Melón, mano
Ampliar la imagen Julio, enormísimo cronopio
En el anaquel de novedades discográficas esplende un tesoro: Charlie Parker and Miles Davis. Bluebird. Legendary Savoy Sessions (Definitive Records), que nos remite de inmediato a nuestro maestro Julio Cortázar, autor del método científico cuyo procedimiento es el siguiente: si Bud Powell está en el piano es porque Max Roach está en la batería, Charlie Parker en el sax tenor (tener sex) y Miles Davis está en la trompeta: jazzología, ciencia deductiva. Además de recomendar esta joya discográfica, vale viajar en paralelo con la lectura de El perseguidor, donde Cortázar define la otra parte de la creación musical, que corresponde a quien escucha, pues don Perogrullo mismo sabe que la música no existe sin alguien que la escuche y este es un trabajo de privilegio, el escuchar música.
Así que el protagonista de El perseguidor es Charlie Parker y su interlocutor es Bruno, es decir Cortázar, uno de los mejores melómanos de la historia. A él también le gustaba pulsar un melón en cada mano.