Venció 2-1 al Liverpool y se vengó así de la derrota que le infligió en Estambul
El AC Milán gana por séptima ocasión la Liga de Campeones
El triunfo, de la mano de Inzaghi, autor de los dos goles, y el talento de Kaká
Alinearon siete de los jugadores que participaron en la final de 2005, en la que cayeron por penales
Ampliar la imagen El conjunto milanés festeja el preciado título. Al centro, Paolo Maldini, quien obtuvo su quinto trofeo Foto: Reuters
Atenas, 23 de mayo. De la mano del goleador Filippo Inzaghi y del talento de Kaká, el AC Milán plasmó hoy su venganza sobre el Liverpool, al vencerlo 2-1 en la final de la Liga de Campeones y alzar por séptima vez el máximo cetro europeo.
Dos goles de Inzaghi, a los 45 y 82 minutos, aniquilaron el fantasma de Estambul y dieron la victoria al conjunto italiano, que contó con siete de los futbolistas que en la final de 2005 sufrieron la afrenta de ir ganando 3-0 en el primer tiempo y luego permitir la resurrección del Liverpool, que igualó el marcador con tres goles en seis minutos y se llevó el trofeo en la tanda de penales.
El triunfo de los rossoneri comenzó a gestarse en la cabeza de su técnico, Carlo Ancelotti, quien acertó al incluir a Inzaghi en la delantera, en detrimento de Alberto Gilardino, quien se quedó en la banca.
En contraposición, el técnico español Rafael Benítez pagó cara su decisión de salir a jugar sólo con un atacante.
Para quienes esperaban algún tipo de repetición de la final de Estambul de dos años atrás, el partido de este miércoles supuso una gran decepción: mucho nervio y poco futbol.
Eso sí, en un marco tan excepcional como hace dos años, ante 63 mil espectadores que reventaron las gradas del estadio Olímpico y pusieron calor y color.
Los reds carecieron de efectividad
Las emociones escasearon en un primer tiempo en el cual el cuadro inglés lució mejor pero careció de efectividad. A pesar de contar con un solo delantero -Dirk Kuyt-, los reds sacaron provecho de algunos errores graves de la zaga milanista para llevar peligro al arco defendido por el brasileño Dida.
En especial por la franja derecha, donde Steve Finnan y Jermaine Pennant, más Steven Gerrard moviéndose como pivote, se juntaban para desnudar las fragilidades de su rival.
A los 10 minutos, Dida se estiró para conjurar un remate con destino a gol de Pennant; a los 27, un disparo de media distancia del español Xavi Alonso acarició el poste, y a los 35 Kuyt estuvo a punto de convertir desde el borde del área chica.
Los generadores de juego en el Milán -Kaká y Andrea Pirlo- no aparecían e Inzaghi luchaba en solitario ante una retaguardia inglesa que se presentaba firme.
Kaká probó con un derechazo a los 16 minutos, que obligó al portero español José Reina, pero fue la única llegada del cuadro milanés en esa primera etapa, antes de la jugada clave, la que le dio el título.
Corrían 44 minutos cuando el árbitro alemán Herbert Fandel pitó falta de Alonso sobre Kaká a las puertas del área, en una jugada que dejó dudas.
Pirlo cobró, pero en el camino se interpuso el hombro de Inzaghi, quien con su olfato goleador corría hacia el arco para buscar un eventual rebote y la pelota burló a Reina, que había ido hacia su izquierda.
Para la segunda etapa al Liverpool no le quedaba otra que ir en busca de una remontada en el resultado, tal como había pasado en Estambul.
Ahora sólo estaba un gol abajo, pero en el trámite estuvo más lejos que hace dos años, cuando logró el milagroso 3-3.
Los rossoneri, con mucho oficio, salieron a cuidar la ventaja, sin renunciar al contrataque.
Los cambios dispuestos por Benítez parecieron llegar demasiado tarde. A los 59, el australiano Harry Kewell ingresó por el holandés Boudewijn Zendem, y recién a los 78 mandó a la cancha a la torre Peter Crouch, en lugar del argentino Javier Mascherano, quien había hecho un buen partido, aportando garra en el mediocampo inglés.
Poco después una pincelada de talento de Kaká -otra vez presente en una jugada clave-, en forma de pase al vacío del área dejó a Inzaghi solo frente a Reina: el delantero lo dribló y tocó suave hacia el arco, a los 82.
El 2-0 parecía haber sentenciado la historia, pero el Milán está signado a sufrir si el Liverpool está enfrente.
Tras un córner ejecutado por Crouch, Gerrard asistió con un cabezazo a Kuyt -quien estaba fuera de juego, no advertido por el juez asistente-, y con otro testarazo acercó las cifras para los reds, que volvieron a creer en el milagro, mientras millones de espectadores que seguían el partido por televisión se pegaban a la pantalla pensando en otra gesta del equipo inglés.
Pero sólo faltaba un minuto más para el descuento. El tiempo y la suerte esta vez jugaron en favor del Milán que, con poco, se dio el gran gusto de vengarse del Liverpool y subirse al escalón más alto de Europa por séptima oportunidad en la historia.
Y el actual cetro tiene un sabor especial también porque esta temporada el Milán debió arrancar su campaña desde la tercera ronda de la fase de clasificación, debido a la sanción recibida por su participación en el escándalo de manipulación de resultados en el calcio.
Minutos después del pitazo final, el nuevo presidente de la UEFA, Michel Platini, le entregó el preciado trofeo al eterno capitán Paolo Maldini, quien hoy, a sus 39 años, jugó su octava final de la Copa de Europa y obtuvo su quinto título, igualando al legendario Alfredo Di Stéfano.
El récord sigue en poder del español Paco Gento, con seis títulos.
El delirio de los hinchas milaneses llegó a su clímax mientras agradecían por contar en su equipo con la inspiración de Kaká y la pólvora seca de Inzaghi, quienes fueron capaces de cambiar la historia ante un Liverpool que se olvidó de llevar a Atenas su pócima mágica.