El viejo continente y AL pueden coadyuvar a un mundo interdependiente: Fuentes
Diálogo internacional de intelectuales sobre identidad y valores en Europa
Berlin, 4 de junio. Con motivo de la presidencia alemana de la Unión Europea, destacados personajes de la literatura y las artes se reunieron para intercambiar puntos de vista en torno a la identidad, la integración y los valores del viejo continente en el siglo XXI, así como abordar el miedo europeo a sus vecinos orientales o al mundo islámico.
La reunión tuvo lugar días antes de la Cumbre del G-8 que se desarrolla en Heiligendamm, Alemania.
Al encuentro fueron convocados, entre otros, los premios Nobel de Literatura Wole Soyinka (Nigeria) e Imre Kertész (Hungría); el actor Mario Adorf y el cineasta Wim Wenders, de Alemania; el escritor árabe Elías Khoury, la argelina Assia Djebar, el húngaro György Konrad y el sociólogo chino de izquierda Wang Hui.
Por un acuerdo global migratorio
El escritor Carlos Fuentes exhortó a buscar un acuerdo global en materia migratoria para que la globalización adquiera un rostro humano. Durante una conferencia pronunciada en Berlín, el novelista mexicano destacó que la migración es una consecuencia inevitable de la globalización y si se liberaliza el sistema financiero y el comercio, habría que hacer lo mismo con el mercado laboral.
Fuentes señaló que la migración requiere de una estrecha cooperación entre los países, que ésta debiera fomentarse y al migrante integrársele en el sistema económico de los países destino. ''Se trata de una cuestión que ha adoptado dimensiones universales, pese a que nos esforcemos por tratarlo como un problema bilateral", dijo el escritor durante un ciclo de conferencias organizado por el Ministerio alemán del Exterior y la Academia de Arte de Berlín, titulado Perspectiva Europa.
Ante un auditorio repleto, desde donde se veía la espectacular Puerta de Brandenburgo, símbolo del militarismo prusiano y por donde Hitler solía realizar sus desfiles, Carlos Fuentes recordó la primera vez que puso pie en Europa, en 1950, cuando todavía los grandes hoteles en Viena estaban ocupados por las potencias aliadas y ondeaban en las fachadas gigantescos retratos de Lenin y Stalin.
De la capital austriaca era más fácil entrar que salir, y en los trenes repletos de pasajeros vestidos con andrajos, los robos estaban a la orden del día. Italia estaba devastada y en Francia la gente vivía sin calefacción. ''Era un mundo en el que se mezclaba la culpa con la inocencia y donde se encendían acalorados debates sobre la colaboración, pero todos compartían una aversión por los boches, los alemanes, el enemigo común", relató el novelista.
''Medio siglo después, Europa es el bloque comercial y económico más grande del mundo, donde sus 500 millones de habitantes disfrutan el mayor nivel de educación, de tecnología y de bienestar a escala mundial", destacó Fuentes. El escritor recordó el papel de los emigrantes españoles e italianos en países como Francia, Inglaterra y Alemania, donde su mano de obra era necesitada aunque no precisamente querida, y cómo la historia se repite con nuevos protagonistas, pues hoy son España e Italia los que resisten a un flujo migratorio proveniente del subsahara africano y del Magreb.
La ponencia del autor mexicano destacó la identidad cultural latinoamericana, heredera de un crisol de civilizaciones, de la filosofía griega y del derecho romano. Una población mestiza, mezcla de europeos, indígenas y africanos, cuya mayoría habla español y portugués y es católica, aunque sea agnóstica. El ensayista arrancó una carcajada a su público al recordar los clichés del nacionalismo latinoamericano que se reflejan en el eurocentrismo: ''Como México no hay dos", ''Dios es brasileño", ''Chile es el Jardín del Edén" y ''cuando un argentino ve un relámpago en el cielo cree que lo está fotografiando Dios".
El dedo en la llaga
Tras reflexionar sobre la identidad, una cuestión que ocupa a latinoamericanos y europeos desde hace mucho, Fuentes puso el dedo en la llaga al señalar que Europa tiene también una condición híbrida en vista de dos guerras mundiales, de dictaduras y de las sombras del colonialismo, y afirmó, citando a Jacques Derrida y Amartya Sen, que la nueva Europa es aquella que hace de su historia una posibilidad y no un lastre, y que reconoce la diversidad cultural así como la universalidad de los derechos humanos; una identidad excluyente conduce a la guerra, pues ignora cualquier otra forma posible de identificación, ya sea religiosa, política o laboral.
Fuentes concluyó señalando que Europa y Latinoamérica pueden ayudar a construir un orden internacional basado en los derechos humanos, un mundo interdependiente que comparta responsabilidades.
Un grupo de lectores con varios libros del escritor mexicano bajo el brazo aguardó a Fuentes al final de la conferencia para pedir al autor que los firmara.
Carlos Fuentes tiene numerosos lectores en Alemania y Europa, pero a él mismo le sorprende su popularidad en países como Grecia, Turquía, Rumania, Bulgaria y la República Checa. Según el laureado escritor, son países que se identifican mucho con México y con América Latina, por su situación política y económica, y porque han vivido etapas dictatoriales.