Usted está aquí: lunes 23 de abril de 2007 Espectáculos Celso Piña convirtió en salón de baile al Teatro de la Ciudad

Acompañado de Eugenia León cantó Mucho corazón

Celso Piña convirtió en salón de baile al Teatro de la Ciudad

ARTURO CRUZ BARCENAS

Ampliar la imagen Celso Piña con su Ronda Bogotá y Eugenia con todo y silla de ruedas Foto: Francisco Olvera

La escena con tintes de heroísmo en la que Eugenia León cantó con Celso Piña la pieza Mucho corazón valió la noche del pasado sábado: Eugenia llegó al escenario en silla de ruedas por una fractura en una de sus piernas. "No podía fallarle a este señor -a Celso- y aquí estoy", expresó con sencillez y modestia que enaltecen su profesionalismo.

El Teatro de la Ciudad recibió al regio vallenatero mayor. Eugenia llegó dos horas antes del espectáculo. La cargaron varios empleados y los ayes se escucharon. El dolor en los huesos, a pesar de los analgésicos. "Ningún accidente me va a impedir estar aquí, con ustedes".

Entre Celso y Eugenia hay una amistad que se estrechó el año pasado, durante un concierto en Oaxaca. Celso tocó su acordeón con una filarmónica. Allí hicieron las ligas que la llevaron al foro de Donceles.

Los músicos de Celso hicieron los arreglos con poco tiempo. "No le voy a quedar mal a esta señora", dijo el originario del estado del Cerro de la Silla. Y no quedó mal. Tocó su acordeón a lo tropical y las notas dieron a Mucho corazón un sesgo, la marca del folclor colombiano. La gente estaba emocionada. La sola presencia de Eugenia hubiera bastado para estar complacidos, pero todavía cantó con Celso la emblemática Macondo.

"Que Diosito la cuide, señora", expresó Piña a Eugenia, quien participará en el próximo disco del acordeonista, con el cual celebrará su 25 aniversario como artista.

A las 20:20 horas comenzó la tocada. Piña comentó que el de la Ciudad es un teatro "portentoso; la racita -sus músicos- no la va a creer cuando lo vea". Llegar a este espacio es un éxito, dijo Piña.

Abrió boca La Verbena Popular, que interpretó tres de sus rolas y satisfizo a la concurrencia. Pero la gritería pidió a Celso. "Ya está aquí la leyenda", dijo el vocalista de La Verbena. Sin más, se escuchó la melodía contundente de Cumbia sobre el río. Algunos bailaron, pero el personal del teatro comenzó a reprimir a los danzantes. "Este es un teatro", repetían.

En la pieza dos, Cumbia campanera, varios desafiaron esas órdenes. Celso compuso esta rola a la colonia donde creció, donde a diario subía el cerro cargando su acordeón. La imagen es bíblica. Pero ese arraigo permanece y los chavos de hace 25 años lo siguen saludando cuando pasa.

Cumbia campanera estaba en su apogeo y entraron cuatro adolescentes del grupo Grafiteros, de Saltillo, Coahuila. Rubén Mójica, representante de Celso, explicó que los llevaron al Teatro de la Ciudad porque es novedosa su forma de bailar.

Es totalmente diferente a como bailan en Monterrey, con su paso del águila y sus señas con las manos. Aplaudió Jaime López, y lo mismo, pero más allá, Zopi, vocalista de Los Rastrillos. El pintor zacatecano Juan Manuel de la Rosa comentó la importancia de abrir espacios a manifestaciones populares como la de Celso.

Cumbia de mi tierra... Cumbia de la paz... Celso invitó a bailar y el público ya no se reprimió. Por todo el teatro las parejas se dieron al gusto de dar lustre al piso. Ante eso, los vigilantes y sus jefes no pudieron hacer ya nada. En los balcones, en los pasillos se hizo un gran tíbiri. Muchos sólo observaron, emocionados.

"Nunca, nadie, había logrado esa respuesta. Sí se había bailado, claro, pero no de esta forma", dijeron viejos trabajadores del Teatro de la Ciudad.

Iván, hijo de Simón, un guitarrista admirado por Javier Bátiz, dejó sentir su capacidad en la lira. Se escuchó la dolorosa Aunque no sea conmigo. Vino la "madre de todas las cumbias": Cumbia sampuesana. Se bailó con libertad y todo el teatro fue zona libre, el público lo hizo suyo a ritmo de vallenato.

Celso cerró fuerte con Gitana, que grabó con el Bronco Lupe Esparza; Oye mi cumbia. Los Grafiteros brincaron sobre los talones. Dieron ganas de hacer lo mismo, pero ese filin no se da en maceta.

Hasta siempre, el homenaje al Che Guevara, que hizo levantar la mano izquierda, con el puño cerrado. Para anunciar el adiós, otra vez Cumbia sobre el río, incluida en la película Babel y que ha hecho que empresarios de Europa se interesen por llevar a Celso al Viejo Continente.

El último adiós con Cumbia sampuesana. Todavía el grupo de Celso, La Ronda Bogotá, se reventó La cumbia de los pajaritos.

Ayer domingo estuvo con Celso, en el mismo lugar, Gloria Trevi.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.