Usted está aquí: miércoles 2 de mayo de 2007 Cultura En escena, 13 retratos de la muerte como una forma de superar el miedo

El ''musical de cámara'' de Cordelia Dvorák se estrena este jueves en el Helénico

En escena, 13 retratos de la muerte como una forma de superar el miedo

JORGE RICARDO

Ampliar la imagen Adriana Ríos (La Muerte) en una escena de Un mambo con la Catrina, de Cordelia Dvorák, que se presentará durante mayo y junio en el Centro Cultural Helénico Adriana Ríos (La Muerte) en una escena de Un mambo con la Catrina, de Cordelia Dvorák, que se presentará durante mayo y junio en el Centro Cultural Helénico Foto: Miguel Bracho

Abolido el limbo, Un mambo con La Catrina: 13 calaveras escénicas en tiempos de góbers preciosos puede ser simultáneamente una experiencia de fiesta y de duelo, de fascinación y espanto.

''¿Qué es esto?" -se pregunta un angustiado José Guadalupe Posada (Carlos Cobos) en el montaje dirigido por Cordelia Dvorák: -''¿Es un juego? ¿Es la vida? ¿Es la muerte?"

Este ''musical de cámara" nació del proyecto de intercambio cultural Más acá del más allá entre Suiza y México, para el que la directora alemana hizo una adaptación de la obra Bajo tierra, de David Olguín, la cual, luego de presentarse en noviembre de 2006 en el país helvético, tuvo dos funciones en la reciente versión del Festival México en el Centro Histórico y este jueves se estrena en el Centro Cultural Helénico.

Posada, dijo Diego Rivera, es "la muerte que se volvió calavera, que pelea, se emborracha, llora y baila". Cordelia ubicó a Posada como habitante de su propio universo. La muerte se asoma a su taller de cerrada de Santa Teresa número 2. Convencidos del inexorable encuentro, son aconsejados para intentar eludirla. Transitan así por diversos personajes y escenarios, del porfiriato a las elecciones presidenciales recientes. Entre el pánico por la muerte el artista popular intenta hacer "un grabado para resaltar su belleza, su misterio, su atractivo irresistible".

Agridulce mambo donde Posada y su ayudante Josefo (Arnoldo Picazzo) batallan para librarse de la muerte. Se disfrazan de merolicos, de enterradores, sacerdotes que se excitan, de sufrientes cuya angustia los eleva y los redime: "cómo cuesta morirse cuando el alma anda herida".

La Catrina (Adriana Ríos) viste de rojo, de blanco, se acompaña de un caronte llamado Homero (José Marcelino Flores), se aparece, baila un mambo y exhibe con cráneos sus victorias: Acteal, Atenco, Oaxaca, Pasta de Conchos, Aguas Blancas y Ciudad Juárez.

De un oscuro a otro, 13 "cuadros escénicos", juego de espejos que prolongan el más allá en el más acá, vida y muerte a un tiempo. ''Esta lúcida conciencia / de amar a lo nunca visto/ y de esperar lo imprevisto;/ este caer sin llegar/ es la angustia de pensar/ que puesto que muero existo". Textos de Xavier Villaurrutia, Gorostiza, Octavio Paz, Rosario Castellanos, de Jaime Sabines y del mismo Posadas enriquecen el drama.

Los personajes huyen de su tiempo y se pierden en un espacio sin tiempo. El alegre mambo deviene sonido helado. Homero anuncia: ''Ladies and gentlemen: Estamos felices de presentar al México de ahora. Ni Posada lo pudo haber dibujado mejor".

Lo vivo y lo muerto se mezclan

''Intenté ubicar la obra en el espacio político que vivíamos; con el góber precioso que, sin embargo, continuó; con un presidente que no piensa y dice cualquier cosa; con otro que aparece rodeado siempre del Ejército sin llegar a tener pueblo, y otro que es sólo pueblo", revela Dvorák, y agrega: ''Eso es muy escénico. Tengo la ventaja de observarlo desde la distancia que me da el que México no sea mi país". El mambo político, sin embargo, sólo ocupa un cuadro del montaje.

La directora une el gesto irónico de las catrinas de Posada ante las desgracias de la vida, con la ''danza macabra" de Holbein frente a las plagas y hambrunas de fines del medievo.

En el desarrollo de la obra, la noción de lo ''vivo" y de lo ''muerto" se entremezclan. ''Hay noches en que imagino que estoy muerto, que soy un fantasma, que imagino que estoy vivo", la voz de Cobos susurra versos: ''Alguien me habló todos los días de mi vida/ al oído, despacio, lentamente./ Me dijo: ¡vive, vive, vive!/ Era la muerte".

Es la muerte que teje su madeja, persigue y toca con sus helados dedos la espalda de los hombres, la que se regodea con su imagen y deja a Posada entre los versos de Rosario Castellanos: ''Yo soy de los que mueren solos,/ de los que mueren/ de algo peor que vergüenza./ Yo muero de mirarte y no entender".

La búsqueda del artista por retratar la imagen de la muerte se convierte en una forma de superar el miedo, de enamorarse y aprender a morir: ''Me veo morir en ti, en otro, en todo".

Un mambo con La Catrina se presentará los miércoles y jueves de mayo y junio a las 20:30 horas en el Centro Cultural Helénico (Revolución 1500, San Angel Inn). Informes en el teléfono 3640 3100.

 
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