México SA
Excesos bancarios
Chávez ya advirtió que la banca debe dar prioridad al financiamiento productivo
México, santuario de ganancias
Ampliar la imagen El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, llegó a un acto donde lo esperaban sus simpatizanates, manejando un auto de Volkswagen, en Caracas Foto: Ap
América Latina, México de manera destacada, se ha convertido en un verdadero santuario de las ganancias para el capital financiero trasnacional, especialmente el bancario, al que los gobiernos regionales le han permitido, permiten, absolutamente todos los excesos.
Es un capital con disfraz de banca y alma de pirata, y en Latinoamérica, con la venia gubernamental, se dedica a saquear al público usuario, al tiempo que especulan con sus recursos, sin que, en esencia, cumpla con la función económica que le corresponde. Las trasnacionales que a este lucrativo "negocio" se dedican, han sentado sus reales en la región, y algunas de ellas presumen que sus filiales y subsidiarias les representan uno de los más grandes filones a nivel internacional, caso concreto el del BBVA, para el cual México le representa el 30 por ciento de sus utilidades mundiales.
Venezuela no es ajena a dicha práctica, ni a la historia de "rescates" privados con fondos públicos para su posterior reprivatización y/o extranjerización, y el capital bancario -nacional y foráneo- encabeza la lista. Es en ese tenor que el presidente Hugo Chávez lanzó su reciente advertencia: "la banca privada tiene que darle prioridad al financiamiento a bajo costo a los sectores industriales del país; si la banca no quiere cumplir con eso, mejor es que se vayan, mejor es que nos entreguen a nosotros los bancos, los nacionalizamos y ponemos toda la banca a trabajar para el desarrollo integral del país y no para especular y producir grandes ganancias; de todas maneras, estamos preparando una Ley Habilitante para obligarlos a sumarse, en el caso de que no quieran hacerlo", con claro mensaje a los dos grandes que operan en ese país: Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) y Santander Central Hispano (BSCH), que concentran alrededor de 50 por ciento del mercado financiero en aquel país.
Similares advertencias, que no amenazas, había hecho el mandatario venezolano a otros sectores, como el de telecomunicaciones (Carlos Slim fue uno de los perdedores en este ejercicio), electricidad e hidrocarburos. Y de la advertencia pasó a los hechos, mientras en lista de espera permanecen cementeras (la de Lorenzo Zambrano, principalmente) y productoras de alimentos de consumo básico (entre ellas Bimbo, de la siempre pía familia Servitje).
En la mira, pues, la banca privada que opera en Venezuela, cuya radiografía la presenta la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras (Sideban) del país sudamericano: al cierre de marzo de 2007, el sistema bancario estuvo integrado por 58 instituciones, de las cuales 48 son de capital privado y 10 pertenecen al Estado. De las instituciones de capital privado, ocho son de capital extranjero y 40 de capital nacional. El patrimonio del sistema bancario a esta fecha pertenece en 70.09 por ciento a bancos nacionales, y en 29.91 por ciento a bancos extranjeros o, lo que es lo mismo, a las citadas trasnacionales españolas. Seis años atrás, de acuerdo con la Cepal, el 59 por ciento de la banca en Venezuela era controlada por capital extranjero (en México son extranjeras 90 por ciento de las instituciones bancarias).
En la última década, el BBVA y el BSCH alistaron sus espejitos, se los entregaron a los gobiernos locales y se hicieron de no menos de 30 de los principales bancos que operan en América Latina, entre los que destacan, para el caso venezolano, Banco Provincial y Banco de Venezuela que, respectivamente, adquirieron en 1997 y 1996, luego de que, en tiempos de Rafael Caldera como inquilino de Miraflores, el erario los "rescató", "saneó" y "reestructuró", para entregarlos limpios, perfumados y planchados al capital extranjero, como sucedió en México, con un mayor número de instituciones, en tiempos de Zedillo y Fox.
De allí en adelante, la operación de esas dos entidades "venezolanas" es exactamente igual a la practicada en, por ejemplo, las sucursales "mexicanas": cada vez mayor volumen de utilidades, con cada vez menor apoyo al crecimiento y desarrollo nacionales. Y el capital financiero trasnacional repite el numerito en toda la geografía latinoamericana, con iguales resultados.
Lo anterior, por lo que toca a la banca que opera en Venezuela, porque el presidente Chávez también encendió los focos rojos sobre la otrora empresa del Estado Siderúrgica del Orinoco, la mayor en su género del país: "si Sidor no incrementa el suministro de acero a las empresas nacionales y a bajo costo, si no cambia su procedimiento, me van a obligar a nacionalizarla... Sidor produce el acero necesario y sólo le da materia prima a sus empresas relacionadas, de forma que tiene un monopolio, y entonces tenemos que traer los tubos de China. Eso no se puede aceptar".
Sidor es propiedad de Ternium, que algunos ilusos presentan como "un consorcio latinoamericano con sede en Luxemburgo". En realidad, el accionista mayoritario (60 por ciento) de Sidor y Ternium (como de la "mexicana" Hylsamex y la "argentina" Siderar, entre otras) es el gigante italiano Techint y lo preside Paolo Rocca. En el caso concreto de Siderúrgica del Orinoco, esta trasnacional posee 59 por ciento de las acciones; el gobierno venezolano 20 por ciento, y otro tanto igual los trabajadores y ex trabajadores de la empresa.
Entonces, ¿es un exceso del gobierno chavista? Parece que no; sólo un intento por enmendar la vieja historia de los monopolios privados protegidos e impulsados por el poder público, los cuales representan un pesado lastre para el crecimiento y desarrollo latinoamericanos. Y si hay dudas, que lo diga la economía mexicana, que con ellos ya no siente lo duro sino lo tupido.
Las rebanadas del pastel
Si de monopolios se trata, todo indica que ya viene la fiesta por la ley Televisa, a la que, por obvias razones, no asistirán Emilio Azcárraga Jean ni Ricardo Salinas Pliego.