Edita El país de "El llorón de Icamole", caricaturas sobre Porfirio Díaz
Los excesos de la prensa son más civilizados que los del poder: El Fisgón
"Estamos ante un régimen como el del porfiriato, al que le molesta la libertad de imprenta"
Ampliar la imagen Rafael Barajas, El Fisgón, junto a su nuevo proyecto de investigación Foto: José Antonio López
Para una sociedad democrática siempre será de vital importancia mantener la libertad de prensa, pues lo excesos de ésta siempre serán menores y más civilizados que los del poder, afirma Rafael Barajas, El Fisgón (DF, 1956), a propósito de la publicación de su libro El país de "El llorón de Icamole".
Editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), el volumen presenta un amplio ensayo a partir de las caricaturas publicadas durante la llamada era de Tuxtepec (1877-1884), que abarca la primera presidencia de Porfirio Díaz y el cuatrienio de su sucesor, Manuel González.
Los trabajos hechos en ese periodo por los moneros de la época muestran la imagen de un Porfirio Díaz que resulta poco familiar: la del presidente inexperto que es abrumado por acontecimientos difíciles y escarnecido por una crítica feroz.
La prensa satírica le dio al presidente "duro y a la cabeza", ridiculizándolo con saña. Lo tachan de tonto, oportunista, y le apodan, entre otros motes, Don Porfiado, el Loco de la Peluca, el Llorón de Icamole.
Si bien durante 1877 los periodistas gozan de una libertad de imprenta casi total, en 1884 se impuso la censura: escritores y dibujantes ejercen su oficio con miedo.
El Fisgón describe en este libro que en las revistas de caricaturas de esos años se encuentran algunas de las claves que explican cómo, bajo un régimen que se reclama liberal, se pierde la libertad de imprenta, uno de los postulados esenciales del ideario reformista mexicano del siglo XIX.
El monero de La Jornada explica en entrevista cuáles son las reflexiones que El país de "El llorón de Icamole" deben provocar hoy día: "al final de cuentas la libertad de imprenta es una prerrogativa que sólo la sociedad puede mantener y que ni el gobierno puede cancelar.
"Además, si algo provoca y genera el descrédito de la prensa, es la propia prensa. Hay que pugnar por una que se maneje con principios éticos muy claros, pues la libertad de prensa es, a final de cuentas, una de las manifestaciones importantes de la libertad de pensamiento, por tanto, hay que conservarla.
"En la medida en la que se conserva la libertad de imprenta se le ponen cotos al autoritarismo absoluto y al dogmatismo cerrado. Como pocas veces, esto se aplica en la actualidad."
Conocer la historia de lo que la prensa vivió cuando Porfirio Díaz asumió la Presidencia de México es importante, agrega, "porque estamos justamente frente a un régimen al que le molesta la libertad de imprenta.
"En la entrevista que Felipe Calderón dio hace unas semanas a La Jornada declaró que él había aprendido mucho de sus críticos, sobre todo de los caricaturistas, pero agregó que nos pedía que nos manejáramos con verdad y veracidad, 'y habrá respeto' (...) ¿y si no?
"Es decir, es claro que se trata de un señor que empezó su gobierno amenazando al periodista José Gutiérrez Vivó, restringiendo medios, apretando por todas partes. Y es claro que trae un gobierno que necesita restringir la libertad de imprenta.
"Pero también es claro de que en la medida en la que los ciudadanos y periodistas sigamos manteniendo y ejerciendo la libertad de imprenta, el señor no va a poder imponer las cosas como quisiera.
"Podrán implantar una ley mordaza, pero la existencia de nuevas tecnologías como el Internet hacen imposible que ésta se practique. La información seguirá circulando.
"Es decir, el gobierno cuenta con la complicidad absoluta de las grandes televisoras, las cuales, efectivamente, le hacen un vacío a ciertas informaciones, y el vacío tiene una relativa eficacia. Pero esto no quiere decir que la verdad no se cuele en el espíritu público, en el centro de la opinión pública.
"La televisión tiene la capacidad de implantar e imponer agendas, pero no puede suplantar la verdad, claro, esto toma tiempo.
"La sociedad busca informarse de otra manera. Aunque un porcentaje muy importante de personas ve la televisión, en México sucede un fenómeno muy curioso: pocos le creen.
"Según las propias encuestas oficiales, es poca la gente que cree que la información que da la televisión es fidedigna, y sobre todo imparcial."
Al igual que su libro anterior, El país de "El Ahuizote" (FCE, 2005), este volumen está acompañado por un disco con 14 melodías sacadas de las propias revistas de caricaturas analizadas.
La selección y arreglos de las piezas fue de Aurelio León Ptacnik, con la interpretación de Aurelio León al piano y las voces de Elena Pata y Alma Zúñiga.
El FCE prepara ya el que será el primer volumen de esta vasta investigación sobre la historia de la caricatura política en el México del siglo XIX, el cual será publicado en este año.