El gobierno de Bush, obligado a encarcelar a Posada Carriles: Adolfo Pérez Esquivel
"Terroristas" del anticastrismo hicieron posible la Operación Cóndor
Documentos desclasificados no dejan lugar a dudas de su alta criminalidad: investigador
Buenos Aires, 13 de mayo. La reciente liberación en Estados Unidos de Luis Posadas Carriles, uno de los principales hombres de los grupos que actuaron contra Cuba desde Miami y asolaron la región desde mediados de 1965, es considerada aquí como el "símbolo del terrorismo de Estado y el mejor mensaje de la administración del presidente George W. Bush para convalidar la impunidad en el mundo".
Así lo expresaron organismos de derechos humanos y figuras como el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
Se destaca también que a la "criminal acción" contra Cuba desde 1959, que dejó miles de muertos y heridos, se une el hecho de que estos grupos trasladaron su accionar a Estados Unidos, América Latina y al resto del mundo.
"Esto de por sí obliga al gobierno de Bush no sólo a poner en prisión a Posada Carriles y sus compañeros en la saga criminal que está documentada, sino también a los organismos internacionales a exigir justicia", dijo Pérez Esquivel.
Utilizados los mercenarios "cubano-estadunidenses" para cubrir las acciones de guerra sucia en el esquema de la guerra fría, trabajaban con el apoyo financiero, el amparo y protección de los gobiernos estadunidenses.
Además de la consabida "doble moral" que se imputa a Estados Unidos, la libertad de Posadas Carriles, con un "historial terrorista asombroso, es un mensaje temible en favor de la impunidad para crímenes de lesa humanidad", dijeron juristas de la Asociación de Abogados de Argentina.
En las investigaciones realizadas en los juicios contra los responsables directos e intelectuales de la Operación Cóndor -la coordinadora criminal de las dictaduras del Cono Sur en los años 70- se constata y documenta la intervención de estos grupos que se convirtieron "en soldados todo terreno de las peores causas" de la inteligencia estadunidense.
Cóndor fue una de las más terribles operaciones de contrainsurgencia en el esquema de la Doctrina de Seguridad de Estados Unidos, que llevó a la siembra de dictaduras en el Cono Sur en los años 70. Entre otras operaciones como Calypso (Centroamérica), Lobo (Caribe) y similares, Cóndor tuvo características especiales por la selectividad de las víctimas.
Las acciones de Cóndor comenzaron entre 1974-1975, después de esporádicas y secretas intervenciones conjuntas e intercambio de información entre varios países. De alguna manera con la imposición de la dictadura argentina en marzo de 1976, se "institucionalizó" la ilegal Operación Cóndor, como mecanismo de terror extraterritorial, abarcando además de este país a Chile, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay, con otras complicidades en Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador.
La Operación Cóndor se estableció con objetivos definidos: espiar, intercambiar información, secuestrar, torturar, asesinar, trasladar ilegalmente de un país a otro a los opositores y desaparecerlos constituyendo una "asociación ilícita para cometer crímenes de lesa humanidad", como lo determina el juicio que se desarrolla en Argentina.
Cóndor fue posible por la participación de los "terroristas" anticastristas de Miami que tenían capacidad y experiencia acumuladas en sus acciones por toda la región, constituyéndose en uno de los antecedentes básicos para el accionar de los comandos de la muerte.
Estas organizaciones anticastristas pasaron a realizar "otras tareas" después del estrepitoso fracaso de su invasión a Cuba en 1961. A mediados de los años 60 comenzaron los ataques terroristas contra los intereses de Cuba en cualquier país del mundo y también contra gobiernos, medios de prensa y personas que apoyaran a la revolución cubana.
Desde 1965 tuvieron en jaque a México y otros países mediante una serie de atentados que están cuidadosamente registrados. Uno de estos ejemplos surge de documentos desclasificados donde la FBI transmite un informe llamado Intención de Representación Cubana en el Exilio (RECE), para volar una nave cubana o soviética en Veracruz, México fechado el 7 de julio de 1965, que además lleva incluido otro informe obtenido de la estación de la Agencia Central de Intelgencia (CIA) en México sobre un pago de Jorge Mas Canosa a Posada Carriles para financiar una operación de sabotaje contra barcos en ese país.
El informe dice que Posada contaba con "110 libras de explosivos C-4 y detonadores", así como algún tipo de minas para llevar a cabo estos atentados.
En otro informe de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) -transmitido el 13 de julio de 1965 sobre el grupo encabezado por Posada Carriles (RECE)- se mencionan varias operaciones, incluida la de un bombazo en la biblioteca soviética en la ciudad de México.
Según Peter Kornbluh, director del proyecto sobre Cuba del National Security Archive (NSA), "la documentación desclasificada no deja ninguna duda de que Posada ha sido uno de los proveedores más incansables de la violencia terrorista".
Posada Carriles, quien participó en la invasión frustrada a Cuba en 1961, trabajó, entre otras actividades como ranger de Fort Bennign, agente privilegiado de la CIA, en la FBI como experto en explosivos y organizador de equipos de infiltración en operaciones contra objetivos cubanos en otros países.
Los dos años transcurridos entre 1974 y 1976 fueron uno de los periodos en los que más acciones criminales de estos grupos se registran. Los extremistas anticastristas realizaron entonces más de 202 actos terroristas, que afectaron a 23 países de varios continentes, tal como lo indica en sus trabajos el investigador cubano Jose Luis Méndez y Méndez, autor del libro Bajo las alas del Cóndor. Una gran cantidad de estas acciones ocurrieron en Estados Unidos, pero al parecer no importaba a las autoridades.
Entre los numerosos actos criminales de 1974 en América Latina se citan fechas como el 21 de enero, cuando se colocaron bombas en las embajadas de Argentina, Perú y México, y en julio del mismo año enviaban cartas a los consulados de Cuba con bombas.
En octubre del mismo año colocaron una bomba en la embajada de Panamá en Caracas en protesta contra el gobierno del general Omar Torrijos, en cuyo asesinato también habrían participado operativamente como se investiga ahora. El 30 de octubre otra bomba estalló en el Instituto de Amistad Venezolano-Cubano en Caracas. El 7 de noviembre en el Instituto de Estudios Brasileños y en la embajada de Bolivia en Ecuador.
Estos son sólo algunos ejemplos del accionar terrorista que olvidó Washington.