Benito Mirón, titular de Trabajo en el DF, admite que perciben salarios miserables
Ambiente laboral precario para 100 mil niños
Gasto familiar, autosustento u obligación, causas de su incorporación al mercado de trabajo
En la ciudad de México, 100 mil niños entre los seis y los 14 años trabajan en precarias condiciones y con salarios "miserables", principalmente en tortillerías, la industria de la construcción, plazas comerciales, el ambulantaje o como diableros en la Central de Abasto o los mercados públicos, obligados por las condiciones económicas que privan en su hogar, pues más de la mitad contribuye con el gasto familiar.
El secretario del Trabajo y Fomento al Empleo, Benito Mirón Lince, señaló lo anterior y reconoció que la mayoría cubre jornadas superiores a las ocho horas diarias durante toda la semana, sin más pago que la comida o salarios que apenas alcanzan el mínimo, por tareas de limpieza, manufactura, acomodo de mercancía y acarreo de grandes bultos que, gran parte de las veces, supera su propio peso.
A ellos se suman quienes laboran en la industria de la construcción de manera clandestina, en el comercio informal o en la calle ofreciendo productos diversos o sus servicios como limpiaparabrisas, fenómeno que tiende a crecer al doble, en el corto plazo, ante la carencia de una política nacional que fortalezca el mercado interno, ofrezca un salario remunerador y castigue a las empresas que contraten a niños sin ninguna regulación y vigilancia, señaló.
El funcionario admitió en entrevista que la mayoría de los "niños trabajadores" dejan sus estudios para contribuir con el gasto familiar, pues continuamente se "cierran" los espacios para la gente adulta, aunque gran parte de las veces son objeto de explotación por los patrones, quienes les pagan salarios muy bajos y ni siquiera les asignan tareas que correspondan a su edad y condición física.
Los menores también sufren discriminación por género, pues respecto de los niños, más del doble de las niñas laboran bajo un esquema de no percepción de ingresos, sobre todo cuando se trata de negocios familiares, obligándolas a dejar sus estudios de manera temporal o definitiva, sin importar las buenas calificaciones obtenidas y alejándolas de la posibilidad de superarse y mejorar su calidad de vida en el futuro.
La necesidad de ayudar a la familia, el autosustento y la obligación son las causas principales de su incorporación al mercado laboral. Su estacionalidad puede ser en vacaciones (de verano e invierno), temporadas, fines de semana o todo el año, según la situación económica de su hogar, pero se carecen de cifras exactas de la dimensión de esta problemática en la ciudad.
El panorama en el corto plazo, indicó, es crítico pues de continuar con esta política se duplicará el número de menores en el mercado infantil y las horas trabajadas para disfrutar, por lo menos, de una canasta básica indispensable. En 1982 eran nueve horas con 29 minutos, mientras este año asciende a 47 horas con 40 minutos, debido a que con los "minisalarios" sólo se puede comprar 8 por ciento de los alimentos de primera necesidad.