Deudos de mineros exigen seguridad para trabajadores
Nueva Rosita, Coah., 1º de mayo. La muerte de los 65 mineros de Pasta de Conchos debe servir para que el resto de los trabajadores de esta región de Coahuila trabajen bajo condiciones seguras, para que tengan buenos sueldos y prestaciones laborales, y para que nunca más las empresas que explotan el subsuelo y comercializan el mineral escatimen recursos en garantizar la seguridad de sus empleados.
Lo anterior lo manifestó Yolanda Ramos de Ruiz, madre de uno de los trabajadores que perecieron en la explosión y derrumbes ocurridos el 19 de febrero de 2006, quien junto a un centenar de familiares de las víctimas marchó por las calles de este municipio con motivo de los festejos por el Día del Trabajo.
"La empresa Industrial Minera México -filial de Grupo México, concesionario de la cantera siniestrada- se ha equivocado al querer comprar nuestro dolor, pero nosotros no queremos su dinero, lo que queremos son los cuerpos de nuestros hijos, padres y hermanos", señaló casi al término de la movilización.
Delante del contingente de viudas y huérfanos circuló despacio una camioneta que transportaba un ataúd gris y una réplica pequeña de un pozo de carbón, como los cientos que operan en esta zona.
Sobre la caja del vehículo iba Guillermo Iglesias, cuyo padre falleció en la tragedia. De pie, vestido con traje negro y presumiendo a todos lados un fajo de billetes de juguete.
"No podrán comprar nuestras conciencias"
"Estoy representando la viva imagen de la empresa Industrial Minera México, de Grupo México, quienes piensan que con tener todo el dinero del mundo van a poder comprar nuestras conciencias", explicó el doliente.
Ante los representantes de empleados telefonistas, de la Comisión Federal de Electricidad, burócratas municipales y maestros que participaron en el desfile, estaba también Trinidad Cantú, cuyo hijo murió por la explosión en la mina Pasta de Conchos.
"Lo que pasó hace más de un año fue una tragedia que debió evitarse, porque los directivos de la empresa tenían conocimiento de la inseguridad con que nuestros hijos trabajaban", señaló, y citó como ejemplo el hecho de que poco antes de la tragedia, al ingresar al socavón, los mineros que murieron "bajaron a pie, porque ni el malacate ni las telesillas funcionaban".
Minera México suspendió hace más de un mes las operaciones de rescate de los 63 cadáveres enterrados en medio del filón, con el argumento de que dentro de la mina colapsada hay condiciones extremas de inseguridad para los brigadistas.
Esto, debido a elevadas concentraciones de gas metano y al riesgo bacteriológico que ocasiona la contaminación del agua que hay dentro de la cantera, por la descomposición natural de los restos de los trabajadores.
Pero los deudos ya no confían en la compañía minera y este miércoles llegarán a la región representantes de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social para valorar las condiciones del yacimiento y determinar si efectivamente es imposible continuar con los trabajos de recuperación de los cadáveres.