Usted está aquí: jueves 31 de mayo de 2007 Sociedad y Justicia Crisis en el Area de Medicina Nuclear del INER

Crisis en el Area de Medicina Nuclear del INER

Desde hace 5 meses dejó de operar; culpan al director Cano Valle de las irregularidades

ROSA ELVIRA VARGAS

Desde hace más de cinco meses, el Area de Medicina Nuclear del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) carece de licencia de funcionamiento y ha suspendido toda actividad. En ese lapso, según cálculo somero, han dejado de realizarse entre mil 250 y mil 500 estudios fundamentales para el diagnóstico de padecimientos pulmonares.

Además, sigue sin entrar en operación un equipo de alta especialidad para la realización de tomografías, el Symbia T2, con valor superior al millón de dólares, debido a las anomalías detectadas en la adaptación del espacio donde sería instalado. Esos trabajos no fueron sometidos a licitación.

Documentos, reportes y testimonios recabados por este diario muestran el grave conflicto en el que está una de las más importantes instituciones de la medicina mexicana. El Organo Interno de Control del INER tiene abiertos varios procesos de investigación por irregularidades administrativas y en la ejecución de obras de infraestructura.

Médicos y científicos entrevistados responsabilizan directamente al director general del INER, Fernando Cano Valle, del desabasto de insumos y equipo. De hecho, al dar a conocer su informe de actividades en marzo pasado, fue encarado abiertamente por personal del instituto sobre la carencia de material de trabajo, lo que fue negado por quien también fuera director de la Facultad de Medicina de la UNAM hasta principios de los años 90.

Sin embargo, apenas una muestra de lo anterior es el oficio signado el pasado 10 de mayo por el jefe del Servicio de Microbiología Clínica, Francisco Quiñones Falcón, al subdirector de Servicios Auxiliares de Diagnóstico y Paramédicos:

''... me permito informarle que, derivado de la carencia de material necesario para atender las demandas de nuestros pacientes, el servicio de microbiología se ve imposibilitado para atender las solicitudes de nuestros pacientes. Por lo que a partir de la fecha suspenderemos el servicio al público y únicamente procesaremos baciloscopías.''

En el mismo documento, el doctor Quiñones refiere a su superior jerárquico: ''No omito mencionarle que las solicitudes de compra y sus justificaciones respectivas se encuentran en manos del departamento de adquisiciones desde el pasado mes de enero del presente año''.

Derivado de la inactividad en el Area de Medicina Nuclear se han cancelado las pruebas para la detección y estadificación de padecimientos oncológicos, fundamentales en la misión del INER, pues el diagnóstico por esa vía de una llamada ''actividad tumoral a hueso'' permite que ésta se detecte hasta seis meses antes de lo que se lograría con rayos X, y ese tiempo puede ser la diferencia entre la vida y la muerte de un paciente. Y resulta básica, entre otros, para el tratamiento del cáncer de tiroides.

Como en todos los casos e instalaciones donde se maneja material radiactivo, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) es la única instancia oficial para regular, supervisar y autorizar su funcionamiento.

De ahí procedió la suspensión de la licencia de operación al INER con dos efectos inmediatos: impedir la continuación del servicio y notificar a las empresas que proveen insumos radiactivos para que no sigan vendiéndolos a la institución sancionada.

Sin embargo, y a pesar de que el INER recibió tal notificación desde el 12 de enero, existen facturas -copia de las cuales posee La Jornada- en las que se registran compras para el área de medicina nuclear, a lo que legalmente estaría impedida. Esos documentos cobrables tienen fecha del 31 de enero; 8 y 12 de febrero, y 15 y 23 de marzo.

No se conoce el destino que habría tenido este material, pues por su condición de radiactividad no es posible colocarlo en cualquier almacén y nadie tiene registrada su entrada al instituto. Las facturas cubren compras, en al menos dos casos, por más de 3 millones de pesos.

La razón fundamental, mas no la única, para que el INER quedara sin licencia de operación en el área de medicina nuclear fue la carencia de un encargado de seguridad radiológica en ese laboratorio.

Esta labor era realizada por el doctor José Manuel Alvarez Zavaleta, quien el pasado 16 de mayo fue despedido del INER. El argumento ofrecido por el subdirector de administración y desarrollo de personal, José Antonio Melo Manzanilla, fue que precisamente la renuncia de Alvarez Zavaleta provocó la sanción, al no notificar su salida con dos semanas de antelación, pues a su nombre fue expedida la autorización de funcionamiento de la CNSNS.

Y es que no cualquiera puede ocuparse de la seguridad radiológica en una institución. Unicamente quien recibe tal certificación por parte de la CNSNS, luego de cubrir requisitos estrictos, entre los cuales destaca haber aprobado un curso avanzado de seguridad radiológica y tener experiencia de al menos seis meses en los aspectos de protección relacionados "con el uso que el permisionario dé a las fuentes de radiación ionizante'', según establece el Reglamento General de Seguridad Radiológica.

Con 14 años de antigüedad en el INER, el doctor Alvarez Zavaleta ocupó, entre 2001 y 2006, la doble de responsabilidad de jefe del servicio de radiología y de encargado de seguridad radiológica en el Area de Medicina Nuclear. Sin embargo, nunca recibió nombramiento oficial para tales cargos y mantuvo su plaza original como médico especialista tipo A.

En mayo del año pasado, por designación de Cano Valle, se hizo cargo del servicio de medicina nuclear el doctor Eduardo Larrea y Richerad. Diversas lagunas y omisiones en su currículum le impidieron sin embargo tomar también la responsabilidad de encargado de seguridad radiológica, por tanto, la posibilidad de tramitar la licencia de operación. Por ello se le pidió al doctor Alvarez Zavaleta mantenerse seis meses más en esa responsabilidad.

Además de no haber acreditado el curso obligatorio de seguridad radiológica, informes llegados a la CNSNS ubicaban a Larrea y Richerad como alejado del ejercicio de la medicina nuclear desde hace alrededor de 20 años. Además, él mismo admitió tener implantadas, y con fines de terapia oncológica, semillas radiactivas, lo cual lo lleva necesariamente a tener acumuladas en su organismo dosis adicionales de radiactividad a las autorizadas al personal ocupacionalmente expuesto.

Transcurrió el segundo semestre de 2006 y el doctor Eduardo Larrea no obtuvo la certificación de la CNSNS. Alvarez Zavaleta cumplió su palabra de renunciar como encargado de seguridad radiológica a finales de noviembre. Para su relevo, el INER no acreditó ante la comisión a nadie más y al estar vacante tan importante posición, la licencia se suspendió. Al parecer hoy ha reanudado las gestiones para acreditar a otra persona en el puesto que tampoco cumple el perfil requerido.

Entre las fallas que las autoridades del INER imputan a Alvarez Zavaleta está la "pérdida'' del expediente relacionado con el informe de seguridad radiológica, situación que según el subdirector de administración, Melo Manzanilla, es la principal para que el instituto "no haya podido levantar la suspensión y modificación de la licencia''.

Alvarez Zavaleta se defiende. Asegura haber llevado todo en regla y hoy se apresta a dar la batalla en los ámbitos administrativo y laboral para lograr su reinstalación.

Por ahora, Eduardo Larrea ha sido adscrito al área de enseñanza del INER y desde abril funge como encargado de medicina nuclear el doctor Pascual Pérez Campos, jefe del mismo servicio en el hospital de cardiología del Centro Medico Siglo XXI.

Sin duda tiene tiempo para desempeñar ambas funciones, porque en el INER, salvo su oficina, toda el área está cerrada.

 
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