Usted está aquí: domingo 17 de junio de 2007 Mundo Concluye sin logros reunión del Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa

El documento del grupo, obsoleto y no viable para la seguridad de Rusia: Kremlin

Concluye sin logros reunión del Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa

JUAN PABLO DUCH

Moscú, 16 de junio. Convocada a petición de Rusia con carácter de extraordinaria, la conferencia de los estados signatarios del Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa (FACE) concluyó el viernes anterior en Viena sin alcanzar entendimiento alguno que permita revisar este documento considerado por el Kremlin como "obsoleto" y "ya no viable para la seguridad nacional" de este país.

Y no podía ser de otro modo, ya que los representantes de Rusia y de los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), capitaneados por Estados Unidos, acudieron a la cita vienesa -como quedó de manifiesto durante los cuatro días de sesiones- sin voluntad para hacer concesiones mutuas y romper así el círculo vicioso que convierte el FACE en verdadero papel mojado.

Suscrito en París en noviembre de 1990, cuando todavía existía por inercia la contraposición de la OTAN y el Pacto de Varsovia, organización militar del antiguo campo socialista que sería disuelta ocho meses después, el FACE estableció los límites al número de tropas y tipos de armamento que ambos bloques podían emplazar en la zona de aplicación, también claramente estipulada.

Nueve años más tarde, en Estambul, acorde con las nuevas realidades geopolíticas derivadas del colapso de la Unión Soviética, los países signatarios del FACE refrendaron, en un acuerdo de adaptación que sustituyó el texto rebasado, su intención de que el tratado, como se anotó en el tercer párrafo del actualizado preámbulo, siguiera siendo la "piedra angular" del equilibrio militar en el viejo continente.

Sin embargo, desde entonces el FACE se ha cumplido sólo parcialmente, al cobijo de interpretaciones divergentes que en realidad sirven, tanto a Rusia como a la OTAN, para justificar ventajas unilaterales.

La diferente lectura de los compromisos asumidos y de las obligaciones de la contraparte, práctica común en los ocho años recientes, parecía satisfacer a Rusia y la OTAN hasta que el Kremlin incluyó la posibilidad de denunciar el FACE en su estrategia de "respuestas asimétricas" a la eventual instalación de componentes del escudo antimisiles de Estados Unidos en la República Checa y Polonia.

El propio presidente Vladimir Putin amenazó con desconocer el tratado, ratificado ya por Rusia -y tan sólo otras tres ex repúblicas soviéticas: Bielorrusia, Kazajstán y Ucrania-, si los países de la OTAN no hacen lo propio.

Es una demanda sin duda justa, pero también una verdad a medias al omitir que la OTAN se niega a ratificar el FACE hasta que Rusia cumpla sus "compromisos de Estambul": el retiro completo de sus tropas y armamento de las regiones separatistas en Georgia y Moldavia, que dista mucho de haber terminado.

Estados Unidos y sus aliados en la OTAN, por su parte, rechazan las otras preocupaciones de Rusia -en particular, la negativa a incorporar al FACE a las ex repúblicas soviéticas del Báltico, ahora miembros de la organización militar noratlántica, y el despliegue de tropas estadunidenses en nuevas bases en Rumania y Bulgaria-, con el pretexto de que, mientras no se ratifique el tratado, no son negociables nuevas exigencias.

Así las cosas, menos mal que tanto Rusia como Estados Unidos y la OTAN, según afirmaron sus respectivos delegados en la Conferencia de Viena, "están abiertos al diálogo" y, cómo no, a "nuevas negociaciones constructivas".

 
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