Delegados a la asamblea panista arremeten en contra de su dirigente y del Yunque
Declina la estrella de Espino mientras Calderón toma las riendas del PAN
León, Gto., 2 de junio. Manuel Espino Barrientos pasó hoy uno de los tragos más amargos de su vida. Abucheado por la mayoría de los delegados a la asamblea nacional del blanquiazul, el dirigente vio declinar su buena estrella en la misma sesión en que Felipe Calderón fue ovacionado y comenzó a asumir las riendas del partido y a reditar el viejo pero eficaz esquema priísta de que el Presidente es, a la vez, el primer panista del país y da línea.
En tanto, el ex mandatario Vicente Fox mantuvo su arrastre entre una militancia que aún lo ve como un cándido demócrata retirado, pero el intento de equilibrar fuerzas con su presencia en el cónclave panista fue opacado por el peso que da a Calderón ser quien despacha en Los Pinos.
Espino había llegado muy seguro de sí mismo a la asamblea, pero desde el arranque de los trabajos se desinfló. No sólo se vio obligado a respaldar públicamente a Calderón, sino que éste lo hizo esperar más de una hora en la puerta del Polifórum León y luego no lo saludó al bajarse de la Suburban. El michoacano prefirió la querencia de los panistas tras las vallas, y sólo después de varios minutos apenas dio una palmadita a Fox, al igual que al jefe del Partido Acción Nacional (PAN).
Como si se tratara de una misma estrategia, al inusual abucheo de un siempre bien portado panismo se agregó el reparto de 5 mil camisetas con la frase "Yunque no, PAN sí". Luis Paredes Moctezuma -quien fue alcalde de Puebla y militó en ese grupo de ultraderecha- ordenó el reparto de las prendas y declaró:
"El Yunque ha corrompido al gobierno, y por eso es importante que los panistas que acuden hoy (para designar a los consejeros nacionales) estén enterados y se atengan a las consecuencias de una mala elección."
La idea de "Yunque no, PAN sí" se repitió en mantas y pancartas desplegadas en el pleno panista. A ello se sumó la venta en el Polifórum de decenas de ejemplares del periódico AM, con una denuncia pública contra el florecimiento del yunquismo en Guanajuato, y en primera plana la foto del gobernador Juan Manuel Oliva.
El yunquismo, "minoría"
En medio de ese debate, se preguntó a Luis H. Alvarez si el Yunque existe. Respondió: "me temo que sí tiene algunos adherentes, pero ciertamente minoritarios respecto a la composición total del PAN".
De principio a fin de su discurso, el dirigente del PAN enfrentó el reclamo de una militancia que le cobró el enfrentamiento con el Presidente, y aún así Calderón intentó amainar la silbatina al pedir calma con las manos.
El gesto presidencial detuvo la protesta por unos minutos, pero ésta volvió con más fuerza. Muchos delegados dieron la espalda a su jefe nacional, otros lo reprobaban con el pulgar hacia abajo y unos más levantaron sus cartulinas para votar con el lado del no.
"No renunciaré"
Espino, quien casi siempre actúa con suficiencia y responde a las preguntas y críticas con mordacidad, estaba descompuesto. Se sacudió el bochorno ante los reporteros: "me siento muy fortalecido dentro del PAN. Ya sabíamos que había personas que estaban moviendo que esto se diera, y bienvenidos. No me preocupa, me parece que es una expresión propia de una corriente interna del partido que quiere impulsar sus puntos de vista".
No obstante, más tarde advirtió que no renunciará al cargo sólo "por darle gusto" a quienes a partir de mañana comenzarán a demandar su dimisión tras la rechifla que sufrió. Aseguró que la decisión de buscar o no relegirse la tomará dentro de seis meses, porque ahora el reto para él es fortalecer al blanquiazul y pugnar por frenar manifestaciones como las de hoy.
En respuesta a los delegados que lo abuchearon, aseveró: "para ser militante hay que ser congruente con nuestros principios (...) Mi lucha seguirá para que el partido esté libre de ese tipo de prácticas".
Después de inaugurada la asamblea, en un receso, el ex senador Javier Corral, que mantiene una controversia personal con el líder panista, se acercó a éste y lo abrazó.
El efecto del repudio fue tal que, a pesar del escozor que provoca en algunos el estilo de Espino, un grupo de figuras convocó una reunión urgente, con el propósito de definir una postura y presentarla en conferencia de prensa.
Así, Diego Fernández de Cevallos suspendió una sesión de fotos y autógrafos con simpatizantes que lo apapacharon por más de dos horas para sumarse al concilio con personajes como María Elena Alvarez, Alejandro Zapata Perogordo, Santiago Creel, Héctor Larios, César Jáuregui y Corral. Aunque todos convinieron en que el panismo se excedió, decidieron no realizar la declaración conjunta.
Hacerlo habría enviado el mensaje de que conformaban una nueva corriente que respaldaba a Espino, con el que algunos de ellos mantienen diferencias. Así que individualmente reprobaron la manifestación.
Diego Fernández aseguró que la "conclusión unánime" fue que debe conciliarse la libertad de expresarse en una asamblea, pero siempre con respeto.
A su vez, Corral fue a los antecedentes: "las declaraciones del presidente del partido contribuyeron, pero no es la forma de resolver un diferendo".
Las figuras panistas estaban extrañadas, sobre todo porque el método escogido para repudiar a Espino no es usual entre el panismo bonito y recatado. Y hoy se dieron cuenta de que, finalmente, la guerra sucia los alcanzó.
En tanto, Creel, coordinador de los senadores, también reprobó la rechifla. "No puede pasarse por alto y tendrá que ser analizado por el nuevo Consejo Nacional para renovar el sentido de unidad. No tengo elementos para afirmar si fue o no concertado, pero desde el presídium se vio como uniforme".
Quien sí lo vio como una acción concertada fue Enrique Navarro, secretario de Fortalecimiento Interno. Los abucheos, dijo, surgieron de un sector identificado en el galerón. "Esto estuvo operado. Sí fue algo orquestado".
Preocupado por el cariz que tomó la reunión, el secretario de la Función Pública, Germán Martínez, afirmó que el daño provocado es, más que al dirigente, al partido. Aunque, añadió, esto le debe servir a Espino para reflexionar sobre las causas. "De lo que pasó hoy, me quedo con el respaldo que, por fin, se le dio a Felipe".
El senador Humberto Aguilar Coronado se lamentó: "qué triste". A pesar de la animadversión que conjuntó Espino, el ex funcionario estimó que no es suficiente para poner fin a la dirigencia que, en Los Pinos, negociaron Fox, Marta Sahagún y Creel en el sexenio pasado. "No es para tanto".