Usted está aquí: lunes 7 de mayo de 2007 Cultura "Foto por foto, desnudo por desnudo", reclamo de los que fueron excluidos

Llegada de última hora de varios entusiastas, a punto de arruinar la convivencia

"Foto por foto, desnudo por desnudo", reclamo de los que fueron excluidos

Demostramos que estamos en contra del conservadurismo del PAN, señalaron asistentes

ANA MONICA RODRIGUEZ, FABIOLA PALAPA

Ampliar la imagen La imposibilidad de ingresar al Zócalo motivó escenarios alternos La imposibilidad de ingresar al Zócalo motivó escenarios alternos Foto: Marco Peláez

Ampliar la imagen La policía se tuvo que esforzar para mantener a raya a los interesados que ya no pudieron ingresar a la plancha de asfalto La policía se tuvo que esforzar para mantener a raya a los interesados que ya no pudieron ingresar a la plancha de asfalto Foto: Marco Peláez

Una "instalación alternativa" de desnudos sobre el techo de una camioneta, empujones, gritos de inconformidad y sonoros silbidos se suscitaron en la calle de Madero después de que los organizadores impidieron a cientos de personas llegar a la plancha del Zócalo para participar en la sesión fotográfica que realizó este domingo el estadunidense Spencer Tunick.

La molestia y el conato de enfrentamiento entre los elementos policiacos y los participantes surgió luego de que los organizadores urgieron a cerrar el paso a la gente que esperaba su turno para ingresar a la plancha asfáltica.

La serpenteante fila que comenzó a avanzar apresuradamente desde las 4:30 horas, se prolongó todavía dos horas después sobre Palma y 16 de septiembre. La expectación se truncó cuando una voz masculina informó por un altavoz que no habría más ingresos pese a la inscripción hecha con antelación.

"La toma fotográfica se debe realizar antes de que amanezca para aprovechar la luz que requiere Tunick y el ingreso del resto de la gente retrasaría la sesión" fue el argumento que cimbró los ánimos festivos que se manifestaban desde las primeras horas del domingo en el primer cuadro de la ciudad de México.

El incidente provocó la ira y frustración de los variopintos personajes que colmaron las calles del Centro Histórico que vieron truncado su anhelo de "formar parte de la historia". Los inconformes derribaron la primera valla colocada en la calle Madero y los refuerzos policiacos se multiplicaron conteniendo el tumulto que lanzaba consignas y amenazaba con avanzar hacia el histórico lugar. El descontento aumentó cuando los toletes detuvieron con fuerza a los primeros inconformes que creyeron vencer a las fuerzas del orden.

"Para la cultura y el arte no hay límites", "Foto por foto, desnudo por desnudo", "Todos o ninguno", "Puto" y el clásico "ulero" se escucharon, mientras Tunick daba indicaciones previas a la sesión fotográfica.

La frustración se transformó en rebeldía. Al grito de "¡a encuerarnos, a eso venimos!" se sumaron algunas mujeres y otros hombres quienes orgullosos cumplieron su sueño de ser fotografiados aunque no con la lente de Tunick.

Entonces tres mujeres y cinco hombres se subieron al techo de una camioneta y ya arriba se desnudaron, y finalmente fueron captados por infinidad de cámaras fotográficas, video y celulares. En la banqueta y a media calle continuaron mostrando sus cuerpos a toda la gente que permaneció en el lugar hasta que terminó la instalación del célebre fotógrafo quien rompió récord de convocatoria en lo que fue la antigua Tenochtitlan.

Previo a su ingreso, algunos de los participantes consideraron que posar desnudos era una "oda al cuerpo", una forma de liberarse de prejuicios, de aceptación porque el "cuerpo humano es hermoso por naturaleza".

En las filas se encontraban mujeres y hombres entusiastas por vivir la experiencia de despojarse de la ropa y ser los protagonistas de una "obra de arte". Los participantes expresaron: "estar desnudo es un acto de libertad, una forma de aceptarse a sí mismo y estamos en contra del conservadurismo que emplea el PAN y todo su grupo de gente neófita".

Además varios jóvenes acudieron a la convocatoria de Tunick con la idea de liberarse y mostrar que "el desnudo es de lo más normal, además, es una excelente forma de presentar a México como un país liberal".

Un estudiante de 19 años expresó: "posar desnudo en el Zócalo es una experiencia colectiva que desinhibe y ayuda a enfrentar varios tabúes cuando se supone que vivimos en un país conservador".

Hubo quienes afirmaron que "el ser humano no necesita la ropa para ser persona y el cuerpo debe mostrarse como una obra de arte". También para varios fue una cuestión personal y un reto "despojarse de ciertas ideologías".

Después de participar en la sesión fotográfica sobre la plaza capitalina y en la calle 20 de Noviembre la gente de la instalación masiva señaló a La Jornada que "al estar sin ropa y ver que todos somos una comunidad, se vence el miedo de permanecer desnudo frente a otras personas. Desde que te quitas las prendas se vence todo".

Un grupo de jóvenes expresó: "aportamos un poco a la causa de la cultura, fue libertad y enseñaste las nachas. Todo fue normal. Veías lo que había, como bestias, pero pensantes, sin decir nada".

"La experiencia fue muy padre, valió la pena esperar varias horas, ya estamos liberados. Me siento feliz de haber participado en un hecho único", comentó una adolescente.

Para Adriana de 29 años "la experiencia fue una emoción muy grande, al desnudarnos todos fuimos iguales y no hubo morbo; todo era alegría y nadie le faltó el respeto a nadie".

Al finalizar la sesión fotográfica que consistió en tres posiciones: de pie frente al hotel Majestic, acostados con la cabeza apuntando hacia el asta bandera y otra viendo hacia Catedral en posición fetal, Tunick decidió separar a hombres y mujeres.

Las damas permanecieron en el Zócalo capitalino para una imagen más. En este momento la privacidad de las nudistas se terminó porque los hombres se encontraban ya vestidos e incluso algunos comenzaron a captar imágenes de ellas con cámaras y celulares.

El poder del atavío venció a los hombres y la vulnerabilidad del sexo femenino quedó expuesta al morbo. Al respecto, una participante señaló: "Cuando nos separaron a las mujeres para una toma aparte se hizo evidente la desorganización, fue caótico porque desde un principio ni siquiera se escuchaban las indicaciones entre la multitud".

Las autoridades capitalinas abrieron el acceso a las calles aledañas a la plancha de asfalto después de las 8:30 horas, y aún en ese lugar, se veían mujeres desnudas vistiéndose con parsimonia.

En ese ambiente saturado de adrenalina, varios curiosos y transeúntes miraban con atención las figuras femeninas, mientras el calor acumulado de los más de 18 mil participantes se difuminaba paulatinamente en la gran plancha asfáltica.

 
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