En la obra Los movimientos sociales del siglo XXI se exponen 18 análisis
La frontera sur de México, bomba de tiempo por la migración y la inseguridad
El especialista Ricardo Martínez exhorta a intelectuales a diseñar propuestas y soluciones
Ampliar la imagen Un migrante centroamericano se amarra a un tren para atravesar territorio mexicano, en imagen de archivo Foto: Alfredo Domínguez
La frontera sur de México es una bomba de tiempo activada en plena región estrella del libre comercio y constituye la entrada violenta a la globalización de la miseria y de la muerte.
Cada año, más de 350 mil centroamericanos transitan la peligrosa franja limítrofe con el único propósito de llegar a Estados Unidos, persiguiendo el sueño de mitigar su hambre y la de los suyos.
Ante este panorama desolador, dos preguntas convergen en el mismo punto: ¿hay alternativas para que nuestros pueblos tengan una mejor forma de vida? y ¿cuáles son los caminos que hay que recorrer para ello?, señala Ricardo Martínez Martínez, coordinador de la obra Los movimientos sociales del siglo XXI: diálogos de las resistencias.
"La alternativa es buscar el cambio en la mentalidad, generar conciencia social, mover el velo con el que los pueblos han sido sometidos, romper los cercos mediáticos e históricos", dijo el compilador y autor de diversos textos incluidos en esta publicación.
Los movimientos sociales del siglo XXI (México, 2007, Jorale Editores-Orfila) es más que un compendio de 18 artículos; resulta una exposición de experiencias, dejando interpretaciones tradicionalistas, que conecta a Centroamérica, sus pueblos, sus movimientos, con la migración hacia el norte, resume acerca de esta obra el politólogo Dario Azzellini.
Martínez invita a los intelectuales a dejar de interpretar la realidad por sí misma y convertirse en "militantes de ideas", es decir, pasar al diseño de propuestas y soluciones en una época en que se alzan nuevos movimientos, cuya característica común es el carácter masivo y pacífico, todavía con la herencia de lucha del siglo pasado.
Por ejemplo -señala Martínez-, los actuales movimientos sociales en México tienen la característica de ser muestras de descontento, irrupciones, rebeliones y luchas pacíficas, como el ocurrido el año pasado, en defensa del voto emitido el 2 de julio, y acciones solidarias como la de Atenco, en oposición a la construcción de un aeropuerto en sus tierras.
"Estas expresiones locales, coyunturales, marcarán el destino de nuestra nación en el siglo XXI, una conciencia colectiva hacia el cambio y de mejor situación para los pobres", dijo.
Paso a mercancías, obstáculos a personas
La frontera sur es el sueño capitalista hecho realidad de un fluido y exitoso paso de mercancías de todo tipo, pero, a la vez, resulta la barrera prohibida para las personas.
El fenómeno en esa región -comenta Martínez en entrevista con La Jornada- se entiende porque los países expulsores de mano de obra mantienen índices de desempleo superiores a 40 por ciento.
Centroamérica también vive estragos de una guerra que dejó 12 muertes diarias por arma de fuego y nulo crecimiento económico. Esa catapulta, expulsora principalmente de los jóvenes, expone a migrantes a la región del tráfico de drogas, trata de mujeres, crimen organizado y policías coludidos.
De esa forma la frontera sur toma sus rasgos de bomba de tiempo, dócil a las políticas de seguridad hemisférica de Estados Unidos, con el apoyo del gobierno mexicano.
Ante ello, agrega, "estamos viendo las alternativas sociales que hoy se están levantando en todo el continente, sobre todo en la región centroamericana y de México.
"Actualmente, en nuestro país, los trabajadores del sector público se movilizan para rechazar la reforma a la Ley del ISSSTE; antes recorrieron los lugares más remotos los zapatistas de la otra campaña y, en Centroamérica, asistimos a movimientos frescos de jóvenes que atienden y encaran los diversos problemas de desempleo, migración y violencia.
"El llamado viene desde los de abajo y está cimbrando el edificio estatal de desigualdades construidas en los siglos pasados", señala Martínez, al tiempo de reiterar su llamado a los intelectuales a ejercer una "participación militante" porque no basta con interpretar la realidad, sino generar utopías realizables y emancipaciones sociales que vengan de lado de los movimientos sociales y populares.
Clases subalternas, las protagonistas
"Las clases subalternas serán las protagonistas de la historia mexicana y centroamericana de este siglo, en el cual se adivinan sus potenciales emancipadores", comenta.
En Los movimientos sociales del siglo XXI participan plumas como James Petras, Guillermo Almeyra, Wim Diercksxens, Heinz Dietrich, Gilberto López y Rivas, Fidel Nieto, Carlos Aguilar, Mónica Baltodano, Emilie E. Joly, Antonio Martínez Torres, Hill Weinberg y Santiago Santa Cruz, entre otros.
Con el rigor que imponen las ciencias sociales y "el compromiso ético moral con las epopeyas cotidianas de los pueblos en lucha" -agrega Martínez- se ofrece un recorrido por el contexto en el que se desenvuelven los movimientos sociales obreros, indígenas, campesinos, trabajadores del comercio informal, estudiantes y mujeres.