La cubana cerró el Festival Cultural Zacatecas; también estuvo Jaramar

Omara Portuondo cantó Amorcito corazón en homenaje a Pedro Infante

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Zacatecas, 9 de abril. La cubana Omara Portuondo cerró este domingo el programa del 21 Festival Cultural Zacatecas 2007, que sumó 150 actividades en 22 escenarios. Hizo un recorrido por las canciones que unen a su país y a México, desde el son y el bolero, hasta el cha cha chá y la rumba; puso a bailar a cientos y a corear a miles. Emocionó al colectivo con un homenaje a Pedro Infante, de quien se dijo admiradora desde niña, e interpretó Amorcito corazón, uno de los temas más recordados del ídolo del pueblo.

Antes del concierto, la gobernadora Amalia García Medina dijo unas palabras para dar por concluido el festival, del cual aseguró que seguirá siendo popular y gratuito en la mayoría de los espectáculos. Eso mereció aplausos.

A las 20:45 horas, Omara subió al escenario. Su vestido oscuro destellaba y su orquesta de talentosos músicos se escuchó potente desde el principio. "¡Saludos desde Cuba!", gritó. "Llena mi pecho de candela", agregó. "Estoy por fin aquí, en Zacatecas, luego de que el año pasado no fue posible", expuso.

Lo demás fue ritmo y sabor, y mucho romanticismo. Hubo armonía y melodía. Sus brazos semejan alas y al bailar pareció volar. Es la Dama del Buena Vista Social Club. Instó a cantar con Guantanamera. Ya muchos no soportaron estar sentados y comenzaron a ejecutar sus mejores pasos. Al mencionar el nombre de José Martí, de entre el público alguien ondeó una bandera cubana. ¡Guajira!

Lo que escucha es música de primer nivel. Chévere. "Me van a permitir cantar una pieza sobre La Habana. "Habana, linda Habana". Un bolero-son cadencioso cual ir venir de las olas. Interpretó Canción campesina, "que tiene también cha cha chá". A bailar. Parejas buscaron un pedazo de suelo para darle al movimiento. Brilla el sonido de la trompeta de Roberto Valdés. Emilio Morales en el piano es, simplemente, admirable.

Hace frío, pero la música es cálida. "Cubana, sí, yo sí soy cubana." "¿Ustedes conocieron a Enrique Jarrín? Nosotros estuvimos aquí hace 20 años. Sube la velocidad del concierto, al que mete freno para profundizar con Tú me acostumbraste. La gradería fue un coro de sentimientos y recuerdos íntimos. Un rola consabida.

Yiri, yiri, bom. A moverse con Beny Moré. Baila Omara con el pianista Emilio Morales. Mueve el cuerpo con sensualidad y dobla las piernas para dar muestra de flexibilidad. Se fue unos minutos para que la orquesta mostrara su capacidad. "Todos los músicos son muy jóvenes, igual que yo."

Vino uno de los momentos más emotivos. Cantó Amorcito corazón, y afirmó que en Cuba también se recordará al intérprete de Pepe El Toro. Remitió a varios asistentes a días de otras primaveras con Lo que me queda por vivir, un bolero inolvidable.

Una sorpresa: cantó Cielito lindo a lo tropical. Veinte años, que nadie canta como ella.

Para arriba con Lágrimas negras. "Llora, llora, llora como yo lloré..."

"Mamá Iné, todos los negros tomamos café." Se despidió, para regresar con Bésame mucho, sólo acompañada por el piano. Se volvió a ir, pero los aplausos la hacieron volver al escenario para rematar con Son de la loma. La Plaza de Armas fue, gracias a Omara, un gran salón de baile.

Fue el fin. Se apagaron las luces y los fuegos pirotécnicos refulgieron en la noche de esta tierra de López Velarde.

Promueve Flor de amor

Omara dio una conferencia de prensa en la que expresó que promueve su más reciente disco, Flor de amor, que da título a su actual gira. "En febrero estuvimos en Brasil, donde grabamos un disco que saldrá en octubre; en los meses venideros grabaremos otro con idea y proyecto nuestros, cubanos. En mi país hay ritmos nuevos, pero se siguen manteniendo los boleros. Quiero decirles que en el mundo entero se está intentando hacer boleros; hay una nueva inclinación y hay nuevos intérpretes".

Una hora antes de la actuación de Omara, en la misma Plaza de Armas, Jaramar interpretó sus temas, que define como "canción mestiza. Siempre es emocionante cantar en espacios abiertos al público. Se genera una energía muy grande y particular". El repertorio se basó en su nuevo disco: Que mis labios te nombren, noveno de su carrera, colección de canciones tradicionales y populares mexicanas, "pasadas por mi filtro muy particular. Este álbum es como un ajuste de cuentas o de acercamiento a mi formación musical, a quienes me enseñaron a cantar: mi abuela, por ejemplo.

"Retomo los temas con los que aprendí a cantar, para que suenen a mí, como soy ahora."