Falta voluntad gubernamental, señala estudio
México, entre países que limitan a mujeres en actividades castrenses
A pesar de la decisión histórica del Ejército Mexicano de aceptar el ingreso de mujeres en planteles militares para formarse como pilotos aviadores, ingenieros militares e intendentes -además de la Escuela Militar de Enfermeras, de Odontología y Escuela Médico Militar-, hasta la fecha las fuerzas armadas mexicanas están a la zaga en relación con ejércitos de América Latina, en donde ese sector de la población puede seguir la "carrera de las armas" sin restricciones.
Aunque la Armada de México se adelantó al Ejército en cuanto a ampliar las posibilidades de las mujeres, al permitir su acceso a intendencia naval en 1995 y mecánica de aviación a partir de 1998 -además de las carreras médico militares-, en ninguna de las instituciones se les permite convertirse en soldado de los cuerpos de infantería, artillería, caballería o blindados.
De acuerdo con el Atlas comparativo de la defensa en América Latina, elaborado por la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Resdal), de los 15 ejércitos más importantes de la región -a excepción de Cuba, nación que no está considerada en ese análisis-, en nueve se posibilita a las mujeres a llevar a cabo su carrera castrense "sin restricciones"; en los seis restantes -como es el caso de México-, el personal femenino participa en las áreaa administrativa y médica, principalmente.
Llama la atención que en el caso de nuestro país hay inclusive una mujer general de división que es médica cirujana, y que recientemente la Secretaría de la Defensa Nacional acordó que las oficiales del Ejército podrán postularse para tomar el curso de la Escuela Superior de Guerra y convertirse en diplomadas de Estado Mayor, siendo que esta prerrogativa era exclusiva para los militares de armas.
Hasta la fecha, las mujeres en las fuerzas armadas sólo reciben un curso de instrucción militar que va de tres a cinco semanas, pero no se han dados pasos firmes para que se conviertan en soldados con las mismas obligaciones y prerrogativas que los hombres.
El único caso en que una mujer se integró como combatiente fue cuando lo logró la teniente de corbeta de la Armada Karmina Cortés (La Jornada/ 21/04/2000).
Según cifras oficiales, en el Ejército y Fuerza Aérea mexicanos el porcentaje de mujeres es de 3 por ciento del total, mientras que en la Armada su número supera 14 por ciento.
De acuerdo con la información de Resdal, la participación de las mujeres en las fuerzas armadas no depende del tamaño ni del equipamiento de los ejércitos, sino de la voluntad gubernamental de hacerlo.
En este sentido, los países que admiten sin restricción a las mujeres son: El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Perú (en todas las armas, salvo en fuerzas especiales), República Dominicana, Venezuela y Uruguay.
Mientras que los países que limitan la actuación de las mujeres en la actividad castrense son México, Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia y Ecuador.