Usted está aquí: domingo 17 de junio de 2007 Estados Reto de PRI y PAN en BC, derrotar el abstencionismo

Sólo en las presidenciales de 2006 faltaron a las urnas 53% de votantes

Reto de PRI y PAN en BC, derrotar el abstencionismo

La tendencia en el estado es el sufragio volátil; ambos se disputarán de 100 mil a 150 mil

Primera vez que se usará aquí la mica del IFE

ARTURO CANO/ II

Ampliar la imagen Jorge Hank Rhon, candidato del PRI a la gubernatura de Baja California, en imagen de archivo Jorge Hank Rhon, candidato del PRI a la gubernatura de Baja California, en imagen de archivo Foto: Marco Peláez

Tijuana, BC, 16 de junio. Gane quien gane, en Baja California van a triunfar quienes no votan. En la cuna de la primera gubernatura opositora, el campeón es el abstencionismo.

El año pasado, por ejemplo, el calor de la elección presidencial logró que "sólo" faltaran a las urnas 53 por ciento de los electores, pero lo normal en el estado es que el ejército de reacios esté 10 puntos arriba, o sea, de 67 por ciento, como en Tijuana (elección de 2001).

Por eso el PRI y el PAN van primero por su voto duro y luego a disputarse una franja de entre 100 mil y 150 mil electores. De ahí que en la oficina de José Guadalupe Osuna Millán, candidato del PAN, están pegadas las encuestas recientes, que le dan ventaja de seis puntos.

El optimismo de los panistas estriba en dos ingredientes: que le pegarán a Jorge Hank por su fracaso en seguridad pública al frente del ayuntamiento tijuanense y en la arrolladora victoria que obtuvieron el 2 de julio de 2006. Entonces, Felipe Calderón se llevó 450 mil votos sobre 224 mil de Andrés Manuel López Obrador y 203 mil de Roberto Madrazo, compadre de Hank, el muy conocido aspirante del PRI a la gubernatura.

Baja California es un estado de alta abstención y voto volátil.

En 1988 fue una de las cinco entidades donde el triunfo le fue reconocido a Cuauhtémoc Cárdenas. Un año después el PAN se hizo de la gubernatura. En 1994 arrasó el hijo adoptivo de Mexicali, Ernesto Zedillo. Pero un año más tarde, en la elección local, el PRI fue derrotado. Esa es la lección que, según los analistas locales, olvidan los panistas, confiados en su triunfo de 2006.

El 5 de agosto venidero, en Baja California están en juego la gubernatura, el Congreso local y las alcaldías de Mexicali, Tijuana, Rosarito, Tecate y Ensenada.

El PAN va en alianza con el Partido Nueva Alianza (Panal), de Elba Esther Gordillo, y con el Partido Encuentro Social (local, de evangélicos); el PRI va de la mano de los partidos Verde y Estatal de Baja California.

Pasado el trance yucateco, los reflectores del país se concentrarán en Baja California, donde los panistas llevan 18 años consecutivos en el gobierno estatal.

¿Cuántos de los poco más de 2 millones de electores en la lista nominal irán a las urnas?

Para dar una idea, el actual gobernador, Eugenio Elorduy Walther, ocupa el cargo con sólo 266 mil votos, equivalentes a 18 por ciento del listado nominal, que en 2001 era de casi un millón y medio de inscritos.

Esta será la primera ocasión en la historia electoral de la entidad, por lo demás, en que se votará con la credencial del Instituto Federal Electoral (IFE), pues antes se hacía con una identificación estatal. Este hecho ha llevado a modificar el padrón y el listado nominal y se calcula que había un subregistro de 150 mil electores.

"La abstención va a perjudicar más al PAN que tiene un techo de votación muy definido. En cambio, el PRI tiene más posibilidades de moverse con los sectores pobres", dice Benedicto Ruiz, investigador de la Universidad Iberoamericana.

Seguidor acucioso de los procesos electorales locales, Ruiz dice que la tendencia ha sido que PAN y PRI pierdan votos en cada elección, salvo coyunturas específicas. Sin embargo, los votos que pierde el PRI no se van al PAN ni a otro partido, sino al ejército de abstencionistas.

"Las tendencias no cambiarán, pero en esta elección hay un factor extraordinario que se llama Jorge Hank".

La marca de Santiago Tianguistenco

Las calcomanías no se distinguen de las que anuncian un aceite para autos. TeamHank, dice una. Pero la más popular tiene sólo una letra y un número: H7. Con esas dos grafías se identifican los seguidores del hijo de El Profesor, los entusiastas de Jorge Hank Rohn.

Un grupo de jóvenes priístas ya hasta produce ropa con la marca H7. En la propaganda pegada en los postes de esta ciudad se anuncia una función de lucha libre con el famoso Místico, entre otros practicantes del pancracio. El cartel, pegado con engrudo, tiene también la marca H7, como muchos otros que anuncian bailes o conciertos. "Es que si le ponen H7 el ayuntamiento ya no les retira la propaganda", dice un experimentado promotor de espectáculos.

Claro, el publicista de Jorge Hank no es otro sino Carlos Alazraki, quien ha hecho profesión de fe que un candidato se puede, y debe, vender igual que las papas fritas. Y así lo hacen.

Ya empezaron, pese a que está por resolverse si la candidatura de Hank es legal, debido a una ley local (conocida como antichapulín) que impide a funcionarios electos pasar de un cargo a otro. Los priístas apuestan a ganar jurídicamente y también a que a sus adversarios les saldrá el chirrión por el palito, porque al impugnar la candidatura "demuestran su miedo" a Hank Rhon.

El nuevo PRI y el viejo PAN

En este mundo al revés, son los panistas los que cargan con el pasado. "Me río cuando me hablan del PRI de López Portillo, del de Luis Echeverría, ¡por mí que lo metan a la cárcel! ¡Yo soy de otra generación!", dice Carlos Barboza, quien era dirigente municipal del PRI cuando Hank ganó la alcaldía. Barboza no llega a los 40 años y apenas tenía dos de haber votado por vez primera cuando los panistas se quedaron con la plaza. Es decir, toda su carrera política ha sido un opositor.

Pero Barboza no es el candidato a gobernador ni el "jefe político" de los priístas de Baja California, como llama a Hank el senador Fernando Castro Trenti.

El candidato es Hank, quien se decidió por la política ya cincuentón, hijo del emblemático profesor Carlos Hank González y, a pesar de ello, con una historia propia.

Una historia que habla de vínculos nunca probados con el narcotráfico y el lavado de dinero, de su guardaespaldas condenado por el asesinato de un periodista, de su gusto por el tráfico de animales exóticos.

El PRI, se pensaría, es el más interesado en apostar a la desmemoria.

Sin embargo, tras 18 años en el gobierno estatal, al PAN también le ha crecido la cola: casos de corrupción, funcionarios policiacos en la cárcel por vínculos con la delincuencia, pleitos internos por negocios, ineficacia en la administración, son algunas de las cargas.

"Lo nuevo que necesita el PAN es lo viejo que tenía, las ideas para un gobierno de calidad humana", dice José Guadalupe Osuna Millán, candidato del PAN; sin embargo, no acierta a responder una pregunta: ¿Qué tienen los panistas de Baja California que no hayan tenido los de Chihuahua o Yucatán?

Osuna Millán hará bandera sus 28 años de casado, contra el "desorden en la vida personal" de Hank, e informa que sus negocios se reducen a una cadena de tiendas de abarrotes con sus nueve hermanos. "Nuestra meta es tener una para cada hermano, y nos faltan tres".

Empeñado en "romper la idea de que porque Hank tiene dinero puede ganar", Osuna lamenta, sin embargo, que el PAN no tenga el dinero para gastar lo que, según él, Hank puso para hacerse de la alcaldía tijuanense. "Contrató jóvenes promotores del voto a 500 pesos diarios".

Político rico

No hay mejor sitio para entrevistar a Mario Madrigal. A su espalda, tras los ventanales, chacotean los lobos, pastan las llamas, andan lerdos los dromedarios y los avestruces, duermen leones y leonas. Es, claro, el hipódromo -ahora realmente galgódromo- de Agua Caliente, el buque insignia de Jorge Hank, con sus salones llenos de maquinitas y pantallas para apostar hasta el delirio. Son las 10 de la mañana y ya hay jugadores.

Madrigal, presidente estatal del PRI, acepta sin pestañear que alrededor de su candidato y patrón -dirige el conjunto de las empresas de Hank- lo acompaña una leyenda negra. No duda, en consecuencia, que ese será uno de los frentes de ataque panista. "Cuando hay un personaje del tamaño de Hank es fácil atacar".

Ya lo ha manifestado el hijo del profesor: "Ni los voy a escuchar, ni les voy a responder".

El tema del dinero se impone siempre con los hankistas. ¿Cómo olvidar la frase del profesor de "un político pobre es un pobre político"?

-¿Jorge Hank va a pagar su campaña?

-El no, hay aportaciones de empresarios, de amigos -dice Madrigal.

Hank, la esperanza de que en Baja California los priístas no enfrentan una "brega de eternidad".

 
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