Expertos del INAH descubrieron 24 osamentas de infantes cerca de esa zona
Tula se inscribiría en la tradición prehispánica de sacrificar niños
De comprobarse esa práctica, cambiaría ''la visión pacifista'' que se tiene de la civilización tolteca
La trepanación y el degollamiento fueron los métodos que utilizaron, dice arqueólogo
Ampliar la imagen El hallazgo de restos óseos de 23 niños y una niña, en Tula, muestra que la tolteca sería la tercera civilización prehispánica en sacrificar infantes en honor de Tláloc. En la imagen una de las osamentas descubiertas Foto: Reuters
Ampliar la imagen Algunos de los vestigios prehispánicos hallados junto a los 69 entierros recientemente descubiertos en la zona arqueológica de Tula Foto: Mauricio Marat/ INAH
Los recientes hallazgos de los restos de 24 niños, presuntamente sacrificados a escasos metros de la zona arqueológica de Tula, se inscriben en el contexto de una tradición de índole religiosa y militar practicada en las culturas prehispánicas.
El sacrificio infantil, explicó el arqueólogo Leonardo López Luján, es una ''tradición" que ha existido en diversas civilizaciones y épocas, y su lógica se contextualiza en ofrendar infantes para agradar a Tláloc, dios de la lluvia, ante las inclementes se-quías, tormentas e inundaciones que los aquejaban.
''En caso de que los estudios de antropología física arrojaran evidencias de que existió el sacrificio infantil en Tula, ese hecho se sumaría a los abundantes ejemplos de niños inmolados en diversos periodos y civilizaciones", advierte el especialista.
Y esa práctica -añadió López Luján- habría que ubicarla en el ámbito de sus actividades religiosas, políticas y sociales.
El lunes pasado, en la zona arqueológica de Tula, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informaron del hallazgo de los restos de 69 individuos enterrados y presuntamente sacrificados -entre los que destacan los de más de 24 niños-, todos con un milenio de antigüedad.
Entre los restos óseos se descubrieron también figurillas dedicadas a Tláloc, además de un adoratorio, pisos y diversas estructuras prehispánicas, localizadas a 200 metros de ese sitio precolombino.
Altar descubierto el pasado marzo
El hallazgo ocurrió en marzo pasado en las instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) y en él destaca el entierro de 24 infantes sacrificados, hecho que -en caso de comprobarse- cambiaría la visión pacifista que se tenía respecto de la cultura tolteca.
En ese lugar, ubicado en la zona B, se pretendía construir una barda y una cisterna, pero esas labores fueron interrumpidas y durante los trabajos de rescate los especialistas del INAH encontraron el altar con los restos de 23 niños y una niña.
La temporalidad de los entierros infantiles, dijo el arqueólogo Luis Gamboa Cabezas, data de los años 950 a 1150 dC, y entre sus características se infiere que po-drían haber sido sacrificados.
''De los infantes hallados -explicó el experto- uno estaba depositado en un altar y se piensa que era una niña, mientras que los demás yacían alrededor de ella, en un espacio de cuatro metros cuadrados."
Tras el primer análisis de la cerámica hallada junto con los restos óseos, los resultados develan que los infantes tenían entre cinco y 15 años de edad y fueron sacrificados para honrar al dios Tláloc.
''Los cuerpos estaban todos completos y colocados de tal forma que miraban hacia la salida del sol y el presunto sacrificio fue ejecutado probablemente en vida."
Esa práctica, dijo Gamboa, llamada de trepanación consistía en realizar una perforación en el cráneo para extraer mediante succión todo lo malo que tenían en la cabeza; mientras que otros de los pequeños muestran incisiones en las vértebras del cuello, lo cual indica que fueron degollados.
Añadió: ''También pensamos que los niños eran extranjeros y no toltecas y, quizá, fueron traídos del sur de la cuenca de México".
Huellas del pasado
Otro de los hallazgos ocurrió en un área de dos hectáreas que conforman el distribuidor vial Jorobas-Tepeji, donde fueron descubiertos 45 entierros, entre los que figuran las osamentas de adultos, mujeres y más niños.
Los restos óseos de esos individuos fueron localizados a una distancia de cinco kilómetros de la importante zona tolteca, que resguarda a los imponentes Atlantes de Tula.
El arqueólogo del INAH dijo que los 69 entierros -incluidos los infantes hallados en esas oficinas de la PGR- se encuentran en análisis de laboratorio para comprobar las hipótesis y los datos obtenidos hasta el momento referentes a su origen, sexo y contexto, así como a la forma en que fallecieron.
El sacrificio de los niños, según explicó Gamboa Cab ezas, modificaría la visión que se tiene sobre el área prehispánica ''e inferimos que tras el abandono de Quetzalcóatl sucedido hacia el año 980 dC, cambiaron las costumbres en el lugar, porque hasta antes de eso todo era armonía y paz.
''Tan sólo para el descubrimiento de los entierros y el altar se realizaron 32 pozos de excavación y esperamos contar con recursos para continuar los trabajos en otro de los palacios y pirámides de esta área. Donde busquemos siempre encontraremos huellas del pasado."
Las vasijas, lápidas labradas, figurillas, cascabeles de cobre y otros objetos prehispánicos que fueron descubiertos en torno de los mencionados hallazgos y que suman alrededor de 500 piezas serán expuestas, en junio próximo, en la Sala de Orientación Guadalupe Mastache, que se encuentra dentro de la zona arqueológica.
El área prehispánica de Tula es una de las más importantes de la cultura tolteca y los arqueólogos sólo han excavado apenas cinco por ciento de su extensión.
La zona monumental integra, entre otras edificaciones, el Altar Central, el Coatepantli o Muro de las Serpientes, el Palacio Quemado, los Juegos de Pelota, el Tzompantli y los famosos Atlantes de 4.8 metros de altura, que custodian la parte superior de Templos de Trahuizcalpantecutli.