“Que me digan de manera oficial que no les interesa y me los devuelven”, exige
Silencio e indiferencia del GDF para rescatar murales de Otero
Ningún funcionario capitalino asume la responsabilidad del resguardo, dice el artista
Cansado del burocratismo, propone que las tres obras sean reubicadas en estaciones del Metro
Ampliar la imagen Ariosto Otero muestra a La Jornada un fragmento de los tres murales que pintó en la plazacomercial Merced 2000 Foto: Carlos Ramos Mamahua
Ningún funcionario del Gobierno del Distrito Federal (GDF) asume la responsabilidad del resguardo de los tres murales que en 2000 fueron donados a la ciudad de México por el artista Ariosto Otero para exhibirlos en lo que sería el proyecto de reordenamiento de vendedores ambulantes más importante de la gestión de Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles.
La obra sigue abandonada en la plaza comercial Merced 2000, que nunca funcionó a plenitud. La mayoría de los locales están convertidos en bodegas y los murales de Otero se encuentran llenos de mugre, entre basura, olores a orines y la amenaza constante de la humedad, por la lluvia que se cuela por los techos rotos del inmueble (La Jornada, 9/4/07).
Desde hace cinco años, el muralista ha intentado infructuosamente rescatar su obra. A varios funcionarios les ha solicitado que sea trasladada a un lugar digno, inclusive ha propuesto que se reubiquen en estaciones del Metro. Pero el silencio y la indiferencia han sido la única respuesta.
Durante la presente administración, ni la Secretaría de Cultura ni la de Desarrollo Económico (cuya dependencia antecesora, el Fondo para el Desarrollo Económico, recibió la obra), ni la delegación Venustiano Carranza (donde se ubica la plaza), ni la jefatura de Gobierno han tenido siquiera la disposición de atender al artista, quien forma parte del Taller Laboratorio de Muralismo e Integración Plástica.
Se “echan la bolita” unos a otros, como ellos han confesado. En la oficina de Elena Cepeda, titular de la Secretaría de Cultura, su vocera, Vianey Lozano, argumentó que “es Desarrollo Económico quien está al cargo del mantenimiento de esa obra, pues se encuentra en un espacio público”.
En breve entrevista, la propia Elena Cepeda aseguró que necesita una solicitud formal y recursos por parte de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) para rescatar los murales de Otero.
En la Sedeco, a cargo de Laura Velázquez Alzúa, informaron a La Jornada que el asesor Mariano Cruz “es quien lleva ese caso”, pero el funcionario alegó: “Creo que los de la Secretaría de Cultura nos quieren echar la bolita porque, desde mi entender, debe ser Cultura la que lo atienda por tratarse de una obra de arte”.
Menosprecio por el arte
No obstante, Cruz se comprometió a “buscar información sobre el caso”. Días después sostuvo: “en Desarrollo Económico no hay información de las obras: es que fueron donadas al gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas y no nos pasaron los documentos respectivos”.
–¿No es grave que el GDF no preste mantenimiento y haya perdido los documentos que avalan el resguardo de una obra de arte donada y que está en su territorio?
–Sí, pero no tenemos nada. Voy a seguir buscando pero aquí no hay nada –dijo Cruz, y recomendó que el interesado en el asunto “busque” por su cuenta en los archivos de administraciones pasadas.
En otra consulta realizada en la Secretaría de Cultura, una empleada insistió: “ese asunto no nos corresponde, pregunten en la delegación, pues según sabemos tienen autorizada una partida presupuestal para el rescate de obra artística”.
En Venustiano Carranza, Sergio Vicario, vocero del jefe delegacional Julio César Moreno Rivera, señaló que los murales de Ariosto Otero que se encuentran en la plaza Merced 2000 no forman parte del patrimonio de esa demarcación, “han de ser de gobierno central. Si quieren que nos hagamos cargo, nos los tendrían que ceder formalmente”.
En el colmo del burocratismo y del desconocimiento del asunto, al solicitar una audiencia con el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, para tratar el tema, como única respuesta el maestro Otero recibió un documento en el que se le informa que “le están tramitando” una audiencia con la secretaria de Cultura, Elena Cepeda, para “tratar lo relacionado a tres murales”.
Como se informó en estas páginas, en diciembre el muralista se reunió con Cepeda durante apenas un minuto. Le entregó toda la documentación de anteriores solicitudes que, tampoco, fueron atendidas.
A insistencia de Otero, la secretaria lo volvió a recibir el 23 de enero, ahora durante dos minutos; entonces la funcionaria se comprometió a “turnar” el asunto a uno de sus colaboradores; a la fecha ninguno se ha comunicado con el artista.
Ante tal actitud, el también presidente de la Unión Latinoamericana de Muralistas exige que esos funcionarios capitalinos “no se laven las manos canallescamente. Que me digan, oficialmente, mediante un escrito, que no les interesa mi obra, y está bien, que me la devuelvan, y yo voy por ella.
“Pero que no lo hagan bajo el agua. Que no se oculten. Que exhiban su ignorancia y menosprecio por el arte, su indiferencia ante los proyectos de recuperación urbana mediante la cultura”, concluyó el artista.
Los murales se titulan Monstruos de fin de milenio, Los Hilados (en honor a la antigua fábrica de hilos Cadena, donde se erigió la plaza Merced 2000) y Los pueblos no guardan memoria.
En la Secretaría de Comunicación Social del GDF, Ileana Martínez Mata, directora de Información y “encargada de las entrevistas”, no contestó las llamadas que La Jornada le hizo para consultarle sobre el caso.