Usted está aquí: viernes 4 de mayo de 2007 Opinión Poesía vs violencia

José Cueli

Poesía vs violencia

El diálogo no pasa sólo por el aprendizaje del pensamiento discursivo y lógico, sino por una búsqueda y apertura. Comprender es algo discursivo e intuitivo que en el ser reflexivo y sensible implica un retirarse o envolverse de cierto silencio. Es esa la manera del pensar poético si lo que éste persigue es pensar desde el alma, desde lo más humano del ser.

Mientras que para los imperios no es válida la reflexión, por el contrario, sólo la ejecución; se persigue y se persigue y se defienden de la persecución imponiendo restricciones más severas, nacidas de la parte más primitiva, prepotente, narcisista y paranoica para volver a hablar y ejecutar por las buenas o por las balas. Es el caso del imperio moderno, nuestro vecino, los Estados Unidos de América que, actualmente impone su poderío en el Medio Oriente y a los mexicanos nos lastima con un muro fronterizo.

La fuerza de este imperio ha llevado a la degradación de la mística en la política. Ha desembocado en un encasillamiento unívoco con grave distorsión y deterioro del pensamiento, falta de discriminación de escenarios, rechazo de los develamientos de historia, acompañados de un sentimiento profundo de envidia rabiosa hacia la historia cultural de los países dominados.

Envidia destructiva hacia los marginales, los diferentes, los otros. Los que están a su servicio y además les arrebatan sus riquezas. Porque la envidia, el sentimiento sadomasoquista de los débiles, provocándoles todo el dolor posible, la rivalidad omnipotente y narcisista, están al nivel de los viejos complejos edípicos de castración, engullendo a la historia y a los individuos. El rechazo del otro, del desprotegido, sometiéndolo y viéndolo como perseguidor, trivializa de manera burda y cruel, la evolución humana, buscando a la pequeña bestia.

Es el poeta, con su pensar flotante, quien puede rehacer, corregir, a reserva de quemárselos por los fulgores inhabituales el rumbo caótico y destructivo, incluida la tecnología por el que se perfila la humanidad en manos de estos modernos dioses de hilos invisibles.

Qué espléndidamente poetizó el problema Octavio Paz en Piedra de Sol: ''Nunca somos/ a solas sino vértigo y vacío/ muecas en el espejo, horror y vómito. La vida no es de nadie todos somos la vida/ pan de sol para los otros/ los otros todos que nosotros somos/ para que pueda ser he de ser de otro/ salir de mí buscarme entre los otros/ los otros que no son si yo no existo los otros que me dan plena existencia".

 
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