La mala calidad del servicio propicia fraude, según estudio
LFC pierde $12,500 millones al año por robo de energía con diablitos
En 2006 alrededor de 20 por ciento de la energía recibida por Luz y Fuerza del Centro (LFC) -en la que se incluye la generada por medios propios, la comprada a los permisionarios y a la Comisión Federal de Electricidad- se perdió por el robo del fluido mediante los llamados diablitos, que le representó un quebranto de 12 mil 500 millones de pesos anuales.
La empresa reconoce que la mala calidad del servicio y del suministro propician fraude y robo de energía eléctrica.
Según un amplio diagnóstico de LyFC entregado a la Secretaría de Energía el pasado 14 de febrero, entre las limitantes para reducir las pérdidas no técnicas o robo destacan: la cultura de no pago de servicios públicos, inclusive de las autoridades; deshonestidad, corrupción, impunidad, pobreza de sectores importantes de la población, así como la aparición de una industria de manipulación de medidores para alterar el registro de los consumos.
Debido a estas causas los consumos ilícitos crecieron dos veces más que los facturados, destaca el Programa de reducción de pérdidas, elaborado por la dirección general de LFC, encabezada por Jorge Gutiérrez Vera.
Según el documento, las pérdidas no técnicas de energía en LFC continuaron su tendencia histórica de crecimiento alcanzando 18.65 por ciento, valor superior en 5.92 puntos porcentuales al registrado en 2001, al inicio del sexenio del entonces presidente Vicente Fox, cuando se ubicó en 12.73 por ciento.
En 2001 el índice de pérdidas no técnicas o por el hurto de energía fue de 12.73 puntos porcentuales con respecto a la energía recibida; en 2002, 14.15; en 2003, 15.29; en 2004, 16.37; en 2005, 17.48 y en 2006 alcanzó 18.65 por ciento.
LFC consideró que entre las limitaciones de políticas públicas que impiden avanzar en la reducción de pérdidas no técnicas destacan las dificultades procesales en juicios por robo y fraude; falta de implantación de las funciones de inspección y la falta de aplicación de sanciones.
Adicionalmente, existe la proliferación de zonas irregulares que rebasan a la empresa, ante la imposibilidad de regularizar un servicio que no tiene certeza legal en la tenencia de la tierra.
Reconoce la vulnerabilidad de equipos e instalaciones al robo de energía. Además, "no ha sido posible incorporar nuevos sistemas y procedimientos de operación comercial". También admite que la capacidad de trabajo es insuficiente para los proyectos específicos de reducción de perdidas no técnicas de energía.