La pelea por el poder desune al pueblo, señala el presidente de la CEM
La polarización social y política afecta el desarrollo y la convivencia: obispos
Se ofrecen como mediadores para zanjar diferencias entre Calderón y López Obrador
Ampliar la imagen Los obispos Carlos Aguiar Retes, José Leopoldo González y Rogelio González López, en la clausura de la 83 asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano Foto: Notimex / José Pazos
Lago de Guadalupe, Estado de Mexico, 20 de abril. La jerarquía católica reconoció que en México existe "una gran polarización social y política" que afecta el desarrollo y la convivencia, principalmente, afirmó el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Carlos Aguiar Retes, la pelea por el poder entre partidos políticos "desune al pueblo".
Los obispos se ofrecieron como mediadores entre los diferentes líderes políticos, y sin mencionar su nombre, Aguiar Retes se refirió al presidente Felipe Calderón, y al "presidente legítimo" de México, Andrés Manuel López Obrador, porque consideran que parte de su labor como pastores es buscar la reconciliación y la unidad.
El también obispo de Texcoco, Carlos Aguiar Retes, confirmó que la compleja situación política y social del país fue tratada por la plenaria de la 83 asamblea general ordinaria de los obispos mexicanos. "Los políticos nos están llevando a esa polarización social y lo que necesitamos es la reconciliación; porque México es uno, exijamos a la sociedad mayor participación", señaló el prelado al responder a cuestionamientos sobre la situación política del país.
Aseguró que los obispos de México están concientes de que deben ser artífices de la reconciliación entre políticos opuestos, porque afirmó que los temas importantes de la agenda nacional no es la búsqueda del poder por los propios políticos, sino que los políticos se pongan de acuerdo para lograr respuestas y soluciones a la inequidad social del país y la desigualdad en el reparto de la riqueza.
Tanto el obispo Carlos Aguiar Retes como el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Rogelio Cabrera López, acusaron a los diferentes actores políticos de provocar con sus acciones la polarización. Urgieron a los políticos a ponerse de acuerdo para sacar las reformas que necesita el país, y entre ellas mencionaron la fiscal.
La 83 asamblea ordinaria de la CEM concluyó este viernes con un llamado al pueblo a favorecer el trabajo por la democracia, pero aceptaron que no pocos mexicanos se encuentran desencantados con la democracia actual.
"Sin duda que muchos de los cambios que se han dado en numerosos órdenes de la sociedad civil y política han sido positivos y algunos dignos de elogio, como son los signos más expresivos en favor de la democracia", reconocieron los obispos en el último comunicado de la asamblea, en el cual ratificaron su aprecio por el sistema democrático, "aprecio que mantenemos firme, si bien no pocos manifiestan sus dudas y hasta su desencanto".
Sabemos que la democracia no se agota en el proceso electoral y recordaron que el pueblo mexicano exige la participación activa de todos los ciudadanos y una recta concepción de la persona humana, de su dignidad y de sus valores.
La jerarquía católica ofreció su colaboración en la formación de un verdadero Estado democrático mediante la promoción y defensa de la dignidad de la persona humana y sus derechos inviolables; en la defensa de la libertad fundamentada en la verdad y en el respeto mutuo, en la tolerancia y en la solidaridad con justicia social.
Como actores relevantes en la construcción de la democracia, pidieron porque a los jóvenes "se les debe ofrecer una educación rica en conocimientos y principios que ordenan los valores hacia el desarrollo integral de su persona"; por las mujeres que "son merecedoras del mayor reconocimiento de la comunidad y de sus pastores".
La plenaria de la 83 asamblea de los obispos oró también porque a los pobres no se les trate como minoría bajo condiciones de excepción, "sino igual que la gran porción de nuestro pueblo que anhela y requiere condiciones dignas para su pleno desarrollo"; finalmente por los migrantes de ambas fronteras y los indígenas, "que están exigiendo un trato justo y humano, respetuoso de sus derechos y de su dignidad".