Usted está aquí: martes 27 de marzo de 2007 Ciencias Con ayuda del paciente la ciencia vencerá al cáncer: De la Garza

Falta difusión del discurso esperanzador sobre la cura del mal, señaló el oncólogo

Con ayuda del paciente la ciencia vencerá al cáncer: De la Garza

La nueva vacuna contra el VPH protege ciento por ciento, pero su costo sigue siendo elevado, aseguró

Debe analizarse si aspectos como el estado anímico, la depresión y el estrés se relacionan con ese mal, dijo

MARIANA NORANDI

Ampliar la imagen El doctor Jaime G. de la Garza, pionero en México de los estudios sobre el cáncer, en su oficina Foto: Carlos Cisneros

El cáncer es un problema de salud pública y representa la segunda causa de muerte después de los padecimientos cardiovasculares. Sin embargo, afirma el oncólogo Jaime G. de la Garza, es la única enfermedad crónico degenerativa que se puede curar, siempre y cuando se haga un diagnóstico temprano.

Desde el punto de vista epidemiológico somos un país de primer mundo, asevera el especialista, quien agrega que en ciertos cánceres, como el de mama o linfomas, se logran curar más de 50 por ciento de los pacientes. El cáncer más común en los hombres es el de pulmón, y el cérvico-uterino sigue siendo la primera causa de muerte de mujeres. En este último, México es tercermundista puesto que en los países desarrollados está totalmente erradicado y se ve como curiosidad médica.

Con más de media vida dedicada al estudio y tratamiento del cáncer, Jaime G. de la Garza Salazar (Monterrey, 1934) es uno de los especialistas que más conoce acerca de esta enfermedad en América Latina. Pionero en México en la oncología médica -especialidad que realizó en Estados Unidos- dirigió el Instituto Nacional de Cancerología durante 10 años (1993-2003). Es integrante de más de 30 sociedades y ha recibido numerosas distinciones entre las que se encuentra, el premio Cino del Duca en el Palacio de Versalles, Francia, por sus contribuciones en la investigación en este campo. Continúa entregado a la investigación del cáncer, así como a ganar la batalla a esa enfermedad que provoca, sólo en nuestro país, más de 55 mil muertes al año.

Importante informarse

En entrevista con La Jornada, De la Garza Salazar se mostró convencido de que la ciencia vencerá al cáncer pero, para ello, el paciente debe colaborar con el especialista informándose y atendiéndose para facilitar un diagnóstico temprano. De su paso por la historia de la cancerología mexicana de los pasados 40 años, destaca su satisfacción por haber podido salvar la vida de muchas personas, pero, tras haber convivido durante tanto tiempo con la muerte, asegura que su profesión le ha enseñado, sobre todo, a amar y disfrutar con mayor intensidad su propia vida. Esa filosofía, optimista y apasionada, es proyectada en su jovial aspecto físico, su gusto por viajar y su gran sentido del humor.

-¿Qué efectividad está teniendo la nueva vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), una de las principales causas de cáncer de útero?

-Se aplica en mujeres de 9 a 27 años de edad y brinda prácticamente ciento por ciento de protección, pero su costo aún es elevado, alrededor de 400 dólares. En una reunión que realizó la UNESCO el pasado 22 de marzo, propuse que el gobierno y la iniciativa privada proporcionen apoyos económicos para que las mujeres puedan vacunarse y evitar que cada dos horas muera alguien por este problema.

-¿Cómo ha evolucionado la enfermedad y los tratamientos desde que comenzó sus estudios del cáncer?

-Cuando llegué de Estados Unidos hace 40 años, luego de haber estudiado mi especialidad en oncología médica, me encontré con muchos problemas para romper con los paradigmas de los oncólogos de aquella época, que si bien eran muy buenos, realizaban una práctica obsoleta. El camino no fue fácil, trabajé ocho años en el Seguro Social, fundé el área de oncología médica en el Centro Médico Nacional y creé una escuela en México y Centroamérica, de la cual han surgido más de 400 especialistas: muchos de ellos hoy son directores de institutos de cancerología.

"Uno de los grandes avances desde aquel entonces es que la gente conoce más acerca del padecimiento y llegan a atenderse en etapas más tempranas, lo cual es básico para la cura, porque, cuanto más educación, menos cáncer. También hemos avanzado en tecnología e infraestructura. Por ejemplo, para el cáncer de mama hoy tenemos alrededor de 800 mastógrafos y equipos muy avanzados; asimismo las cirugías son más pequeñitas y conservadoras."

-¿Y cuánto se ha avanzado en la reducción de efectos secundarios de los tratamientos?

-La quimioterapia es agresiva, pero ya tenemos medicamentos para disminuir sus efectos secundarios. Además, en la década pasada, surgió un tratamiento muy novedoso con base en anticuerpos monoclonales para el cáncer metastásico que ataca a la célula cancerígena sin tocar la sana. Uno de estos tratamientos es el trastuzumab, que se utiliza para el cáncer de mama, o el rituximab, para el linfoma. Se trata de medicamentos muy específicos que actúan sobre receptores en la membrana de las células enfermas; sin embargo, estos fármacos aún son caros, pues cuestan entre 30 mil y 35 mil pesos.

-¿Qué ocurre si el paciente no quiere someterse a esos tratamientos? ¿Qué tanto se tiene en cuenta su opinión a la hora de aplicarlos?

-Con frecuencia los rechaza, pero, en ese caso, se le explica que si se niega a recibir quimioterapia va a morir y que existen medicamentos que disminuyen los efectos secundarios de los tratamientos, por lo que en, general, lo entiende y lo acepta.

Temores hacia el dolor

-Su discurso respecto de los avances para la cura del cáncer es muy positivo: ¿por qué ese mensaje no llega a la sociedad?

-La gente sigue relacionando el cáncer con la muerte, porque este discurso esperanzador aún no ha llegado a la sociedad por falta de difusión y educación. Por ejemplo, a veces el paciente piensa más en el dolor que provoca la enfermedad que en la misma muerte, porque no conoce del progreso en medicamentos que disminuyen el dolor.

-¿Qué opina del uso de terapias alternativas?

-Es curioso que en países tan desarrollados como Alemania, más de 50 por ciento de los pacientes con cáncer utilizan medicinas alternativas, como chochitos, cápsulas de víbora y tes, o acuden a chamanes y brujos. Desde el punto de vista sicológico pueden ayudar, pero es peligroso recurrir a esas terapias en el tratamiento de inicio porque la enfermedad pese a esos medicamentos continúa avanzando.

-¿La depresión está asociada al cáncer?

-Hay estudios que dicen que sí y, dentro de mi experiencia, he visto muchas pacientes con cáncer de mama que son mujeres divorciadas y con severos problemas personales. Cuestiones como el estado anímico, la depresión y el estrés se deberán analizar en un futuro para conocer si tienen relación con el cáncer.

-¿Qué le ha dejado su profesión a lo largo de una carrera tan amplia?

-Además de la satisfacción de curar muchas vidas, a mí, que conozco la muerte, mi profesión me ha enseñado a disfrutar más mi propia vida.

 
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