¿Qué ganan los trabajadores con la reforma al SAR?
Una vez aprobada la reforma a la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro (SAR) que, 12 años después, elimina la comisión sobre flujo que cobraban las Afore y "promociona" mayores rendimientos en favor de los trabajadores, Vanesa Rubio -vocera de la Consar- observó que ahora el rendimiento neto de la cuenta individual será el indicador de referencia para que los trabajadores "elijan la Afore que más les convenga", agregando que ello les facilitará identificar la más barata para ordenar traspasos "más convenientes".
Pero un estudio de la Federación Internacional de Administradoras de Pensiones (FIAP) muestra que México se ubica en el último lugar mundial con la menor proporción de ahorradores voluntarios en el sistema de cuentas individuales del SAR: ¡156 mil cuentas de casi 13 millones activas!
Sin embargo, la "reforma" calderonista al ISSSTE -diseñada por los tecnócratas hacendarios y leída por el diputado priísta Samuel Aguilar, como la "reforma" con que Zedillo privatizó las pensiones de los trabajadores del sector privado en 1995- funda las mejores "expectativas" de retiro en ese ahorro "voluntario".
El estudio de la FIAP indica que a pesar de la importancia que esas "reformas" le atribuyen al ahorro voluntario, "aún no se implementa una reglamentación trascendente", tal y como no lo hizo la reforma de 2007 al SAR, paralela a la "reforma" calderonista al ISSSTE.
Por eso, José Muriel -del Bufete Matemático Actuarial- advierte que si los trabajadores "no entienden" cómo pueden ahorrar en las Afore, es "casi imposible" que lo hagan de forma voluntaria. Y como con el "ahorro obligatorio" no se completará un buen retiro, las Afore tampoco "podrán dar una buena pensión".
La reforma a la Ley del SAR ocasionará una "guerra" entre las Afore en la búsqueda por mejores rendimientos y, según la calificadora Moody's, inversiones de más riesgo, así como "un gran movimiento entre ellas". Por su parte, Standard & Poor's aguarda que los "reguladores" tiendan a comisiones más bajas.
Después de señalar que la competencia entre las Afore debería aumentar la información y la transparencia respecto de las comisiones y rendimientos, Eduardo Pérez Mota -presidente de la Cofeco- avaló el hecho de que, a partir de la reforma a la Ley del SAR se faculte a la Consar para definir la metodología de cálculo de los indicadores de rendimiento que servirían como referencia para la asignación de cuentas.
¿Y qué ganan los trabajadores dueños de las cuentas individuales? Previsiblemente sólo una pensión más baja. Carlos Soto, asesor actuarial del IMSS, ha documentado que un trabajador con una vida laboral de 40 años habrá cotizado al IMSS cerca de 22 años para apenas aspirar a una pensión equivalente a 25 por ciento de su último salario al momento del retiro.
¿Por qué? Sencillo: la tasa de densidad de su cotización sólo suma 56 por ciento. Entre otras garrafales fallas, la ley Zedillo soslayó la precariedad laboral, bajos sueldos, empleo informal y los periodos de desempleo que impiden a los trabajadores cumplimentar los aportes indispensables para alcanzar una pensión "digna". Los tecnócratas zedillistas no vincularon adecuadamente el sistema de ahorro con la realidad del empleo, que incluye trabajadores que al ganar poco, pueden aportar poco y, por tanto, no alcanzarán esa "dignidad" en su pensión.
Por ello, sostiene Soto, el modelo actual de las Afore, al no incorporar el impacto negativo de la densidad de la cotización, ni su efecto en la carrera salarial, proyecta a sus afiliados saldos inexactos, que a mediano y largo plazos, enfatiza,"están fuera de lo real y posible".
Y ello sin siquiera considerar que entre 1997 y 2006 -como estableció Pérez Mota- los niveles de las comisiones que las Afore descuentan a los trabajadores pulverizaron la ganancia neta de su ahorro forzoso.
Hay que agregar la costosa publicidad que pagan las Afore. Sólo durante 2006, en promedio, ellas destinaron más de 13 por ciento de su gasto al concepto de promoción, aunque algunas superan ese nivel.
Pero para Vanesa Rubio -vocera de la Consar- es claro que por la reforma a la Ley del SAR, el comportamiento del nivel de la comisión dependerá de "cada Afore y obedecerá a condiciones de mercado". Lamentablemente, y después de la reforma, Pérez Mota sostuvo que ella es un "avance", sobre todo si de lo que se trata es de "fortalecer la participación y libre concurrencia en el mercado de las Afore". Porque como había comunicado anteriormente (mayo de 2006), "cuando vemos los niveles de rentabilidad que hay tan grandes, altísimos, en estas empresas, decimos: algo ha de haber aquí, algo hay raro, algo hay raro". ¿Prácticas anticompetitivas, por ejemplo?
Sólo habrá que agregar que -desde enero 2006- las Afore trasladaron, además, a sus clientes, el costo del corretaje por las inversiones que realizan en instrumentos de renta variable y valores. Este costo, que antes absorbían las Afore, ahora lo asume la Siefore y lo descuenta de los rendimientos que ella otorga a sus afiliados.
El propio Moisés Schwartz -desde la Consar- afirma que las Afore son negocios "rentables": ¡mientras un afiliado requiere 44 meses para obtener rendimientos, en sólo 22 meses los dueños recuperan su inversión!
¿Qué ganaron entonces los servidores públicos con la impuesta e inconsulta "reforma" calderonista al ISSSTE, que los condena al "ahorro voluntario" del sistema de cuentas individuales?
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco