Usted está aquí: domingo 20 de mayo de 2007 Opinión Moore y los Coen al rescate 60 Festival de Cannes

Leonardo García Tsao

Moore y los Coen al rescate 60 Festival de Cannes

Tal como se preveía, las cosas mejoraron el fin de semana en la sección oficial. Estados Unidos se hizo cargo con un par de instancias muy favorecidas en Cannes. La primera es la del documentalista Michael Moore, quien estrenó aquí Sicko, su denuncia de las malas condiciones de la seguridad médica en aquel país. Por una vez, el rotundo cineasta no recurre a la payasada ni a la trampa para presentar sus argumentos, aunque no deja de esquematizar ciertos apuntes.

Moore ilustra con elocuencia cómo los intereses de los grandes consorcios -aseguradoras, compañías farmacéuticas-- se han coludido con los políticos gringos -republicanos, sobre todo-- para desproteger al ciudadano común y corriente en cuanto a atención médica se refiere. Sin embargo, simplifica el estado ideal de la seguridad social en países como Gran Bretaña y Francia, describiéndolos como paraísos democráticos. Moore cierra Sicko con una ingeniosa provocación, al subir a un yate a varios de sus conciudadanos afligidos (incluidos, tres voluntarios del ataque a las Torres Gemelas, enfermos tras su servicio de rescate) y llevarlos a Cuba, donde reciben un diagnóstico y tratamiento de primera. El documental recibió una gran ovación -sobre todo, por la sección de gayola-- y seguramente se postularía para un premio si no estuviera fuera de concurso.

Otros que volvieron con renovados bríos fueron los hermanos Ethan y Joel Coen, quienes con No Country For Old Men (País no apto para ancianos) han conseguido su realización más sólida desde Fargo (con la que compitieron aquí hace 11 años). Basada en la novela de Cormac McCarthy, este thriller narra, en esencia, la persecución que realiza un implacable asesino (Javier Bardem) de un hombre (Josh Brolin) que se ha quedado con un maletín lleno de dólares, tras una operación malograda de narcotráfico en la zona fronteriza con México. Mientras tanto, un comisario (Tommy Lee Jones) filosofa sobre cómo el mundo se está volviendo más salvaje e inhóspito (la acción ocurre en 1980).

Por suerte, los Coen han retomado la gravedad de sus primeros títulos -Simplemente sangre (1984), De paseo a la muerte (1990)-- construyendo un imprevisible relato cargado de violencia pero también de un patibulario sentido del humor (sin caer en las obvias chistosadas de su etapa reciente). La película está filmada con la maestría de quienes ya no necesitan apantallar con recursos gratuitos. Al final, el relato toma unos vericuetos que no guardan lógica, pero es parte de una mirada inquietante al estado de las cosas, una subversión del género que le otorga un peso casi bíblico.

Por su parte, el surcoreano Kim Ki-Duk sigue su desigual trayectoria en la que alterna lo bueno con lo malo. Su trabajo más reciente Soom (Aliento) pertenece a la segunda categoría. En otra historia suya de fijaciones amorosas, un ama de casa alienada y disminuida por su insensible marido, se obsesiona con un preso condenado a muerte por haber matado a su esposa e hijas. La mujer lo visita en prisión y le monta en la sala de visitas unos elaborados performances según cada estación del año, con todo y diorama alusivo y desafinadas canciones de karaoke (tal vez para consolarlo de que la ejecución no sería una opción tan terrible). Por supuesto, la obsesión entre la pareja va en aumento, mientras cada uno provoca los celos respectivos del marido y los compañeros de celda.

Con frecuencia, Kim se ha colocado en la frágil línea que separa lo sublime de lo ridículo, y en Soom tiene varias situaciones provocadoras de la risa involuntaria. Y en ese retrato de mujeres tan sumisas no deja de haber un incómodo elemento subyacente de misoginia. Según se reporta, la película fue filmada en apenas dos semanas y ya se suma a Tiempo, que se estrenó en otoño del 2006. Quizás el realizador debería descansar un poco y meditar algo más sus proyectos.

Eso sí, su culto ha crecido. Muchos colegas se quedaron sin entrar a la función de prensa porque Soom fue relegada en Cannes al horario de la película difícil, es decir, una sola proyección oficial a las cuatro de la tarde, con un único pase previo a la prensa en la reducida sala André Bazin. Es el mismo horario que se le ha dado el martes a Luz silenciosa, de Carlos Reygadas.

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