Cobijo panista y tres años de fuero
Sin el cobijo de Santiago Creel Miranda, su mentor, Carmen Segura Rangel fue destituida del cargo de coordinadora general de Protección Civil, de la Secretaría de Gobernación (SG), el 25 de noviembre de 2005; inhabilitada por 10 años para ocupar algún puesto en la administración pública federal y multada con un millón 773 mil pesos, una vez que la Secretaría de la Función Pública (SFP) comprobó compras irregulares con recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden).
Cuando Creel renunció a la titularidad de la SG para contender por la candidatura del PAN a la Presidencia de la República, se aceleraron las indagatorias en torno a Segura Rangel, iniciadas desde la gestión de aquél, y que hasta entonces no habían avanzado.
Desde septiembre de 2005, un grupo de senadores del PRI dio a conocer desvíos y malversación de fondos para beneficiar a Santiago Creel en su trunco afán por convertirse en candidato presidencial; finalmente, fue aplastado por Felipe Calderón Hinojosa en la elección interna. Los recursos habrían alcanzado los mil 300 millones de pesos, que fueron triangulados para favorecer a 10 empresas privadas e invertir en casas de bolsa, particularmente en IXE.
Segura Rangel fue señalada como autora de promover la colocación de miles de carteles en todo el país, por medio de las tiendas Diconsa, con la fotografía de Creel, entonces ya aspirante presidencial.
Cobijada por la directiva del PAN y tras haber abandonado el cargo de coordinadora de Protección Civil e inhabilitada como servidora pública, sostuvo que nunca desvió recursos del Fonden, y advertía que se defendería por todos los medios a su alcance. "Nunca, y lo digo con énfasis, nunca me he hecho de un peso que no haya sido producto de mi trabajo honesto y dedicado", refería entonces.
Meses después, el PAN le garantizó impunidad por tres años al postularla candidata a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal -hoy forma parte de la bancada panista en ese órgano-, mientras que su protector también fue resucitado en el terreno político, al ser designado en el primer lugar de la lista de abanderados al Senado por el principio de representación proporcional, es decir, sin hacer campaña y sin tener contacto con los electores.