Debe declararse inconstitucional la reforma en medios
Alerta experto sobre el riesgo de un modelo autoritario de comunicación
De no dictaminar como inconstitucionales las reformas a las leyes federales de Radio y Televisión, y de Telecomunicaciones, conocidas como ley Televisa, aprobadas en abril de 2006, a fin de corregir los "múltiples y graves errores" de esa normatividad, en las próximas cuatro o cinco décadas México continuará con un modelo de comunicación "autoritario, vertical, monopólico, frívolo y calumniador", advierte Javier Esteinou Madrid, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y especialista en medios de comunicación, en el documento La ley Televisa y la disputa por la nación.
Agrega que se crearon las bases jurídicas para que exista un "mercado anárquico, con una comunicación salvaje, sin la presencia del Estado para dar impulso a la pluralidad cultural de la nación", ante una visión mercantilista y "muy limitada" del espectro radioeléctrico, que es un "bien de la nación que no puede servir sólo a los intereses económicos de la oligarquía televisiva".
Con la aprobación "cínica y prepotente" de un proyecto de reforma que eliminó cientos de propuestas ciudadanas, de especialistas y organizaciones no gubernamentales para garantizar la creación de una legislación plural, democrática y respetuosa de los derechos, "sólo se incluyeron la protección y ampliación de intereses de los grandes monopolios mediáticos, especialmente de Televisa y Televisión Azteca, y se desconocieron tajantemente las necesidades comunicativas de la sociedad".
Esteinou Madrid, experto en el estudio de los medios de comunicación y el derecho a la información, señala en el documento que uno de los "vicios y carencias" más evidentes de la nueva normatividad es la ausencia de la sociedad en su estructura jurídica, pues el ciudadano, "como sujeto y actor fundamental de la democracia, razón esencial de la comunicación, no existió ni como sujeto esencial ni como usuario, incluso ni siquiera apareció en la concepción del modelo mercantilista de la radiodifusión, que lo constriñe como simple consumidor de contenidos, donde la información es otra mercancía y no un bien público".
Destaca que en el fondo del debate en torno a la llamada ley Televisa se revela una "lucha enconada de dos grandes proyectos radicalmente opuestos de concepción sobre los medios electrónicos de información colectivos, pero también sobre el Estado, la nación y la sociedad mexicana".