El maestro violonchelista Yo-Yo Ma habla en exclusiva para La Jornada

''México es un país del que uno se enamora y aprende mucho''

Me maravilla observar a un intenso, enorme grupo de personas con hondas raíces culturales que trabajan para construir una sociedad mejor, dice

La música es un arte unificador, indica

PABLO ESPINOSA

El maestro Yo-Yo Ma en entrevista con La Jornada: ''México es un país impresionante, del que el mundo tiene mucho que aprender: la generosidad, la solidaridad social, la calidez y la disposición al contacto humano. Me maravilla observar a un intenso, enorme grupo de personas con hondas raíces culturales y que está trabajando por construir una sociedad mejor".

El más notable violonchelista de la actualidad musical en el planeta ofreció anoche el segundo de sus inolvidables recitales en Bellas Artes y se dispone hoy a retornar a Nueva York.

Durante su estancia no concedió entrevistas a ningún medio de comunicación mexicano, hasta que los círculos concéntricos de la melomanía, el amor a la música y el alto valor de la amistad convirtieron las casualidades en causalidades y he aquí la exclusiva para nuestros lectores.

Luego del alto impacto que significó el concierto del lunes en Bellas Artes, este reportero marcó, a la mañana siguiente, el número telefónico de la casa del maestro Carlos Prieto, violonchelista que participó en esa celebración musical intensa, cuando junto a Yo-Yo Ma estrenó una partitura escrita ex profeso para ellos dos por el compositor mexicano Samuel Zyman: Suite para dos violonchelos.

La felicitación que recibió el maestro Carlos Prieto tuvo como respuesta una sorpresa: en su casa estuvo hospedado Yo-Yo Ma desde el sábado. ''Aquí está junto a mí el maestro Yo-Yo Ma, Pablo, y quiere saludarlo, se lo pongo al teléfono".

El placer de viajar por este país

-Usted ha visitado muchas veces México y su muy especial sensibilidad lo hace un viajero diferente en sus periplos por el planeta, ¿qué impresión le causa este país?

-En los pasados 20 años he venido a México por lo menos una veintena de ocasiones, unas veces para ofrecer conciertos y la mayoría con mi familia, por el simple placer de viajar y de aprender. Y es que de este país veo mucho que se puede aprender, recibo impresiones muy profundas, ricas, de una cultura como la mexicana tan compleja, delicada, y un tremendo clamor social que percibo directamente en la calidez estrecha que me brindan los mexicanos, que son muy generosos no solamente en sentimientos sino en una riqueza artística y una creatividad sin límites.

''Me maravilla observar a un intenso, enorme grupo de personas con hondas raíces culturales y que está trabajando por construir una sociedad mejor.

''México es un país del que uno se enamora de inmediato, y aprende mucho.

''Con Carlos Prieto y su esposa Isabel -continúa Yo-Yo Ma- he conocido el México profundo. He viajado con ellos a distintos lugares, por ejemplo a Michoacán, a Puebla, y observo un espejeo constante de este pueblo en su migración a Estados Unidos, donde yo radico.

''Por ejemplo, Chicago parece un pequeño México, por la intensidad de la cultura mexicana que se trasplanta allá.''

El sábado, apenas descendió del avión que lo trajo (donde dice la conseja popular que vienen los bebés) desde París, se trasladó de inmediato a la Sala Nezahualcóyotl, donde presenció la interpretación de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México, la OFUNAM, de la Sinfonía Turangalila, de Olivier Messiaen, un acontecimiento musical de particular trascendencia, que dirigió Carlos Miguel Prieto, hijo del chelista Carlos Prieto.

Fabulosa, la Sala Nezahualcóyotl

-¿Qué le parece la acústica de esta sala?

-Es fabulosa -respondió entusiasmado Yo-Yo Ma-. Es increíble cómo las explicaciones que brindó al público Carlos Miguel Prieto antes del concierto las hizo sin micrófono y su voz se escuchó nítidamente en todos los puntos de la sala. Y después la orquesta, que es grandiosa, hizo maravillas con esa obra tan difícil.

-¿Se ve usted a sí mismo en este escenario, con su violonchelo, interpretando las Seis Suites para Chelo Solo de Bach?

-Wow, oh my God, claro que sí -ríe fascinado Ma-. Es una imagen espléndida, sobre todo porque esta sala está enclavada en la roca volcánica, en lo que antes era lava y se petrificó, lo cual le confiere características de acústica natural grandiosas, además de su diseño acústico y arquitectónico que la convierten en una de las mejores salas de conciertos en el mundo.

''También me gusta mucho el diseño de su escenario, que propicia el acercamiento humano: cuando uno está tocando en la Sala Nezahualcóyotl está siempre rodeado de personas, pues las butacas están dispuestas de tal manera que el contacto humano es impresionante.

''Es una maravilla y es muy importante que esa sala tan privilegiada esté en la Universidad Nacional Autónoma de México, porque eso significa el futuro, la juventud, es decir, el entendimiento pleno del arte de la música.''

Por un mundo mejor

-Por último, ¿cómo observa el planeta en su contexto social? ¿Cómo un músico comprometido como usted contribuye a construir un mejor futuro?

-Wow, es complicado decirlo, oh my God. Tiene que ver con las distintas nociones que las diferentes sociedades tienen del espacio y del tiempo, pero que se unifican con el arte de la música.

''Podemos pensar en los tiempos distintos que manejan por ejemplo los indígenas en su música, o bien en la música pop, que viaja a intensidades diferentes, o la música sinfónica, que pulsa un lenguaje distinto, integral. Sobre todo esto impera el gozo, el infinito gozo que proporciona la música, y eso definitivamente contribuye a construir una sociedad mejor. Eso es lo que intento hacer con mi trabajo.

''Y a propósito de eso, quiero decirle que La Jornada es un periódico muy importante para México en ese sentido, el de construir una sociedad mejor.''