Aunque señaló que ya nada tendrá que demostrar ante su compatriota
Márquez buscará enfrentar a Pacquiao y de nuevo a Barrera
Le entregan el cinto que lo acredita monarca superpluma del CMB
Ampliar la imagen Mauricio Sulaimán entregó el cinturón que acredita como campeón mundial superpluma a Juan Manuel Márquez Foto: Notimex
Allí está Juan Manuel Márquez, campeón mundial superpluma del CMB, rodeado de la familia del boxeo. Lo saludan, lo abrazan, lo felicitan. Pareciera como si nadie quisiera quedarse al margen de la celebración y compartir, aunque sea un poquito, ese momento que, se ve, disfruta el púgil.
Hace apenas unos días, el pasado día 17, Márquez venció a su compatriota Marco Antonio Barrera en Las Vegas, Nevada, y le arrebató el cetro que ahora ostenta. De inmediato se habló de la revancha, se dijo lo de siempre: "porque es una pelea que pide la gente".
De traje oscuro con finas líneas blancas, la vestimenta del monarca lo hace lucir formal.
Explica que sus siguientes pasos serán "defender con todo el título que ahora gané", sobre todo porque le deja la gran satisfacción de habérselo quitado a un compatriota que no dio tregua durante todo el combate.
Los asistentes se acercan para pedir un autógrafo, aunque sea en una servilleta. Otros, más atrevidos, empujan para ubicarse a su lado y llevarse la foto del recuerdo, aunque sea del teléfono celular. Márquez sonríe, se siente querido, pero asegura que nada tiene para despegarse del suelo.
Con las secuelas de la batalla aún en el rostro, explica que esa "fue la pelea de mi consagración", por lo que buscará enfrentarse ahora con el filipino Many Pacquiao y luego otra vez contra Barrera, "aunque ya nada tendré que demostrar, porque a mí me levantaron la mano", dice seguro de sí mismo.
Cierto de que llegó el momento de las bolsas jugosas, de esas que pueden alcanzar los cinco o más dígitos, Márquez sabe que debe aprovechar su tiempo, obviamente al lado de su mánager Ignacio Beristáin, quien asistió a la entrega porque es su deber estar con su campeón.
Al preparador no le agradan las aglomeraciones y menos de este tipo, las que brindan reconocimientos. Empero, aprovecha para corregir lo dicho antes y anuncia que no se retirará, porque hay gente que le ha pedido que siga con la preparación de púgiles.
Comenta que pensará en irse, pero con seguridad las dos o tres estrellas potenciales en las que trabaja lo obligarán a quedarse más tiempo en el Romanza, caluroso gimnasio donde desde hace poco menos de una década sigue siendo el principal hacedor de monarcas del país, a quienes para lograrlo, les aplica la fórmula efectiva:
Trabajo, decisión, sacrificio y entrega, adicionado con un coctel cargado de palabras altisonantes, recordatorios familiares y apodos, "eso sí, con todo respeto, pero es lo que necesitan para forjan un carácter fuerte", dice.