INVERSION EXTRANJERA
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India, en el parteaguas
La inversión extranjera fluye hacia India a un ritmo espectacular y está transformando la economía de ese país, pero también ha evidenciado sus enormes disparidades regionales
Ampliar la imagen Un niño sin hogar descansa en las escaleras de una estación del Metro en Kolkata, antes Calcuta Foto: Reuters
Pocos indicadores ilustran mejor la vertiginosa integración de India a la economía global que el explosivo crecimiento de la inversión extranjera directa (IED). En el año fiscal 2006-2007 (marzo-abril), la IED llegó a 16 mil millones de dólares, tres veces más que el año anterior. Si se incluye la reinversión de utilidades de las empresas extranjeras -como suele ser la norma internacional-, la IED alcanzó 19 mil millones de dólares. El gobierno indio informó en mayo que su meta es atraer al menos 25 mil millones de dólares en el presente año fiscal. Esto equivaldría a 2.5 por ciento del producto interno bruto (PIB), un nivel similar al observado en la mayoría de las economías emergentes.
En 2006 los flujos de IED superaron por primera vez la inversión en cartera, que por muchos años fue la opción preferida de inversionistas para participar en el rápido crecimiento de India. Esto significa que las compañías extranjeras, más que los capitales, finalmente están asumiendo el papel que debería corresponderles en una economía que tiene ventajas comparativas en industrias que van de la informática a las manufacturas intensivas en mano de obra. Los sectores que atraen la mayor parte de la IED son equipo eléctrico (incluidos programas de cómputo), servicios, telecomunicaciones y transportes, seguidos de las industrias química, de alimentos procesados y farmacéutica.
Según cifras oficiales, Isla Mauricio es, por mucho, la principal fuente de inversión extranjera en India, pues desde 1991 concentra alrededor de 40 por ciento de la IED. Sin embargo, la información sobre el origen de los capitales que llegan a India es engañosa: casi todos estos recursos provienen de otras naciones y se canalizan vía Mauricio por ser un atractivo paraíso fiscal. En realidad, las principales fuentes de IED en India son los países de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón, Singapur y Corea del Sur.
Una economía diferente
Los crecientes flujos de inversión extranjera directa en India han contribuido a lograr reformas estructurales cuyos efectos empezaron a reflejarse en la década pasada. Hoy día el sector exportador aporta más que la agricultura al ingreso nacional. La inversión se disparó de 22.2 a 32.2 por ciento del PIB entre 2001-2002 y 2005-2006, y el capital privado ha comenzado a participar en este proceso: actualmente la IED contribuye con 6.8 por ciento de la formación bruta de capital fijo. Hace tres años su aportación era de sólo 1.5 por ciento.
Gracias a la mayor captación de capital foráneo en el sector manufacturero y en la exportación de bienes y servicios, no suena descabellado -como habría parecido hace unos años- que el gobierno de India se proponga duplicar para 2009 la participación de ese país en el comercio mundial, que en 2006 era sorprendentemente baja, de sólo 294 mil millones de dólares, equivalentes a 1.2 por ciento.
Los aranceles promedio se han desplomado de 80 por ciento a principios de los años 90 a menos de 30 por ciento hoy día; de esta forma se ha eliminado lo que quizás era el principal obstáculo para el crecimiento de las exportaciones y de la IED. En 1990 el volumen del comercio equivalía a 15 por ciento del PIB de India; en 2005 la proporción era de 35 por ciento. Es probable que esta tendencia transforme la economía india y termine por enterrar la venerada pero cada vez más obsoleta política del swadeshi o autosuficiencia productiva, promovida por el Estado durante décadas.
Brechas regionales
Según la economista británica Joan Robinson, sobre India puede decirse cualquier cosa, y también puede afirmarse exactamente lo contrario. Esto se debe a que India no es una entidad monolítica y homogénea, sino que está integrada por 30 estados y siete territorios de la unión que tienen entre sí grandes diferencias de tamaño, población, desarrollo humano, cultura, recursos naturales, clima y política económica.
Información a escala estatal revela que casi toda la IED de India se ha concentrado en la capital, Nueva Delhi, y en cuatro ciudades en el sur y en el occidente del país: Mumbai (antes Bombay), Chennai, Bangalore y Hyderabad. En otras palabras, la inversión extranjera prácticamente no ha llegado a la gran mayoría de los estados y territorios de la unión. Más aún, en los próximos años casi todas las entidades tendrán que arreglárselas sin esta fuente de dinamismo económico porque tienen malos gobiernos, carecen de litorales, disponen de poca mano de obra calificada y están infestados por la corrupción. Por ejemplo, cerca de un tercio de los candidatos postulados para las recientes elecciones de asambleístas en el estado norteño de Uttar Pradesh, el más poblado del país, tenían procesos penales pendientes. Por ello no es de extrañar que sólo una compañía multinacional opere en el vecino estado de Bihar, que es aún más pobre y anárquico.
La brecha norte-sur, que incide en los indicadores de desarrollo económico y humano, se refleja en las cifras más recientes de inversión extranjera directa dadas a conocer por el Banco de la Reserva de India (banco central). Maharashtra ocupa el primer lugar como destino de IED, con 367 mil 300 millones de rupias (unos 8 mil 100 millones de dólares) entre enero de 2000 y marzo de 2007. Esta cifra es casi una cuarta parte de toda la inversión foránea captada desde 2000. Le sigue de cerca la región de Nueva Delhi, que ha atraído el equivalente a más de 340 mil millones de rupias desde 2000 y hasta diciembre de 2006 era el principal receptor de IED en India. Nueva Delhi mantiene el primer lugar en número de compañías multinacionales: en 2006 casi mil 300 de un total cercano a 2 mil 100 firmas extranjeras estaban establecidas en la capital.
Además de la capital, los estados del sur y el occidente -proclives a las reformas- son destinos preferidos por las compañías extranjeras. Unas 361 multinacionales se han establecido en Maharashtra, seguida de Karnataka (159), Tamil Nadu (75), Andhra Pradesh (26) y Kerala (7), de acuerdo con la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria de India (Assocham, por su abreviatura en inglés), un grupo de cabildeo empresarial. Estas ciudades se caracterizan por un rápido crecimiento económico, altas tasas de urbanización, grandes mercados locales y una relativa abundancia de recursos naturales. También gozan de acceso a los litorales y de la existencia de grandes puertos. Mumbai, en Maharashtra; Chennai, en Tamil Nadu, y Kandla, en Gujarat, son particularmente atractivos como plataformas de exportación de productos intensivos en mano de obra. Maharashtra y Karnataka también se han beneficiado de haber convertido sus capitales (Mumbai y Bangalore, respectivamente) en polos para el desarrollo de la informática.
Separando las piezas
Después de cuatro años consecutivos de crecimiento del PIB superior a 8 por ciento, hacer pronósticos sobre el futuro de India se ha convertido en una actividad popular entre economistas y no economistas. La versión usual dice que India, el tigre que salió de la jaula gracias a la liberalización iniciada en 1991, finalmente está cobrando fuerza y velocidad. Sin embargo, los diferentes patrones de los flujos regionales de IED son otra razón por la cual las perspectivas económicas de India no pueden visualizarse como un todo.
En algunos estados la llegada de capitales se ha convertido en un importante catalizador del crecimiento económico y el empleo. Además, ha moldeado las políticas estatales y ha emplazado a las autoridades del gobierno central a regular la IED y promover la competencia entre estados a fin de mejorar el ambiente de negocios. Sin embargo, el ahorro externo, en forma de inversión foránea, difícilmente será el motor de la economía en la mayoría de las entidades. La concentración de la IED en algunas ciudades refleja un entorno sumamente dispar para las empresas y grandes variaciones en la calidad de los gobiernos estatales.
Esto indica que muchos estados tienen un enorme potencial para mejorar su entorno de negocios. De acuerdo con el Banco Mundial, si todos los estados cumplieran las mejores prácticas de India en términos de regulación e infraestructura, el país aumentaría su tasa de crecimiento en dos puntos porcentuales. Inclusive los estados indios que promueven reformas están a la zaga de otras economías emergentes en términos de entorno de negocios; por ello, India podría obtener grandes beneficios en inversiones y crecimiento si avanza hacia la aplicación de mejores prácticas internacionales.
Lamentablemente, es muy probable que la mayoría de los estados de India, especialmente en el populoso norte, no estarán preparados para beneficiarse de la inversión extranjera debido a desventajas geográficas, un desarrollo económico relativamente bajo y gobiernos deficientes. Los pobres resultados logrados por numerosos gobiernos locales en la dotación de bienes y servicios públicos son particularmente desalentadores para las empresas extranjeras, para las cuales un gobierno local competente y proactivo es indicador de un destino prometedor para las inversiones.
Las diferencias regionales en los flujos de IED son una señal de las preocupantes disparidades entre los estados de indios. En los próximos años seguirá siendo válida la descripción de India como una "economía de dos carriles", un concepto acuñado para describir la dicotomía entre el sector rural y el urbano. Sin embargo, a quienes toman decisiones debería preocuparles que muy pronto ese término describirá los desequilibrios económicos entre el norte y el sur.
Traducción de texto: David Zúñiga