Contra el maquiavelismo
México, lejos y cerca
Los viajes ilustran. Unas semanas fuera de México son útiles para vernos a distancia. Regresar significa una mirada distinta a la misma realidad. Las comparaciones son odiosas e inevitables. Viajar por Italia me obligó a preguntarme por qué esa nación es avanzada y la nuestra se ha rezagado. No se trata de cotejar las estadísticas económicas, basta con la percepción cotidiana. Italia es una sociedad próspera, igualitaria, con desarrollo sustentable. Su atmósfera, bosques y ríos son limpios. Parece erradicada la miseria. Funciona bien la economía de mercado en un modelo europeo con intensa actividad privada y fuerte rectoría estatal. La democracia italiana se parece a un equilibrista en la cuerda floja. Muchos piensan que es una nación que ha demostrado poder vivir sin gobiernos estables. Los italianos, aun muchos de los más cultos, tienen una imagen confusa y sórdida de nuestro país. Pueden pasar muchas semanas sin una sola nota periodística sobre nuestra realidad.
Regresar a México es poco refrescante. Algunos amigos ausentes durante un largo tiempo encuentran difícil determinar cuál es el eje de nuestra vida pública. Cada vez son más evidentes las irregularidades y el fraude en la elección de Calderón. Atrapado en una política económica sin salida se limita a continuar las líneas de Fox y se expone a que una recesión de la economía estadunidense nos arrastre hacia abajo. Parece que todo se reduce a su campaña militar contra el narcotráfico, a pesar de que la sabemos inevitablemente perdida. Los resultados son preocupantes, no sólo por el aumento de asesinatos, sino porque se están otorgando a las policías mexicanas, célebres por su corrupción y su brutalidad, poderes peligrosos. Guillermo Knochenhauer alerta contra las libertades policiacas para hacer cateos, espionaje y arraigos sin orden judicial previa.
El peor lado, el más evidente, es la abierta descomposición de la clase política que abarca a todos los partidos; las pugnas internas en el PAN reflejan su involución. Como era previsible, el robo en las urnas conduce a una rebatiña por el botín. Los fundadores al PAN aspiraron a una República democrática con libertades y respeto a los derechos individuales. Los panistas de hoy recurren a las peores complicidades para conservar el poder y luego pelean con fiereza por las ventajas del mismo.
Es cierto que un político puede ser eficaz e inmoral simultáneamente, pero las violaciones a la ética no perdonan ni a los políticos. No existen dos esferas separadas: la política está sujeta a los principios de la ética, como cualquier otra actividad humana. El comportamiento corrupto, desleal, traicionero y tortuoso es signo de decadencia, no de habilidad.
Lo más atractivo de la propuesta de AMLO consiste en sujetar el noble arte de la política, única alternativa a la violencia, a principios claros respetados impecablemente: no robar, no mentir, no traicionar. Un político eficaz para gobernar o para conducir a un pueblo puede ser bueno o malo, pero tendrá que ser hábil y astuto. No basta con ser recto, pero si no es recto pagará las consecuencias.