Correo Mayor y Corregidora, hubo una explosión matutina relacionada con cables eléctricos subterráneos. Por esa causa estruendosa, varias alcantarillas fueron abiertas para que las entrañas urbanas congestionadas se airearan un poco y bajaran la temperatura polític... perdón, de las redes conductoras de energía. Y en la Avenida de las Torres, en Iztapalapa, se abrió una grieta de unos 60 metros de largo, lo que a su vez rompió ductos de Pemex. ¡Oh, el mundo se va a acabar!
Para cerrar el cuadro, los discriminatorios argumentos que en una reunión de panistas se expresaron contra marchas y manifestaciones de protesta. Manuel Negrete, que fue futbolista profesional de los Pumas de la UNAM, dijo: "con todo respeto, la gente que está en las marchas (...) que todos los días vemos ahí en Reforma, están muy feos; con todo respeto a la gente". Emir Pavón, cantante del Grupo Cañaveral, pidió no acostumbrarse "a este inmundo estilo de vivir; digamos no a las marchas". Así es que nada de marchas por las calles capitalinas, a menos que los participantes demuestren estar aptos para participar en concursos de belleza. O sea, ¿no?
Y, mientras Carlos Salinas de Gortari recuerda que pudo gobernar, salir a las calles y ganar muchos puntos de popularidad después de reunirse a platicar en secreto con Cuauhtémoc Cárdenas, luego del 6 de julio de 1988, ¡feliz fin de semana!
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