Romper la inercia con un pas a deux/ I
Equilibrio catastrófico. La actual coyuntura se caracteriza porque no existe ninguna fuerza claramente mayoritaria en la escena política ni tampoco ninguna fuerza hegemónica en el terreno discursivo. En el terreno político, las tres fuerzas principales al no contar con una mayoría clara ni en las instituciones representativas ni en el ámbito de la sociedad -sea opinión pública, sea expresiones sociales- tienden a contrarrestarse. Dos excepciones merecen ser señaladas. En el congreso la aprobación de la ley del ISSSTE logró aislar a la diputación del PRD. El factor central que permitió una coalición pasajera empero fue el acuerdo entre dos dirigencias corporativas -las del FSTSE y del SNTE.
Las causas de Alternativa. La otra excepción en la Asamblea Legislativa han sido los acuerdos en torno a ley de sociedades de convivencia y a las posibles modificaciones legales sobre el aborto. Aquí el factor detonante es una corriente del PRD cuya fuerza numérica en el congreso y en la burocracia del PRD han sido sistemáticamente contrarrestadas por otras corrientes. No pudiendo o no queriendo enfrentarse directamente en sus temas centrales de disputa -reforma política, política económica, reformas estructurales- porque todas ellos suponen un debate previo en el PRD sobre políticas de alianzas, optaron por promover en la Asamblea Legislativa temas que no figuraron prominentemente en su campaña presidencial, pero que sí son importantes para un sector de la izquierda que votó en las grandes ciudades por el Partido Alternativa de la candidata presidencial Patricia Mercado. En síntesis las coaliciones que han permitido en las instituciones representativas algún avance han sido construidas como resultado de la fragmentación interna de los partidos o de la ingerencia de fuerzas corporativas.
Una sociedad fragmentada algo movilizada. En el ámbito de la sociedad ocurren diversos reacomodos. La derecha con el poder de los medios y del mercado político -encuestólogos y demás- ha logrado grabar en un sector de la opinión pública la imagen de una izquierda pendenciera, oportunista e impugnadora sin propuestas. La izquierda social ha logrado ejercer la movilización como una forma de veto. Logró impulsar soluciones de coyuntura en la crisis del maíz -pero las raíces estructurales siguen ahí sin resolverse- y ha estado sonando una especie de alarma roja ante excesos verbales o potenciales propuestas antipopulares del gobierno o de las distintas oligarquías. La derecha social por su parte empieza a mostrar su capacidad de movilización como se ha visto en el tema del aborto mostrando un rostro que no se compadece del apego a las reglas de la democracia que tanto reclamaron a la izquierda. Una derecha social antiliberal, profundamente autoritaria y claramente desfasada.
Las fracturas sociales. Este equilibrio de fuerzas, ¿quiere decir que nada se mueve en el país? Ese, me parece, es el mayor error de la clase política. Creer que porque se encuentran entrampados en una situación de precario equilibrio el país no se mueve. Dos cosas se mueven en la sociedad. Se profundiza la brecha de ingresos conforme la economía crece poco en un esquema que reproduce la concentración de ingresos. Un efecto es que cada vez las clases medias viven una situación más precaria en comparación con sus expectativas -es posible que haya una mejora leve de ingresos con inflación baja y crecimiento de la economía, pero no compensa las expectativas de movilidad social. Me parece que esto tiende a ser cada vez más agudo entre la población más joven del país. También crecen las corrientes migratorias y el empleo en la economía informal. Como sabemos no son sólo fenómenos económicos. Como sabemos tienen fuertes consecuencias en las redes de convivencia social y en la promoción de todo tipo de actividades ilegales, desde tráfico de drogas hasta tráfico de personas.
El deterioro ecológico. Otro tema del que se habla poco, pero tampoco espera el consenso de la clase política para moverse y este caso empeorar, es la situación ecológica global del país. Sea por el lado de los bosques, de la contaminación del agua, de la erosión de tierras cultivables, de la sobrexplotación pesquera; hay desde hace ya más de una década crecientes signos de un peligro que se cierne sobre México y que no se tomara en cuenta -parece ser- hasta que nos azote una tragedia mayúscula.
Administración de la decadencia. Desde el campo de la izquierda la doble pregunta es: ¿cómo destrabar a la clase política y a la sociedad con una iniciativa que permita reagrupar con un nuevo perfil a la izquierda mexicana? Es una pregunta doble porque sin destrabar al conjunto de la clase política y de la sociedad es imposible lograr ningún avance. La política del quietismo -esperar hasta las elecciones del 2009 creando sus propias bases de apoyo electoral sin ningún acuerdo con las demás fuerzas- es un suicidio político. Lo están practicando con distintas modalidades las tres fuerzas principales, todas ellas convencidas que en 2009 ganarán una mayoría legislativa. Yo veo, en cambio, otro escenario: la inmovilidad profundiza desigualdad, fragmentación, gobiernos divididos, criminalidad y actitudes antidemocráticas. Decadencia administrada.
Reforma hacendaria. El tema que rompería la inercia y permitiría a la izquierda ganar la iniciativa política es, en mi opinión, la reforma hacendaria. Imposible tener éxito aquí, donde tanto se ha fracasado en el pasado, sin una clara ética de la responsabilidad que esté consciente de las consecuencias. La pregunta, entonces, es ¿que haría que la derecha asuma su responsabilidad cuando hasta el momento ha aplicado, en el mejor de los casos, la ética de las últimas consecuencias, cuando no el simple interés oportunista?
Expreso mi total solidaridad con la coalición formada desde la Asamblea Legislativa en apoyo a la despenalización del aborto. Es un voto por el Estado laico, la libertad de conciencia, la libertad de opción de las mujeres, la libertad de todos.