Número
129 | Jueves 12 de abril de
2007 |
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El sida es una enfermedad que mata anualmente a más de tres millones de personas en el planeta. La lucha contra este mal requiere ante todo de una información clara y consistente. Los datos contradictorios sólo ayudan a confundir más a la población y a perder terreno en la lucha contra esta epidemia en cuestiones preventivas y de manejo de los pacientes. El señor Rocha pretende ahora, después de que en sus programas se dijo que el “sida se cura” y que “el virus de la inmunodeficiencia no existe”, convencernos que nunca se pretendió que los pacientes dejaran los medicamentos antiretrovirales o no usaran condón. Que nos expliquen en el marco de la razón, ¿cómo es que si el VIH no existe, como lo afirmó Roberto Giraldo, puede decir que no suspendan los medicamentos antirretrovirales que específicamente actúan para inhibir este virus cuya existencia ellos no aceptan? Igualmente, ¿cómo aceptar promover el uso del condón como medio de prevención del sida cuando no se acepta la existencia de un agente infeccioso como causante del mismo, y menos su transmisión sexual? Apenas estas son dos de muchas de las aseveraciones contradictorias que se dijeron en sus programas y que como médicos especialistas, y responsables de cientos de pacientes, nos parecen de una irresponsabilidad muy grave. Debemos aclarar, los abajo firmantes no somos pugilistas ni nos prestamos a espectáculos burdos montados en medios de comunicación, cuya intención pareciera más atraer audiencia que informar al público televidente. La intención del grupo de médicos que nos presentamos en su programa fue expresada desde el inicio de éste: aclarar puntos al público sobre la información presentada en los programas previos, que en nuestra opinión vulneran la lucha contra esta epidemia. No es posible discutir lo indiscutible. Nos parecía de enorme relevancia presentar información basada en los conocimientos científicos actuales para disminuir el daño de la desinformación sembrada por sus programas, que ha traído como consecuencia que decenas de pacientes abandonen sus tratamientos, lo que como médicos hemos constatado desde el mes de diciembre en que empezaron a transmitirse. Señor Rocha, usted, inocente o perversamente, se está prestando a una manipulación de la información de enorme magnitud. El doctor Roberto Stock —a quien usted llama experto en anticuerpos, y quien, de acuerdo al Director del Instituto de Biotecnología de la UNAM, el doctor Carlos Arias, es más bien investigador en serpientes— se atreve a usar información seria en forma por demás falaz. En su último programa, con base en el artículo de la doctora Nancy Padian publicado en el American Journal of Epidemiology, en 1997, sobre el riesgo de transmisión del VIH en parejas heterosexuales, afirmó que está probado que el VIH no se transmite por vía sexual. El título de dicho trabajo (no digamos el contenido que por razones de espacio no describimos), “Transmisión heterosexual del VIH en California del Norte: resultados de un estudio de 10 años” es suficiente para darse cuenta que el ser experto en anticuerpos o en serpientes no da capacidad alguna para disertar sobre cualquier otro tema. El señor Rocha no ha mostrado el mínimo asomo de autocrítica y rectificación ante los graves peligros a los que expone a miles de mexicanos a través de sus programas de televisión; esto, a pesar que se le ha advertido a través de diferentes interlocutores. Por otra parte, le exigimos respeto a las personas que de forma muy valiente le ponen cara a esta epidemia y nos muestran su lucha. A usted le parece tragicómico el testimonial de personas que han sufrido en carne propia los estragos de esta enfermedad. Casos como el de la señora Maggiore son excepcionales y sin duda existen, pero en contrapunto han muerto en el mundo más de 30 millones de seres humanos. La exposición de la señora Maggiore es como el del millonario afortunado que se vanagloria de su suerte frente a la miseria y el dolor de millones de seres hundidos en la pobreza. Le preguntamos al señor Rocha: ¿Cómo es posible que usted parece indignarse y conmoverse ante la muerte de un niño jornalero, que sin duda es una tragedia, pero le parecen tragicómicos los testimonios presentados en otra cadena televisora sobre el dolor y la angustia del sida? ¿Será que sólo utiliza estos episodios de dolor para incrementar su audiencia, y el dolor de esos padres como el de millones de otros que han visto morir a sus hijos de sida le sean totalmente ajenos y hoy día de poca utilidad para incrementar su rating? Le preguntamos a usted, ¿realmente no entiende las consecuencias tan graves de presentar información distorsionada sobre esta pandemia o ya lo convenció Roberto Giraldo, un personaje a quien usted llama infectólogo del Hospital Presbiteriano, y que no es mas que un “técnico de laboratorio” que no tiene a cargo el manejo de pacientes y quien afirma que el VIH no existe simplemente porque “no lo han podido poner en un tubo de ensayo? ”. |