Editorial
Irán, una intencionada escalada de la tensión
En la reciente crisis desatada por la detención de 15 militares británicos a manos de Irán, hay varias señales que apuntan a una intencionada y peligrosa escalada de la tensión que tendría como objetivo aislar al régimen iraní. En estos últimos días, la televisión estatal de Irán Al Alam ha divulgado los testimonios de dos de los detenidos en los cuales admitieron haber entrado en aguas territoriales iraníes sin autorización, confesiones que desmienten las afirmaciones de Londres de que sus marinos realizaban una misión de patrullaje en aguas territoriales de Irak.
Al respecto, la actitud del primer ministro británico, Tony Blair, ha sido la de descalificar las confesiones y advertir que Irán podría "enfrentar un aislamiento creciente". Con anterioridad, el mandatario dijo que había que "acentuar la presión" sobre Irán, al tiempo que anunció que había "toda una serie de medidas" que su gobierno podría adoptar, lo que podría interpretarse como una velada amenaza militar.
En este contexto, tal parece que Estados Unidos y sus aliados se están aprovechando del incidente, que normalmente se resolvería por la vía diplomática, para mover sus fichas con miras a una intervención militar.
En el plano diplomático, Blair ha congelado la relación bilateral con Irán y conseguió que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara una declaración en la cual se aboga por la liberación de los marinos pero sin aclarar si violaron la integridad territorial de Irán. Además, Gran Bretaña también obtuvo el respaldo de la Unión Europea, que ha asegurado que los militares fueron detenidos en aguas iraquíes.
Más peligrosos aún son los indicios que apuntan a una posible intervención castrense. Fuentes de inteligencia de Rusia han denunciado que Estados Unidos incrementó su actividad militar en la frontera entre Irak e Irán. Adicionalmente, medios de prensa estadunidenses han informado que Washington ya cuenta con una fuerza de ataque en la región casi similar a la que tenía justo antes de invadir Irak, en 2003, y otras versiones de prensa señalan que Israel se prepara para destruir las instalaciones nucleares iraníes, tal y como lo hizo su fuerza aérea en 1981 con las iraquíes de Osirak. Ello sin mencionar que el presidente George W. Bush ha declarado que en el caso del programa nuclear iraní, su administración no descarta ninguna opción, incluida la militar.
De esta manera, se perfila un escenario para iniciar una guerra contra Irán, decisión que según muchos analistas constituiría una "fuga hacia adelante" para Bush, entrampado en los conflictos de Irak y Afganistán. Pero se trata de una espada de dos filos, ya que una intervención en Irán, vecino de Irak y Afganistán, podría derivar en un incremento de la resistencia iraquí y dar un impulso inesperado a los remanentes talibanes, lo que sumiría a la región en un clima de sangre y fuego. Así, los próximos días serán vitales para determinar si esta crisis se resuelve pacíficamente o el mundo entero se sumerge en un conflicto de impredecibles consecuencias.