"Es improductivo y tiene un doble rasero", señalan en Ginebra
Condenan mecanismo de investigación sobre los derechos humanos en Cuba
Ginebra, 12 de junio. La mayoría de los 47 países miembros del Consejo de los Derechos Humanos salió hoy en defensa de Cuba al pedir el fin del mandato de Christine Chanet, representante personal de la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, encargada de examinar la situación en la isla, por ser una imposición concebida con doble rasero, selectividad y para usos políticos, en suma, "una injusticia que no puede ser tolerada".
El que Cuba sea objeto de una investigación por violaciones a las libertades individuales es una "herencia de la Comisión", que ya no es procedente en el nuevo Consejo de los Derechos Humanos, dijeron las voces que se oponen a seguir dedicando tiempo a un tema por demás machacado en los pasados 14 años y que tradicionalmente impulsa Estados Unidos.
Cuba no le reconoce validez al mandato de Chanet -establecido en 2002- ni para recibir información sobre detenidos ni para su demanda de visitar la isla. La propia representante admitió hoy ante el Consejo que su mandato no tiene sentido: "tal como está concebido, no puede funcionar".
Chanet presentó este día un nuevo informe sobre la situación en Cuba, en el cual hace una decena de recomendaciones como la adhesión a los pactos sobre derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, pero también califica el bloqueo y la tensión entre La Habana y Washington como poco propicios para el desarrollo de las libertades, cuestiona los apoyos estadunidenses a la disidencia cubana, y dice estar "preocupada" por la salud de unos 60 disidentes presos.
El embajador cubano en Ginebra, Juan Antonio Fernández Palacios, afirmó que el mandato de la "representante especial" es un pesado fardo de la vieja Comisión, y que "la farsa está a punto de terminar". Sus "informes de situación" no merecen credibilidad alguna, al considerar que Chanet ha sido instrumento de las grandes trasnacionales de la desinformación fabricada artificialmente en los laboratorios de la CIA y la Casa Blanca.
Un total de 27 países miembros y observadores del Consejo exigieron el fin de este mecanismo por "improductivo", "contraproducente" y "ajeno al espíritu de búsqueda del diálogo y la cooperación". Abogaron por el fin de a la "interferencia y confrontación política", mientras se discute realizar un examen periódico universal a todos los países y dejar fuera a "relatores de naciones patrocinadoras", que impulsan las potencias occidentales y sólo investigan a sus "enemigos".
En contraste, Alemania, Canadá, República Checa y Estados Unidos insistieron en pedir a Cuba "cooperar" con el Consejo y autorizar la presencia de Chanet en la isla. Además, la representación estadunidense abogó por "el cambio pacífico del actual gobierno" isleño, ya que éste no permite promover una sociedad orientada a la economía de mercado.