Científicos pusieron en duda la evaluación de British Petroleum sobre reservas
El petróleo se agotará antes de lo previsto
Londres 13 de junio. Destacados científicos pusieron en duda este miércoles la evaluación de British Petroleum (BP) sobre las reservas petroleras mundiales, y advirtieron que el agotamiento del recurso vendrá antes de lo que los gobiernos y las empresas petroleras están dispuestos a admitir.
La evaluación estadística de BP, dada a conocer este miércoles, parece indicar que el planeta cuenta aún con reservas "probadas" para 40 años de consumo a las tasas actuales. Esta estimación, basada en cifras oficiales, ha postergado de nuevo la fecha en que el mundo quedará sin petróleo.
Sin embargo, científicos encabezados por el Centro de Análisis de la Extinción Petrolera, con sede en la capital británica, afirman que la producción global de petróleo llegará a su punto más alto en los cuatro próximos años antes de entrar en una decadencia cada vez más pronunciada, la cual acarreará enormes consecuencias para la economía mundial y la vida de los seres humanos.
Según esta teoría, el consumo de petróleo se emparejará con el descubrimiento de nuevas reservas y después lo rebasará, y entonces se empezarán a agotar las reservas conocidas.
Entrevistado telefónicamente en su hogar, en Irlanda, el geólogo jubilado Colin Campbell explica: "Es una teoría simple que cualquier bebedor de cerveza entiende. El tarro empieza lleno y acaba vacío, y mientras más aprisa se bebe más rápido se acaba".
El doctor Campbell, veterano de la industria petrolera en cuya trayectoria figuran cargos de geólogo en jefe y vicepresidente de consorcios como BP, Shell, Fina, ChevronTexaco y Exxon, ha dirigido exploraciones en tres continentes. Explica que el clímax del petróleo convencional regular -el más fácil y barato de extraer- llegó y pasó en 2005. Según el análisis, aun si se toman en consideración el petróleo pesado, las reservas de mar profundo y de las regiones polares, así como el líquido tomado del gas, todos ellos más difíciles y costosos de extraer, de todos modos el clímax llegará en 2011.
BP niega rotundamente este escenario. Su economista en jefe, Peter Davies, sostiene: "No creemos que exista una restricción absoluta del recurso. Cuando llegue el clímax, es probable que provenga de un punto máximo en el consumo, tal vez por las políticas sobre cambio climático y por el clímax de la producción a la vez".
En años recientes la brecha alguna vez considerable entre la oferta y la demanda se ha estrechado. El año pasado casi desapareció. Las consecuencias de una decaída serían inmensas: si el consumo comenzara a rebasar la producción aun por la cantidad más pequeña, el precio del petróleo podría elevarse por arriba de 100 dólares el barril. El efecto devastador de tal aumento sería con toda probabilidad una recesión global semejante a la gran depresión.
Jeremy Leggert, como Campbell, es un antiguo geólogo que se convirtió al conservacionismo: su libro Half Gone: Oil, Gas, Hot Air and the Global
Energy Crisis (Se fue la mitad: petróleo, gas, aire caliente y la crisis energética global) llevó la teoría del "clímax petrolero" a un público más amplio. Leggert compara la renuencia del gobierno y de la industria a encarar el próximo agotamiento del petróleo con la negación del calentamiento global.
"Me recuerda -dice- esos años en los que nadie quería escuchar a los científicos que hablaban de calentamiento global. En ese tiempo predijimos sucesos con mucho apego a la forma en que ocurrieron. Entonces como ahora nos preguntábamos qué haría falta para que la gente escuchara. No es una conspiración: es una negación institucional."
En 1999 las reservas petroleras británicas en el Mar del Norte llegaron al clímax, pero en los dos años posteriores era herejía que alguien en círculos oficiales lo dijera. "Se considera que no satisfacer la demanda no era opción. Es más: era una traición".
Algo en lo que coinciden la mayoría de los analistas es que la extinción de los yacimientos sigue una curva de campana predecible, lo cual no ha cambiado desde 1956, cuando el geólogo M. King Hubbert, de Shell, construyó un modelo matemático para predecir lo que ocurriría a la producción petrolera estadunidense. La llamada curva de Hubbert muestra que en un principio la producción de un campo se eleva pronunciadamente, luego llega a un plano y por último se desploma hasta el agotamiento. Su predicción de que la producción petrolera de Estados Unidos llegaría al clímax en 1969 fue objeto de burlas. La realidad es que el clímax llegó en 1970 y el descenso ha sido continuo desde entonces.
En la década de 1970 Chris Skrebowski era planificador a largo plazo de BP. Hoy dirige la Petroleum Review y es uno de los directivos industriales que se han convertido a la teoría del clímax, cuyo número va en aumento. "En un principio era muy escéptico", reconoce, pero decidió realizar una investigación de los mayores descubrimientos petroleros que se pronosticaban, los llamados megaproyectos, y concluyó que la producción mundial llegaría al clímax en 2011. "Tenemos capacidad suficiente para los próximos dos años y medio. De ahí en adelante la situación se deteriora", sentencia.
En lo que todos coinciden, incluso BP, es en que la demanda crece. La rápida expansión de las economías de China e India igualó la dependencia petrolera total del mundo desarrollado, lo cual implica que de alguna parte tendrá que salir más petróleo. La evaluación de BP muestra que la demanda creció mucho más rápido en los cinco años pasados que en la segunda mitad de la década de 1990. Hoy consumimos en promedio 85 millones de barriles diarios, cifra que según los cálculos más conservadores de la Agencia Internacional de Energía llegará a 113 millones de barriles diarios hacia 2030.
Dos tercios de las reservas del mundo están en Medio Oriente y el aumento en la demanda se tendrá que enfrentar con enormes incrementos en la oferta de esa región. La evaluación estadística de BP es la estimación más comúnmente usada de las reservas mundiales, pero, como indica Campbell, no es más que un resumen de estimaciones de gobiernos y compañías petroleras, informes que tienen gran carga política y no deben tomarse por su valor facial. Como dice Campbell: "Cuando yo era jefe de una empresa petrolera nunca dije la verdad. No es parte del juego".
Un sondeo de los cuatro países que reportan las mayores reservas -Arabia Saudita, Irán, Irak y Kuwait- revela importantes problemas. La violencia y el caos significan que la producción es menor que antes de la guerra. Han aparecido documentos que parecen probar que las reservas reales de los países son de la mitad de lo reportado. Y este año Irán se ha convertido en el primer gran productor mundial que adopta el racionamiento petrolero, lo cual permite suponer hacia dónde prevé su gobierno que van sus reservas.
Sadad al-Huseini sabe más que nadie sobre las reservas petroleras de Arabia Saudita. Hace dos años se retiró como jefe ejecutivo de la corporación petrolera del reino, y su visión de hasta dónde se puede elevar la producción saudita pone las cosas en su verdadera dimensión: "El problema es que fuimos de 79 millones de barriles diarios en 2002 a 84.5 millones en 2004. Subimos de dos a tres millones por año -declaró a The New York Times-. Es como toda Arabia Saudita cada dos años. No se puede hacer eso por tiempo indefinido."
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya