Pierde Warner batalla legal contra Marcos Lifshitz

Luis Miguel y Juan Carlos Calderón, culpables de plagio

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El primer tribunal unitario en materias civil y administrativa del primer circuito declaró culpables al cantante Luis Miguel, al compositor Juan Carlos Calderón y a la empresa discográfica Warner de plagio del tema Siento nuestro aliento, del compositor mexicano Marcos Lifshitz.

Luego de seis años de litigio, el magistrado José Guadalupe Sánchez González señaló a Marcos Lifshitz como dueño y creador del tema que Luis Miguel, Juan Carlos Calderón y Warner Music titularon Amarte es un placer. El tema y el disco lograron el Grammy y generaron millones en ganancias. "No quiero dinero, sí para pagar a mis abogados, pero lo más importante es que esto no quede impune", había dicho Lifshitz al inicio del litigio.

Entonces, Juan Carlos Calderón López de Arroyabe y su editora El Pedrosillo, Warner Music México, antes denominada Producciones WEA, y Luis Miguel Gallego Basteri deben realizar un pago por concepto de remuneración compensatoria, de conformidad con lo establecido por la Ley Federal de Autor y la Ley de Propiedad Industrial.

"Agradezco al magistrado haber tenido el valor moral de condenar a personalidades del tamaño de Luis Miguel, del compositor español Juan Carlos Calderón y de la empresa Warner, que en su momento bajo el nombre de WEA editaron el disco de Amarte es un placer", señaló el compositor. Indicó que el magistrado resolvió conforme a las pruebas aportadas durante la secuela procedimental donde se demostró que la melodía Amarte es un placer, que se encuentra en el disco del mismo nombre, es un plagio y modificación no autorizada de Siento nuestro aliento.

Lifshitz dijo que este fallo es un mensaje a todos los compositores que se encuentren en la misma situación de que sí se puede pelear contra la "bola de ladrones intelectuales que sin importar su fama y sus nombres se dedican a dañar a los creadores. Esta resolución en mi favor es el resultado de un arduo trabajo en todas las instancias legales del país, con el único afán de no dejar impune el delito de plagio, lo que demuestra que la justicia y la razón siempre estarán por encima de los abusos".

Más allá de la cuestión económica, que podría ser de millones de pesos, Lifshitz señaló que el reconocimiento como compositor del tema plagiado es la mayor satisfacción que tiene, porque eso le hace confiar que en México se hace justicia no importando si se trata de personalidades afamadas como el intérprete de La incondicional.

Sin embargo, Lifshitz señaló que con el único que le interesa llegar a un acuerdo en buenos términos desde hace seis años es con el cantante. "A Luis Miguel le diría lo mismo que le dije hace tiempo: qué lástima que llegáramos a esto, pero sigo abierto para que tú y yo lo arreglemos sin abogados; por lo que respecta a Juan Carlos Calderón y a Warner Music, por mí que paguen lo que tengan que pagar".

Indicó que le queda claro que Luis Miguel ha sido engañado también por el compositor español y por la firma disquera, porque si él sólo hubiera sido intérprete del tema, no habría ningún problema. Cabe recordar que en el disco en el que se plagia el tema de Lifshitz, Luis Miguel aparece como productor, Warner como distribuidor y Calderón como compositor. "Incluso siempre se ha rumorado que el mismo Calderón y Warner se han robado canciones de compositores que apenas empiezan y que únicamente modifican los temas para hacerlos suyos", subrayó Marcos Litshitz.

Aclaró que es un buen momento para que Luis Miguel reflexione sobre todo porque con el matrimonio y los hijos la gente se vuelve más cuidadosa de lo que hace, lo sigo admirando como artista y espero que recapacite. "Sobre todo porque los más dañados en este litigio hemos sido Luis Miguel y yo, en especial mi trabajo que ha sido vetado en todas las disqueras".

Los abogados del compositor, José Piecarchic y Patricio Antonio MacKelligan, señalaron que tanto Warner como Juan Carlos Calderón y Luis Miguel podrían interponer un amparo que alargaría este caso de tres a seis meses más con el fin de no reconocer el delito de plagio.