Es una "medida de rectificación oficial justa e inteligente": cineasta Enrique Colina
Estrenan en la televisión cubana el filme Fresa y chocolate, a 14 años de realizada
Directores lo interpretan como la reacción a un debate intelectual sobre la censura en los 70
La Habana, 6 de mayo. La célebre cinta Fresa y chocolate se estrenó en la televisión cubana este sábado, 14 años después de su realización, en lo que cineastas advierten como reacción oficial a un debate entre intelectuales, que al estallar en enero pasado enfocó inicialmente la censura en los años 70.
La obra del desaparecido Tomás Gutiérrez Alea (1928-1996) y de Juan Carlos Tabío pasó en horario estelar, en el mismo espacio que lo hicieron en marzo Páginas del diario de Mauricio (2006) y Suite Habana (2003), dos películas cubanas recientes que estaban excluidas de la pantalla chica.
La exhibición de Fresa y chocolate demostró que "el silencio de la televisión en estos años ha sido inútil" y es un "corolario" de la discusión, dijo Tabío a La Jornada. En viaje de trabajo en Europa, el cineasta Enrique Colina comentó a este diario, por correo electrónico, que "es una medida de rectificación oficial, justa e inteligente, que contribuirá a defender y preservar los valores humanistas que siempre han animado lo mejor del proceso revolucionario cubano".
El más reciente número del bimensuario cultural La gaceta de Cuba publicó un artículo sobre la película y su entorno histórico, escrito en 1993 por el Premio Nacional de Literatura Reynaldo González.
El autor explicó que su texto fue rechazado en ese momento por las revistas culturales cubanas, entre ellas La gaceta, que ahora agradeció al escritor "la posibilidad de enmendar aquel error". La revista de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) dijo que el debate actual muestra que la censura de hace tres décadas es "un pasado cuyas laceraciones aún necesitan ser conocidas, estudiadas, porque algo de ellas permanece vivo y gravitando sobre las personas y las obras de nuestra cultura".
Con éxito local de taquilla y resonancia y premios internacionales, Fresa y chocolate, basada en el cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo, de Senel Paz, es un recio alegato en favor del respeto a la discrepancia, basado en el choque de visiones de un artista homosexual y un militante comunista.
La cinta se conecta con el actual debate, el cual empezó impugnando la represión homofóbica de los 70. Luego la polémica tocó, entre otros puntos, la censura en la televisión de películas cubanas que han tratado con sentido crítico la situación del país en los últimos 20 años.
A través del correo electrónico, el debate tuvo un primer tramo, en el cual Tabío recordó la protesta de intelectuales contra la decisión oficial de 1990 de desaparecer el Instituto Cubano de Artes e Industrias Cinematográficos (ICAIC) para convertirlo en un departamento del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
Tras la impugnación, "el ICAIC sigue existiendo y sigue haciendo películas que siguen prohibiéndose en la televisión cubana", añadió el realizador en un texto en enero.
La discusión se trasladó después a tres reuniones a puerta cerrada y continuará con una más, la semana próxima. Según asistentes a esas sesiones, al menos una vez se abordó ahí la proscripción del nuevo cine cubano en la televisión, un caso que, de acuerdo con las mismas fuentes, ya se había tocado años atrás, sin resultados, en asambleas de la UNEAC.
En la primera fase del debate, Colina citó las películas cubanas que no han llegado a la televisión, entre las cuales aún están Techo de vidrio (Sergio Giral, 1982); Alicia en el pueblo de Maravillas (1990, Daniel Díaz Torres); Adorables mentiras (1991) y Perfecto amor equivocado (2003) de Gerardo Chijona; El elefante y la bicicleta (1994) y Lista de espera (1999), de Tabío; Guantanamera (1995, Tabío y Gutiérrez Alea); Madagascar (1994) y La vida es silbar (1998), de Fernando Pérez; Pon tu pensamiento en mí (1995) y Amor vertical (1997), de Arturo Sotto; La ola (Enrique Alvarez, 1995); Miel para Ochún (2001) y Barrio Cuba (2005), de Humberto Solás; Nada (2001, Juan Carlos Cremata) y Entre ciclones (2003, Colina).
"Sólo espero que sea esta la primera ficha que sirva para mover el dominó, cerrado hace ya demasiado tiempo en los medios, para que, mas allá de la difusión de un cine nacional crítico y alerta, sirva para que no nos quedemos con el doble nueve de otras censuras en las manos. Hay que seguir descongelando tabúes y miedos con el ánimo de reconocer lo que haya que cambiar", dijo Colina, en el mensaje enviado hoy a La Jornada.
"La censura de ideas es la más flagrante negación de la salud moral de cualquier sistema y, su aplicación excluyente, la expresión más contundente e irrefutable de su incapacidad para movilizar, a través del debate y la persuasión, la opinión pública en favor de sus principios y valores. Nunca pude ni podré entender que para defender a la revolución cubana hubiera que censurar en los medios, por cualquier motivo que fuera y en cualquier circunstancia, ningún filme, documental o noticiero nacionales, en los que se expresaran opiniones y criterios diferentes a un único punto de vista oficial".
"Cabía, por lo tanto", agregó Colina, "preguntarse hasta cuándo podía tolerarse que un recelo burocrático, animado de una arrogante presunción de ortodoxia revolucionaria, no exenta en algunos casos de la ignorancia y la mezquindad típicas que alimentan conductas oportunistas, intentara coartar y romper el estrecho vínculo cultural que une nuestro cine a su pueblo".