Editorial
México, lejos de los frutos de la educación y la investigación
Ayer jueves, durante la entrega de doctorados honoris causa a varios destacados personajes de las ciencias y las humanidades, Juan Ramón de la Fuente, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que el país padece graves carencias en materia de generación de conocimiento y preparación académica de su población, lo que mina sus expectativas de crecimiento. Sin embargo, las palabras del rector van a contracorriente de la tendencia en el gobierno federal de reducir cada vez más el presupuesto educativo, lo que condena a la nación a depender del conocimiento generado en el exterior.
De la Fuente dijo que México vive en "los suburbios de la economía del conocimiento", ya que carece del "capital humano" necesario para competir con los países más avanzados en este rubro. Lo más grave es que en la actualidad el conocimiento tiene una gran incidencia en el aparato productivo y se traduce en millonarias ganancias (uso y comercialización de patentes, por ejemplo). Al respecto, los especialistas sostienen que los importantes progresos sociales y económicos de naciones como Corea del Sur -que hace 30 años tenía niveles de desarrollo similares a los de México- se deben a que sus gobiernos han establecido desde hace años sólidas y bien financiadas políticas en educación, investigación y desarrollo, la trilogía de factores que permite superar la pobreza y mejorar la calidad de vida de la población.
Estas declaraciones del rector constituyen un llamado de atención a las autoridades sobre el estado de marginación que sufre el país en este rubro. De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México se ubica entre los últimos lugares evaluados por este organismo en apoyo a la educación. A nivel primaria, cada estudiante mexicano cuenta con un presupuesto de mil 357 dólares; en secundaria, de mil 915, y en educación superior, de 4 mil 341 dólares. En contraste, la media de la OCDE es de 6 mil 295 dólares en primaria; unos 6 mil 462 en secundaria, y a partir del nivel universitario, de 15 mil 188 dólares. En este contexto, cobra especial relevancia la afirmación del rector de la UNAM de que es indispensable que las autoridades y la iniciativa privada inviertan más recursos, con visión de largo plazo, en educación, investigación y desarrollo.
Sin embargo, los gobiernos surgidos del Partido Acción Nacional parecen hacer caso omiso de estos señalamientos, como lo revelan los cada vez más reducidos presupuestos destinados a estos rubros. Así, el último presupuesto durante el gobierno del ex presidente Vicente Fox, el de 2006, contenía recortes de 11 por ciento en educación primaria, de 7.7 por ciento en educación media superior y de 21.7 por ciento en educación superior. Esta tendencia prosiguió con el gobierno de Felipe Calderón, donde el presupuesto educativo de 2007 es 2.5 por ciento inferior al del año pasado.
Queda claro que mientras el país no cuente con un plan de largo aliento en este tema no se podrán superar la pobreza, la marginación ni la desigual repartición de la riqueza, pues la educación y la investigación son la clave para el progreso social y económico.