Bajo la Lupa
"Nueva OPEP del gas" contra EU y la UE
Ampliar la imagen Vladimir Putin, ayer cerca de Moscú Foto: Ap
Ampliar la imagen Hugo Chávez, ayer en Caracas Foto: Reuters
El mercado del petróleo y el gas reflejan, como pocos productos, el nuevo orden mundial imperante, lo cual entendió a la perfección el zar Vladimir Putin, el nuevo emperador geoenergético de los hidrocarburos globales. El petróleo y el gas no son asuntos de aldeana vulgaridad fiscalista, sino que pertenecen a la más elevada jerarquía de la geoestrategia.
Mikhail Zygar y Natalia Gris, del periódico financiero ruso Kommersant (19-03-07), anuncian la creación de una "OPEP (siglas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo) del gas", en Doha (la capital de Qatar, tercera reserva gasera del mundo detrás de Rusia e Irán) el 9 de abril, conformada por sus principales productores: Rusia, Irán, Qatar, Venezuela y Argelia.
La noticia fue revelada por el Kommersant ("el empresario"), propiedad del oligarca israelí-ruso Boris Berezovsky, perseguido por la justicia por sus fechorías y cobijado por los servicios secretos británicos en Londres. A su juicio, la "aparición de un poderoso jugador en la arena energética sin duda encontrará una reacción extremamente negativa de Estados Unidos (EU) y la Unión Europea (UE)".
Hasta las prósperas islas caribeñas Trinidad y Tobago, pletóricas en gas, se han entusiasmado, mientras Rafael Ramírez, ministro de Energía y Petróleo de Venezuela, entiende la nueva "OPEP del gas" como "suplemento" de la OPEP petrolera: un "mecanismo excelente para regular las dos principales materias primas en el mercado energético".
La conferencia de Doha forma parte de la próxima reunión del Foro de los Países Exportadores de Gas (GECF, por sus siglas en inglés), fundada en 2001 y concentra más de 70 por ciento de las reservas mundiales de gas. ¡Nada más!
Hasta ahora, el GECF ha sido inexistente y carece de la influencia de la OPEP petrolera. Pero no es lo mismo 2001 que 2007, cuando los diplomáticos árabes son más entusiastas que sus nuevos aliados rusos, a quienes toca proveer el paraguas nuclear a la flamante organización gasera, lo cual le confiere mayor poder al superar a la OPEP petrolera, carente de la equivalente cobertura militar.
¿Cuál será la nueva divisa del cártel gasero? Podemos arriesgarnos a adelantar que no será el dólar y que sea más probable la adopción del euro (paradójicamente apuntalado por Irán, que propina así un zarpazo a EU), y quizá del rublo ruso, que ya posee cierta respetabilidad en los mercados financieros, después de su reciente "convertibilidad" internacional, en espera de que el yuan chino y la rupia india lo imiten para penetrar las finanzas de la "OPEP gasera" que marca el diapasón del futuro energético.
Nada descabelladamente, la OPEP gasera se puede convertir en una prolongación natural del Grupo de Shanghai, apadrinado por China y Rusia, y que incorporaría a las potencias gaseras islámicas de Asia central. La jugada es sumamente brillante como muy riesgosa, porque puede acelerar los designios de balcanización por la banca israelí-anglosajona que resultaría como la gran perdedora.
Mientras "empleaditos" menores de la burocracia energética rusa, todavía fosilizados por el estalinismo, desechaban la idea del cártel gasero como "imposible (sic)" y "producto de una salvaje (sic) imaginación", en febrero pasado, durante su estadía en Qatar, el emperador geoenergético global, quien ha exhibido dotes de acrobática flexiblidad impregnada de fuertes convicciones geopolíticas, manifestó su interés por la creación del cártel gasero después de la bendición chiíta del ayatola Jamenei.
La audacia, al borde de la temeridad, del presidente venezolano Hugo Chávez -quizá apuntalado tras bambalinas por el emperador geoenergético global-, quien está leyendo impecablemente la nueva correlación geopolítica de fuerzas, empujó en forma indirecta a la aceleración de la nueva "OPEP gasera" cuando, a juicio de Kommersant, "tomó el paso de crear un cártel regional del gas que une a los principales productores de gas natural de Sudamérica: Venezuela, Bolivia y Argentina". Lo más interesante proviene de que "la producción de gas de Venezuela no sea muy grande y sus exportaciones de gas natural sean inexistentes", lo que demuestra la habilidad geopolítica de su presidente, calificado en forma ditirámbica como el "nuevo rey de Latinoamérica" por The Times, el periódico conservador de Londres. En estos momentos, Sudamérica representa la región de mayor creatividad geopolítica del planeta.
El secretario de Energía de EU, Samuel Wright Bodman III, puso el grito en el cielo: "las iniciativas, nuevas o viejas, que controlan el abasto de energía de los mercados (sic) o limitan el rol del mercado (sic) en fijar los precios, contradicen los intereses de largo plazo de los productores y consumidores". Bodman III no dice nada del selectivo "mercado" duopólico energético que controlan las plazas de Nueva York (Nymex) y Londres (IPE).
La UE se encuentra más nerviosa que EU. Su comisionado en Energía, Andris Piebalgs, ya había expuesto su inquietud tras el acercamiento entre la rusa Gazprom y la gasera estatal argelina Sonatrach, lo cual, a nuestro juicio, daba el arranque a la creación del cártel gasero: "la UE puede ser puesta en posición muy vulnerable" debido a su dependencia energética con Rusia. No lo dicen nuestros amigos europeos, pero un pleito con Irán representa un suicidio energético en el corto-plazo y les quita el margen de maniobra para diversificar su abastecimiento gasero.
Una crítica de los consumidores de EU y la UE abulta que los contratos del gas tienen que ser necesariamente en el largo plazo, "lo cual dificulta la manipulación de precios al antojo", además de su carácter "regional" debido a la dificultad de su transporte. Pero los contratos se pueden adaptar (con ajustes cronológicos) sin mermar sus intereses que deben tener presente los hidrocarburos como un binomio indisociable: petróleo y gas, y no como productos disgregados comercialmente e inarticulados geopolíticamente. Sin duda, el reciente acuerdo gasero entre Bolivia y Brasil ejemplifica su carácter regional.
¿Cómo podrán contrarrestar EU y la UE un acuerdo de la nueva OPEP del gas con China e India?
En nuestro libro Los once frentes antes y después del 11 de septiembre: una guerra multidimensional (Ed. Cadmo & Europa, 2003) exploramos la probabilidad de una "OPEP del gas", así como propusimos en nuestra conferencia magistral de Sucre, Bolivia (primer Encuentro de Pueblos y Estados por la Liberación de la Patria Grande), a finales de octubre pasado, la creación de una "OPEP sudamericana". Entendemos que una "OPEP latinoamericana", en la que brillaría intensamente el eje México-Venezuela, respresenta una de las peores pesadillas de EU.
El disfuncional "México neoliberal", desconectado energéticamente de Sudamérica y absorbido por el ASPAN unilateral de EU, se encuentra ausente de las estratégicas tratativas geoenergéticas globales. El "México neoliberal", gobernado por la ineficiente fiscalcracia desde hace un cuarto de siglo, no existe en el mundo estratégico del gas ni del petróleo y se ha aislado al aplicar infructuosamente una demencial política fiscalista en momentos del auge de la geopolítica, a la que desconoce en su ignorante léxico.